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2011/05/09

El Faro-Crimen y violencia en Centroamérica - ElFaro.net

 Por Mauricio Silva.10 de Mayo.Tomado de El Faro.

El Banco Mundial acaba de publicar el documento “Crimen y Violencia en Centro A mérica, Un desafío para el Desarrollo”, el cual aporta información interesante sobre esos temas que se han constituido en un problema clave para nuestro desarrollo. El trabajo del Banco Mundial, una fuente más en estos temas, tiene aportes interesantes al cuantificar muchos de los costos de la violencia, identificar sus causas en la región, sus efectos en el desarrollo y presentar algunas de las opciones de políticas para tratar los problemas. Resumo a continuación lo más relevante de dicho informe.

La magnitud del problema en nuestro país es muy alta. El Salvador tiene el índice de homicidios más alto de América Latina, 58 por cada 100,000 habitantes, comparado con 20 promedio para toda América Latina. Estamos también en los primeros lugares en los índices totales de victimización y de robos; el 19% de adultos han sido víctimas de crimen en los últimos 12 meses y casi el 11% de robo. Los hombres jóvenes son mayoría tanto entre los perpetradores como entre las víctimas (alrededor del 60%). Los pobres sufren más la violencia.

Los salvadoreños vivimos de cerca y a diario los costos directos de la violencia, pero más allá del trauma y sufrimiento de las víctimas, el crimen y la violencia conllevan costos económicos abrumadores. Para El Salvador los costos económicos totales los cita el estudio en $ 2,010 millones (Acevedo 2008), equivalentes al 10.8% del PIB; esos costos son principalmente de salud, pero también institucionales, de seguridad privada y materiales. Para las empresas del país los costos debido a la violencia se reflejan en perdidas y costos de seguridad, y representan el 4.5% de sus ventas. El estudio estima que una reducción del 10% en el índice de homicidios representa un posible impulso al índice de crecimiento económico anual del 1%. Las encuestas reflejan constantemente el crimen como la limitación principal para la productividad y el crecimiento en el país.

Además del costo humano y económico el crimen y la violencia tienen efecto sobre la actitud del ciudadano hacia las instituciones gubernamentales. La violencia y el miedo a ella afectan como el ciudadano percibe la gobierno, debilitándolo. Las víctimas tienen menos confianza en el sistema judicial, aprueban cada vez más la idea de aplicar la ley por mano propia y disminuye la creencia de que siempre debe respetarse el estado de derecho. Todo ello debilita la democracia.

El informe del Banco Mundial analiza las causas principales del crimen y la violencia en Centroamérica: el tráfico de drogas, la violencia juvenil y las maras, y la disponibilidad de armas de fuego. Dentro de estas causas resalta, por su magnitud, poder de corrupción, y nivel regional, el  tráfico de drogas. Centroamérica, y dentro de ella el Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), se han transformado en una ruta clave del transporte de drogas destinadas hacia los E.U.A. El trafico incluye un poco de marihuana y heroína producida en la región, pero el producto dominante es la cocaína producida en Sudamérica. El gobierno de los Estados Unidos calcula que el 90% de toda la cocaína que entra en dicho país llega a través del corredor México - Centroamérica. Esto es un fenómeno reciente dado el mayor control por parte de la policía del Caribe que redujo la importancia de esa ruta, y el surgimiento de los carteles de droga mexicanos.

El valor producido por el tráfico, y el control de la droga, es muy alto. Un kilo de cocaína recién producido arranca, según el estudio, en aproximadamente $1,000 en la costa de Colombia y aumenta rápidamente a medida que sube la ruta hacia E.U.A. llegando a $ 13,000 en Guatemala y por encima de los $ 30,000 en los Estados Unidos. Para Centroamérica el monto de esas ganancias es cuantioso. El total de toneladas de cocaína enviadas a través de la región equivalen a 14 gramos por cada uno de los centroamericanos, una cantidad que en los E.U.A. tiene un valor de $2,300, más de la mitad de nuestro PIB per cápita, o sea, más de la mitad de lo que el país produce por habitante cada año y más de la mitad de lo que alguien con salario mínimo gana al año, por tanto con un poder de corrupción muy fuerte.

La principal explicación del vínculo drogas – violencia es la relacionada con el negocio de las drogas debido a la violencia entre organizaciones de traficantes, dentro de esas organizaciones, desvío de recursos para corrupción y, disponibilidad de  armas que introduce el narcotráfico. Pocos datos confiables existen que liguen el uso de drogas a la violencia, aunque estudios indican que no es común, que es peor el efecto del alcohol por ejemplo.

Las otras dos causas de la violencia son más conocidas por los salvadoreños, sin embargo, el informe arroja algunos datos interesantes también en estas áreas. De los homicidios con causa identificable los delitos de pandillas fueron minoritarios, alrededor del 13%. Casi no existen datos confiables que vinculen las maras en el comercio de narcóticos; sí existen pruebas de que extorsionan a cambio de protección. Estos y otros hechos de violencia extrema por las pandillas producen un ambiente de miedo en las comunidades. Las causas o riesgos para este tipo de violencia son el desempleo, la migración, los bajos índices de escolaridad, la violencia en las escuelas, la pobreza, las familias disfuncionales, la cultura de violencia, el abuso del alcohol y la falta de identidad.

Otro factor en la violencia son las armas de fuego las cuales están casi siempre presente en los homicidios; ellas se usaron en un 80% de los casos. En el país 7 de cada 100 habitantes tiene armas de fuego, las que provienen mayoritariamente del conflicto o del comercio ilegal.

En lo relativo a las medidas a tomar ante estos problemas hay varias lecciones claras que el estudio señala, aunque se sabe que el remedio no es fácil o rápido. Las recientes experiencias de Colombia y México ilustran que la lucha contra el narcotráfico es una lucha incesante, de largo plazo, y que implica costos altos. La estrategia contra la violencia y el crimen esa una que requiere múltiples frentes que combinen la prevención y la reforma del sistema de justicia y penal, y de enfoques regionales en las áreas de trafico de drogas y control de armas. Debido a que estas medidas pueden dar resultados solo en el mediano y largo plazo, deben combinarse con programas que produzcan efectos más inmediatos como programas integrales de seguridad ciudadana y programas preventivos de la violencia, ambos con participación ciudadana.

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