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2010/12/31

LPG-Un mejor país es posible

 Hace algunos días el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) informó que El Salvador ha vuelto a ocupar el puesto 90 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por expertos que apoyan los resultados basados en parámetros como la salud, la educación y los ingresos de 169 países.

Escrito por José Guillermo Zelaya Portillo.31 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

En cuanto a estas clasificaciones hace 20 años el nivel de desarrollo humano de un país se medía por su crecimiento económico, pero en 1990, el PNUD introdujo el IDH con el objeto de clasificar a los países no solo por sus ingresos per cápita, habiéndose sumado los indicadores de salud y educación, considerando que las personas son la verdadera riqueza de una nación y que el crecimiento económico de un país por sí solo no era suficiente para que las personas mejoraran su calidad de vida.

Esto significa que nosotros, como sociedad, podemos colaborar para que nuestro país obtenga en el futuro una mejor ubicación con procesos de educación y de beneficio de la sociedad, con el ejercicio de valores como la igualdad, el respeto, la tolerancia, justicia y cooperación, fortaleciendo la práctica del “nosotros”, aprendiendo a pensar y actuar en grupo, para el logro de objetivos comunes.

No debemos olvidar que el proceso participativo debe empezar dentro de la propia familia, en donde las personas que la integran deben considerar que el bienestar de la familia es una responsabilidad de todos sus miembros.

Por otro lado, en la medida en que el gobierno y las instituciones desarrollen acciones eficaces que beneficien a la población y mejoren sus condiciones de vida, así se fortalecerá la gobernabilidad democrática.

Esto puede lograrse fomentando la honestidad, ampliando la participación ciudadana, combatiendo la corrupción, contando con funcionarios eficientes y atendiendo el bien colectivo por encima del bien individual. Todo ello permitirá una efectiva gobernabilidad democrática, entendiéndose esta como la integración y la participación de los grupos sociales, los partidos políticos y el Estado en la solución de los problemas nacionales y la facilitación del bienestar a toda una parte significativa de la población.

Alcanzar un desarrollo humano alto en El Salvador es un objetivo posible y necesario, pues otros países lo han logrado, aquellos que nunca han renunciado a la tarea de construir su propio destino y han partido de un claro reconocimiento de sus problemas, que nutriéndose de las diferentes apreciaciones de diversos sectores sociales han logrado concertar, ponerse de acuerdo y lograr una visión de país que ha servido de guía para crear instituciones que han generado las transformaciones más sentidas de la sociedad.

Como población, debemos reconocer los logros alcanzados en el país, pero no debemos olvidar el reto de acabar con aquellas barreras históricas y culturales que privilegian la confrontación, la imposición y la violencia como métodos para resolver los conflictos, en lugar del diálogo, el debate y la concertación. Recordemos que la confianza, el optimismo y la capacidad de establecer consensos pueden ayudar al logro de objetivos colectivos de beneficio para la comunidad.

Como en todas las situaciones se vale soñar, imaginémonos dentro de una década a un país de ciudadanos integrales, creativos e innovadores, a una nación sin delincuencia ni crimen organizado, con una tasa de homicidios de 6 por cada 100 mil habitantes, habiendo logrado ser uno de los países más seguros del mundo, con contribuyentes honestos y respetuosos de la ley, formados en el juego limpio y el respeto a las reglas.

Con un país en el que nadie está por encima de la ley, y en fin, con una Corte de Cuentas despartidizada, transparente y convertida en un orgullo nacional y un modelo internacional.

Un mejor país es posible

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