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2010/12/31

LPG-Editorial-Un año que nos deja importantes lecciones por procesar

 Las dificultades de la realidad son productoras naturales de lecciones. En ese sentido 2010 ha sido muy rico. Esperamos que 2011 lo sea aún más, porque estamos entrando en zona de retos mayores.

Escrito por Editorial.31 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Este año ha concluido, y al filo del que viene es irresistible e ilustrativo hacer cuando menos un primer recuento de lo que nos deja. Lo ocurrido en 2010 tiene de todo: iniciativas, tropiezos, proyecciones, desencuentros, expectativas, incertidumbres. De seguro, lo que prevalece son las incertidumbres, y es a lo que tendría que prestársele especial atención y cuidado, porque la incertidumbre es el principal alimento de la desconfianza y ésta el factor más determinante de la desaceleración en todos los órdenes. Insertos como estamos en ese círculo vicioso, la más apremiante urgencia nacional en estos momentos estriba en revertir dicha contradinámica, para entrar lo más pronto posible en una corriente de energías restauradoras.

La primera lección que nos deja el año que concluye es la necesidad de enfocar los hechos del momento nacional en forma desapasionada y sincera, sin sesgos ni disimulos interesados. Esto implica tener la voluntad y la capacidad de ver las cosas en perspectiva, y no sólo con fijación en lo inmediato. Los temas de mayor trascendencia, como la seguridad y la economía, no pueden quedar reducidos al interés del momento, porque su complejidad es estructural, y en ese sentido hay que tratarlos y buscarles soluciones sostenibles.

Complementariamente, ya no puede ser cuestionable que es imperioso definir una línea de acción sustentada en el bien común, que todos estamos en el deber de asegurar y promover. Esto requiere un compromiso con el desarrollo, a partir de una visión de servicio que tenga como mira superior el progreso de todos y cada uno de los salvadoreños. Aunque parezca aspiración idealista, lo que acabamos de expresar constituye el núcleo del esfuerzo democratizador en el que estamos empeñados desde que hace ya treinta años colapsara el esquema autoritario formal que logró prevalecer al menos durante medio siglo.

Y todo ello sólo es factible si las energías positivas desatadas por la evolución histórica se hacen valer por encima de los anticuerpos negativos que se alimentan de las reservas del pasado. Esto implica salirse de las viejas camisas de fuerza de las ideologías estereotipadas, para pasar a enfoques pragmáticos que busquen, como objetivo principal e irrenunciable, la modernización nacional en clave de progreso acelerado. Ya no podemos seguir conformándonos con el avance a paso de tortuga, ni a los altibajos constantes, como los que se ven en el desenvolvimiento económico del país. Y para acelerar hay que innovar, comenzando por la innovación política, que es sinónimo de moderación creativa.

Otra lección que ha sido enfatizada en el año que está terminando es la del imperativo de interactuar. Cada vez resulta más incomprensible que las fuerzas políticas se enzarcen a la primera de cambio en disputas de mera coyuntura cuando hay tantos problemas reales por resolver. Y esto mismo puede decirse de lo que pasa entre las fuerzas políticas y las fuerzas económicas y sociales. Por eso, cuando se da un entendimiento importante, como algunos que se han dado recientemente entre el FMLN y ARENA, aunque sea en puntos polémicos, lo destacamos como signo de que es factible activar con éxito los mecanismos de la concertación.

Las dificultades de la realidad son productoras naturales de lecciones. En ese sentido 2010 ha sido muy rico. Esperamos que 2011 lo sea aún más, porque estamos entrando en zona de retos mayores.

Un año que nos deja importantes lecciones por procesar

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