Ramón D. Rivas (Parte 2 y última ).11 de Diciembre. Tomado de Diario Co Latino.
Hace ya casi tres semanas en ocasión del Primer Encuentro-taller sobre Inventario de Bienes
Culturales, celebrado en la ciudad de Granada, Nicaragua, tuve la oportunidad de platicar con doña Amparo Gómez-Pallete, Directora General de Patrimonio de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo, AECID y don Francisco Javier Velasco Gutiérrez, Coordinador en Nicaragua del Programa Cultura y Desarrollo de la AECID.
Lo que aquí presento a los lectores, en esta segunda entrega, es el producto de una conversación amena que he tenido con dos especialistas del patrimonio que han sabido hacer de la cooperación internacional en Nicaragua — enmarcada en el patrimonio material e inmaterial— un bien de desarrollo en beneficio de un pueblo que se ha dado cuenta que no hay que desaprovechar oportunidades, sobre todo cuando estas parten de la misma cultura del pueblo. Amparo Gómez Pallete rememora los orígenes del proyecto en Nicaragua y dice: “Y es que aquí, todo el trabajo inició a raíz de la conmemoración de los 500 años de la llegada de los españoles a esta parte del mundo.
El trabajo inició no tanto con un componente social, se trataba de proyectos estrellas. Afortunadamente aquel inició muy pronto se tiñó con el componente social e indisolublemente unido al uso público. Un edificio viejo e inservible ante los ojos de muchos, por ejemplo, debía de ser puesto en valor. La población meta iba a ser de una vez el ciudadano, ese ciudadano con menos recursos, el más pobre. Y es que es soy de la opinión, —dice la especialista—que precisamente en esta población es donde se constata que el patrimonio esta más vivo, está a flor de piel y esto a pesar de la globalización”.
Francisco Javier Velasco Gutiérrez está convencido que, “las políticas deben ser enfocadas para el bien común y no solo para unos pocos. Y aquí nos referimos al estado de las ciudades, de los pueblos, los parques, las calles. Entonces, en esto no podemos conceptualizar nuestro trabajo sino tomamos en cuenta a la gente que tenemos, —y reafirma— un programa de patrimonio con enfoque de desarrollo debe definir sus líneas de acción reorientándolos tanto a la lucha contra la pobreza, como también hacia el fortalecimiento de la identidad cultural del desarrollo sostenible.
En este enfoque, —continúa el especialista—el objetivo es utilizar el patrimonio cultural como generador de desarrollo sostenible de las comunidades depositarias de dicho patrimonio y es por ello que se establecer un nuevo enfoque para los proyectos del programa patrimonio en el cual las nuevas intervenciones deben partir de la identificación; en primer lugar, de los objetivos del desarrollo —lucha contra la pobreza— valorando después las posibilidades de utilizar la puesta en valor del patrimonio cultural como elemento que contribuye a la consecución del objetivo de desarrollo integral”.
El especialista cree firmemente que “la pobreza sigue y seguirá siendo uno de los principales problemas en países en desarrollo, Esta malogra las esperanzas, especialmente de los jóvenes en un país. Todo programa destinado a disminuir la pobreza debe incluir acciones orientadas a los jóvenes ya que precisamente ellos son la parte más débil de la cadena social. Por tanto, al invertir en ello, no solo se garantiza el goce pleno de sus derechos sino que también se contribuye a su desarrollo y su bienestar, y por ende, al desarrollo del país. En este sentido —dice— creo que es fundamental apoyar programas de formación y de capacitación, fomentar la identidad cultural para incidir en su inserción laboral y en el desarrollo social y económico sostenible”.
Sin más, este ya curtido y especialista, por los tantos años de experiencia es de la opinión que “el derecho a la identidad y la defensa de la diversidad cultural son componentes irrenunciables del desarrollo humano integral y que sin lugar a dudas el patrimonio material e inmaterial, cultural y natural es uno de los principales recursos para el desarrollo sostenible de los pueblos”.
Y es que, sin lugar a dudas, en Centroamérica gran parte del desarrollo económico y social se basa en su fuerte tradición cultural, tanto por su patrimonio tangible e intangible, como por su productividad artesanal y su comercio que ocupa gran parte de la población y esto es una constatación. Centroamérica es una reserva viva de las tradiciones prehispánicas, coloniales y republicanas, tradiciones que han mantenido la identidad cultural de la comunidad del país. A todo eso hay que añadir los indiscutibles atractivos naturales y paisajísticos que poseen la región; lagunas, volcanes y rutas, entre otras, que hacen de la región de potencial turístico.
La experiencia y los hechos concretos que nos muestran estos expertos de la cooperación española nos demuestran que para lograr el desarrollo económico y social de la región se debe fortalecer el desarrollo cultural y turístico en todos los sectores, aprovechar la articulación, el empuje y la coherencia que existe en las barriadas, por muy sencillas y “populares” que parezcan, las comunidades indígenas el campo, los cafetales, calles y parques de pueblos, ciudades y comunidades a lo largo y ancho de toda la región y nuestro país, El Salvador, es rico en todo eso.
Creo que en materia de cultura hay mucho que aprender de la experiencia nicaragüense ya que como muy bien lo afirma Francisco Javier, ”la población tan celosa de sus tradiciones y cultura, ha ido demostrando un interés creciente por la calidad del entorno urbano y lógicamente por sus propias viviendas que sin duda impactan sobre la producción, y sobre todo, la comercialización de sus productos, ante un turismo creciente y cada vez más selectivo con los aspectos culturales y ambientales de las comunidades que visitan.
Para la población de Nicaragua, el patrimonio no es una construcción teórica sino el escenario de sus actividades y de sus propias vidas”. Sin más, considero que la cultura y el patrimonio cultural deben tomarse en cuenta en el desarrollo e implementación de las políticas públicas, y deben ser considerados como un instrumento de primer orden que contribuye a lograr el desarrollo local y nacional. El que la gente tenga acceso a la cultura es un elemento importante para evitar la exclusión social.
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