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2010/12/29

Co Latino-En medio de las fiestas | 28 de Diciembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 José M. Tojeira.28 de Diciembre. Tomado de Diario Co Latino.

En medio de las fiestas necesitamos siempre reflexión. Cuando la fiesta se vuelve agitada, desaparece el diálogo y abunda la carcajada estéril, ni se descansa ni se aprovecha la fiesta en su hondo sentido humano. Y en particular estas fiestas de Navidad y año nuevo, con todas las implicaciones religiosas, familiares, históricas y relacionadas con la memoria de una buena parte de la humanidad, nos llaman a una particular reflexión.
Nos invitan a ver la historia desde el amor. No con los ojos del éxito inmediato, del triunfo sobre el enemigo, de la fuerza como camino de autorrealización. Lo que parece evidente en las relaciones imperialistas de tipo internacional, lo que con tanta facilidad se escucha en los discursos nacionalistas, es con frecuencia lo menos sólido de la historia humana. Porque en efecto, la vida del ser humano no puede transcurrir sin solidaridad y sin vínculos afectivos profundos.
Sin embargo, con demasiada frecuencia en el mundo en que vivimos establecemos diferencias artificiales de nacionalidad, color, cultura y nos olvidamos de que la humanidad es una. Ni siquiera en nuestros propios países tenemos una clara concepción de todo lo que nos une, que es siempre más de lo que nos separa. Las noticias hablan con frecuencia de la violencia, de las diferencias políticas, de las protestas, y nos hace pensar que somos un país dividido. Pero a pesar de las separaciones artificiales, en incluso de las reales, el diálogo y la comprensión funcionan con mayor fuerza en la vida salvadoreña que los egoísmos, las irresponsabilidades y la brutalidad. Es la razón por la que hay mas gente buena que mala, y es la razón de que podamos seguir viviendo con esperanza.
Pasa en nuestra historia algo parecido a lo que pasa en el tráfico. En el tráfico hay gente prepotente, excesivamente competitiva, irresponsable, colérica, insultante, brutal en ocasiones. Los resultados son terriblemente duros, y somos uno de los países con mayor número de muertos por accidentes de tránsito.
Y sin embargo, una gran mayoría de los que manejan son responsables, atentos, procuran no estorbar ni hacer daño. Necesitamos mejorar sustancialmente la calidad de nuestro tráfico, hacerlo menos peligroso y más responsable. Pero eso no quita para que sepamos también que los que manejan bien son muchos más que los que manejan mal.
Y lo mismo en El Salvador. Necesitamos mejorar mucho, hacer cambios sustanciales, pero sabiendo que hay más gente buena y con deseo de hacer el bien en nuestro país, que irresponsables y malintencionados.
En estas fiestas de Navidad y Año Nuevo la reflexión debe llevarnos a considerar que todo lo que sea impulsar los valores de diálogo, solidaridad, amor al prójimo, capacidad de perdón y reconciliación, desarrollo de vínculos familiares generosos, tiene una repercusión histórica mucho más fuerte en el largo plazo que el grito, el insulto, el egoísmo insolidario, la defensa de los privilegios de unos pocos frente a la pobreza de muchos.
Y debe llevarnos también a planificar el futuro personal y social en base a esos valores. Ninguna persona ni ningún país se desarrolla adecuadamente si no se planifica el futuro con racionalidad y solidaridad. La ley de lo que me conviene individual y egoístamente sólo lleva a la confrontación y a la violencia.
Las dos fiestas, Navidad y año Nuevo, están de alguna manera colocadas estratégicamente juntas. La Navidad para recordarnos la solidaridad de Dios con nosotros, y el Año Nuevo para dejarnos claro que tenemos que construir el futuro desde los valores solidarios de la Navidad. La alegría es necesaria y congruente con estas fiestas. Pero como verdadera alegría humana, debe hacernos mirar al futuro con esperanza y al presente con verdadero humanismo. La Navidad es alegría con amistad y familia. El Año Nuevo ampliación de la amistad y la familia a todos nuestros prójimos y a toda la familia humana.
Fiestas para la reflexión, para el restablecimiento de vínculos profundamente humanos, para el recuerdo del Dios que se hace solidario con la humanidad hasta hacerse carne en ella. Fiestas para pensar en el futuro con más justicia, más diálogo y más racionalidad tanto en la planificación de ese mismo futuro como en las luchas y reivindicaciones pacíficas de quienes siguen teniendo hoy hambre y sed de justicia.
En ese contexto cabe recordar a las víctimas, lisiados, dañados y desmovilizados de nuestra guerra civil, y pedir mayor justicia para ellos. Y cabe también decirles a quienes se tomaron la catedral, que ese no es el camino para pedir justicia. Impedir a la Iglesia su labor de reflexión cristiana con medidas de fuerza produce tanto en el corto como en el largo plazo el efecto contrario a lo que se pretende. Lo haga quien lo haga.     

En medio de las fiestas | 28 de Diciembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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