Después de una noche de desvelo por el desalojo en nueve cuadras del centro capitalino, el alcalde capitalino dijo que su plan de reordenamiento va en un 20% de ejecución. A estas alturas, sin embargo, la comuna solo puede ofrecer una alternativa a la mitad de los 16 mil vendedores de la vía pública.
Gabriel Labrador Aragón.09 de Mayo.Tomado de El Faro.
La alcaldía de San Salvador enfrenta un problema de espacio para asignar un puesto de venta a los 16 mil vendedores informales que se estima ocupan la vía pública en la ciudad y que el alcalde quiere desalojar de calles y aceras. Al menos cuatro proyectos que el alcalde Norman Quijano mencionó este domingo solo alcanzarían para reubicar a unos 7 mil vendedores. 9 mil comerciantes no tienen, por ahora, una propuesta de destino.
Los cuatro proyectos que mencionó Quijano aún no existen, pero ya están en planes y algunos más encaminados que otros. Quizás el que está más adelantado es el que habilitaría el predio frente al ex Cine Libertad, sobre la 4a. Calle Poniente, y cuyo diseño definitivo podría conocerse a más tardar en 12 días.
Quijano mencionó que el “mercadito Libertad” tendría un costo de 1.4 millones de dólares que sacará de la colocación de títulos de deuda que la comuna hizo en la Bolsa de Valores.
Un segundo proyecto para otorgar espacios de comercio a los vendedores es el del parque Hula-Hula, a una cuadra de la Catedral Metropolitana, sobre la calle Rubén Darío, y para el cual Quijano reveló que planea darlo en concesión a empresas suramericanas “por falta de fondos propios”.
Con estos proyectos, la alcaldía capitalina estima que podría reubicar al 44% de los 16 mil vendedores informales que ocupan el espacio público de San Salvador.
Otros dos proyectos de menor envergadura incluyen la construcción de una pequeña plaza sobre una bóveda en el barrio La Vega y la habilitación de espacios de venta en el parque Cuscatlán para que sean usados exclusivamente durante los fines de semana.
Quijano termina su mandato el 30 de abril de 2012. En los dos años de gestión que se cumplieron el 1 de mayo el edil ha reubicado a mil 500 vendedores informales, producto de las negociaciones y de desalojos impulsados hasta la fecha. Solo para los desalojos que desarrolló durante este fin de semana, en los que removió 189 puestos de venta sobre la calle Arce y avenidas aledañas, la comuna negoció durante casi cinco meses. “Lo difícil no es botar champas y locales, lo difícil son las negociaciones que duran meses”, dijo Quijano.
Todo indica, por el ritmo que ha llevado el edil, que lograr la reubicación de 16 mil vendedores sería toda una odisea.
La alcaldía capitalina ha promovido la creación de 2 mil puestos y para ello ha echado mano de predios y lugares incluso propuestos por los vendedores, como el predio del ex Cine Central, sobre la 1a. Avenida Norte, o la plaza Juan Pablo II, entre la 3a. Calle Poniente y la 5a. Avenida Norte, explicó Carolina Ramírez, gerente de la comuna.
De esos puestos, añadió, solo quedan disponibles 500, y algunos de ellos están dispersos en los 23 mercados de la capital. Los mercados tenían una capacidad para 12 mil comerciantes y están casi llenos.
Ardió la Arce
La Alcaldía de San Salvador emprendió una batalla durante la noche del sábado y la madrugada de este domingo para quitar de las aceras de la calle Arce, en el centro de la ciudad, unos 189 puestos de venta.
Los vendedores informales habían decidido permanecer en sus puestos de venta y responder ante cualquier intento de la comuna por quitarlos. Alrededor de las 9 de la noche, cerca de 2 mil 500 agentes de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) de la Policía Nacional Civil, y del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) comenzaron con los desalojos: la intención era sacar a los resistentes y eliminar los puestos de venta informal de la Calle Arce, entre la 7a. Avenida Sur y la 11a. Avenida Sur.
Hubo piedras, barricadas improvisadas, fuego, vidrios y cohetes lanzados por los vendedores hacia los agentes que los intentaban sacar. Un empleado de la Alcaldía resultó herido y nueve presuntos vendedores informales quedaron detenidos, uno de ellos por el delito de lesiones y será puesto a la orden de la Fiscalía General de la República. Igual pasará con los restantes ocho detenidos, a quienes se les acusará de desórdenes públicos.
Hubo cuantiosos daños en la infraestructura pública: semáforos, inmuebles, la alcaldía, el Teatro Nacional y el Palacio Nacional. La secretaría de la Cultura informó que los daños en el Palacio ascienden a medio millón de dólares.
