Sergio Rodríguez Ávila.02 de Mayo.Tomado de El Diario de Hoy.
A pesar de que algunos medios tradicionales publicaron o mencionaron la noticia, si usted es una persona activa en las redes sociales o lee sus noticias por medio del Internet, se tuvo que haber enterado de una información posiblemente sin precedentes en El Salvador. Vimos al Presidente de la República junto con su familia subido en un avión privado, durante unas vacaciones de fin de semana, rodeado de un lujo que sin lugar a dudas no se puede cubrir con el salario que le otorgamos al Presidente.
Esta noticia fue publicada por el periódico digital La Página, donde obtuvo las fotos del perfil de Facebook de una supuesta familiar de la Primera Dama. Quiero hacer énfasis que el Presidente Funes tiene todo el derecho a vacaciones. Él es humano y como todos merece descansar, necesitamos a un líder con mentalidad fresca y con muchas energías para tratar de solucionar los muchos problemas que nos rodean.
Mi objetivo no es seguir hablando de una nota que está siendo discutida posiblemente en miles de hogares en nuestro país, especialmente viniendo del primer Presidente del FMLN y un gobierno con una campaña publicitaria que nos sugería que para las vacaciones nos quedáramos en El Salvador, lo cual vuelve la nota muy irónica. Además, si se tienen los medios para hacer un viaje de este tipo, enhorabuena. Según declaraciones de Casa Presidencial, un amigo del Presidente le prestó el avión, esperemos que no sea a cambio de nada, a pesar que considero que en esta vida nada es gratis. Especialmente un favor de este tipo, que según expertos anda en docenas de miles de dólares.
Mi objetivo es analizar la conclusión más importante que podemos sacar de esta nota: hoy no se necesitan los medios de comunicación tradicionales para dar a conocer estos tipos de sucesos al público. Además, si alguien quiere darla a conocer, lo puede hacer con completa anonimidad (en este caso sí sabemos quién la publicó).
Estuve leyendo con mucho detenimiento los comentarios que escribieron muchas personas en la misma página donde se publicó y los diferentes debates que se iniciaron en las redes sociales. La mayoría eran críticas al Presidente, pero también una buena porción era criticar la nota en sí, donde la calificaban de periodismo al estilo paparazzi.
¡La única opción que tenemos los salvadoreños para conocer la realidad es que los periodistas tomen una buena dosis de coraje!
Por supuesto que tener coraje no quiere decir volverse amarillistas ni sensacionalistas, hay que acompañarse siempre de evidencias que vuelvan las notas de alta credibilidad.
Reporten notas desde un político presentándose a su trabajo con olor a licor hasta cuestionables ilimitados recursos para campañas políticas y unas vidas de lujos de políticos que no tienen más ingresos que los que el Estado supuestamente les otorga por fungir en sus labores. Si sus jefes no quieren publicar sus notas, la solución es fácil, sólo tienen que enviar un correo masivo con la nota o subirlo en Facebook o Twitter. En el peor de los casos, ¡consigan un fax y envíenlo a cientos de personas!
Por supuesto que me queda una duda, ¿vamos a reaccionar los salvadoreños a casos penosos de corrupción que podamos conocer o simplemente vamos a continuar riéndonos sin protestar?
Periodistas, comuniquen lo más posible, ustedes son nuestros ojos, oídos e incluso olfato. Como me comentó un amigo comunicador a través de las redes sociales, recordando una frase de Gabriel García Márquez en relación al periodismo investigativo: "La investigación no es una especialidad del oficio, sino que todo el periodismo debe ser investigativo por definición".
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