EDH-Salidas al problema vial

 Javier Tobar Rodríguez.10 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.

Recientemente un dirigente empresarial de buses propuso la creación de un fondo para garantizar el pago de la indemnización por accidentes de tránsito, a conformarse por una cantidad de dinero descontable del costo por la emisión de la tarjeta de circulación vehicular. Asimismo, se publicó en un rotativo que los accidentes de tránsito constituyen una causa de mortandad y que también eleva la factura de la asistencia sanitaria de nuestro país.

Es plausible que de nuevo se traiga a cuento el problema vial y que se propongan soluciones, más cuando procede de un sector señalado por la sociedad como provocador del riesgo y daño. Y es que, social y jurídicamente se reconoce que hay ciertas ocupaciones de la vida del hombre en sociedad que son más propensas a generar daños. El tipo de sociedad en el mundo en que vivimos reconoce la existencia de los riesgos propios de ciertas actividades; a los salvadoreños políticamente organizados les corresponde tomar la decisión sobre quién es el sujeto que debe soportar el costo por la realización de una actividad que intrínsecamente es riesgosa o proclive a producir siniestros.

Entonces, el problema de responsabilidad civil por daños cae en la cancha de la Asamblea Legislativa y eventualmente, por omisión legislativa, en el patio del Órgano Judicial. Así, por ejemplo, los diputados deben ser independientes para decidir sobre el asunto, a fin de no cargar los dados a favor de un sector transporte, que podría patrocinar sus campañas, porque de no ser así, podría afectar la propiedad de los ciudadanos sin causa razonable. En ese sentido, si prosperara la propuesta citada, un ciudadano se preguntaría: ¿Por qué debo pagar los platos rotos, si no soy yo el causante directo del daño? En otras palabras, que pague quien resulte responsable de los daños.

Precisamente sobre tal punto, "al toro por los cuernos", si en los medios de comunicación es insistentemente señalado que los motoristas del transporte público y de carga debido a la forma macabra de conducir ponen en peligro a la población, tienen que ser ellos quienes resulten responsables.

En este tema, dos aspectos resaltamos: a) Prevenir accidentes. Debe existir un plan agresivo de control vehicular e imposición de sanciones a los infractores y especialmente a los temerarios, para ello basta con que la policía salga a la calle y actúe frente al "pandemónium" que causan los cafres que conducen buses en sentido contrario y a toda velocidad. Para detectarlos in fraganti y parar este caos, debería autorizarse que policías vistan de civil, y b) Proteger a la víctima. En ello cabe precisar que debe asegurarse el pago de la indemnización por el daño causado por el accidente. En este sentido, es imperativo como medida profiláctica la exigencia de un seguro de daños. Ésta ha sido impopular en otros años; sin embargo, "donde manda capitán no manda marinero", el Estado debe por fin amarrarse los pantalones y poner orden.

Es cierto que para muchos el ve- hículo es una necesidad más que un lujo, que la situación económica es difícil, sin embargo, la exigencia de la contratación de un seguro contra terceros puede garantizar el pago de la indemnización por los daños. Probablemente, si todo el parque vehicular estuviese asegurado, los costos de su contratación bajarían, según la economía a escala, es decir, en tanto más seamos los contratantes, los costos por la prestación del servicio deberían disminuir.

Hoy en día, en el tipo de sociedad en que vivimos, el tema de los seguros de todo tipo es de suma importancia. La protección de los usuarios del servicio debería ser un asunto de interés público.

Es cierto que la propuesta puede parecer inspirada por un principio de solidaridad. Es afortunado pensar solidariamente; sin embargo, las ideas pueden ser como el "lobo vestido de oveja", porque los que con sus conductas viales no incrementan el riesgo propio de la conducción vehicular, no tienen por qué subsidiar las conductas de los sujetos habitualmente irresponsables. Quizá esta sea otra faceta del sector transporte que pide incremento al pasaje, pago de subsidio a costa de la población trabajadora; deberían mejorar el servicio prestado.

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