Como un general que visita el campo de batalla después de la guerra, el alcalde Quijano llegó a la calle Arce del centro de San Salvador a las 3 de la madrugada de este domingo. Maquinaria pesada ya desarmaba con estruendo las galeras que en los últimos cinco años se habían adueñado de las aceras del sector. La maquinaria también se desplegó hacia los lados, es decir, que partiendo de la calle Arce, desarmó los puestos existentes una cuadra al norte y otra al sur. En total, 189 puestos quedaron hechos escombros.
"Estos no son vendedores humildes, no es la señora que viene con su canasto a vender mangos. Estos son almacenes los que estamos desmontando", dijo Quijano, quien se hacía acompañar de un séquito de empleados de la alcaldía. Las galeras que comenzaron a desmontarse con estruendo de maquinaria pesada medían aproximadamente entre tres y cuatro metros de largo. Tenían luz eléctrica, y en algunos casos servicio sanitario, y estaban construidas con hierro y láminas. En muchos casos, el piso era de cerámica.
“Y eso que no hemos llegado a donde asustan”, dijo Quijano, en alusión a los puestos de venta ubicados entre la 7a. y 5a. Avenida Norte. “Esta gente no paga ni un cinco de impuesto, afectaba la seguridad ciudadana y el ornato de la ciudad”, declaró.
"Estos son pícaros vendedores que se han adueñado de la ciudad a costa del ornato y la convivencia. Por estos puestos pagaban un alquiler de 400 dólares. ¿Cómo es que dicen que no tienen para pagarme un dólar para los puestos que les he ofrecido?", reclamó Quijano.
El alcalde dijo que los vendedores habían sido notificados la semana pasada sobre el desalojo, ante lo cual, unos 100 optaron por retirar la mercadería de sus locales. Muchos de ellos, asegura Quijano, se instalaron en los edificios que la alcaldía ha propuesto para reubicarlos, entre ellos la Plaza Comercial Municipal Roosevelt, Plaza Comercial Independencia, Centro Comercial Juan Pablo II, Plaza Comercial Central (ex cine Central) y los mercados.
Según un comunicado de la alcaldía, en lo que va del año, alrededor de 520 comercios informales han aceptado las propuestas de reubicación de la municipalidad.
No todas las reubicaciones que se han dado han sido producto de los desalojos. La alcaldía ha impulsado seis ordenamientos voluntarios con vendedoras que estaban en la Avenida Independencia, en la 3a. Calle Oriente (a un costado del Parque Infantil), en la Diagonal Universitaria (a un costado del INDES), en la 33a. Avenida Norte (frente del Instituto del Cáncer); en la 24a. Avenida Norte, en la zona de Metrosur.
La alcaldía tiene instaladas tres mesas de negociación abiertas: una con los vendedores de la plaza San José, que tiene 150 vendedores de tres asociaciones; otra con las ventas de la Calle de La Amargura, y otra con los comerciantes de la calle Arce, entre la 7a. y 5a. Avenida Norte.
Quijano agradeció a la Policía Nacional Civil y a la presidencia por la colaboración brindada. A las 3 de mañana, la presencia policial era la mínima, según dijo Gersan Pérez, jefe de la Delegación Centro de San Salvador.
Quijano y el Ejecutivo han tenido roces por el plan de reordenamiento en el centro. Ambos aducen que están dispuestos a hablar pero han promovido, cada quien, sus propios proyectos. El Gobierno promovió que el transporte público ya no circulara por el centro de la ciudad, mientras que Quijano ha tenido que lidiar con las ventas informales, algo que su predecesora, Violeta Menjívar, no hizo. Pero, además, Quijano había propuesto un nuevo sistema de transporte para el Área Metropolitana de San Salvador y cuando el Ejecutivo lanzó su idea, parecía una réplica de la propuesta del alcalde, quien se terminó quejando amargamento que le habían plagiado su idea.
“Deberían estar presos”
El alcalde Norman Quijano y el síndico de la comuna Ernesto Criollo acusaron a los dirigentes de vendedores, Pedro Julio Hernández, Martín Montoya y Rodolfo Pereira, de estar detrás de los hechos vandálicos que provocaron millonarios daños en el centro de San Salvador. "Deberían estar presos", dijo Quijano.
Criollo especificó que acusarán a los dirigentes de amenazas y daños a la propiedad privada, pues antes de los hechos vandálicos de este fin de semana, la alcaldía había recibido nuevas amenazas que se vieron materializadas este fin de semana.
El síndico agregó que será la Fiscalía la encargada de individualizar las conductas delictivas de los detenidos con base en la información que ellos, como autoridad municipal, tiene sobre los detenidos y los líderes. "No hay duda de que ellos son delincuentes", añadió Criollo.
Hernández, Montoya y Pereira han dicho en diversas ocasiones que Quijano es incapaz de ofrecer propuestas serias y viables a los cientos de vendedores que representan, y que lo que busca es liderar una campaña de terror contra los vendedores.
Pedro Julio Hernández ha sido asesor de la bancada legislativa del Partido Demócrata Cristiano, reclutado por el secretario general del partido, Rodolfo Párker.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.