María A. de López Andreu.14 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.
Quien viera las situaciones de violencia transmitidas por los medios de comunicación, a raíz del desalojo realizado en la Calle Arce, inmediatamente, por humanidad, toma partido a favor del más débil. Y, lógico, ante los antimotines debidamente uniformados, equipados y armados, los más débiles pareciera ser los vendedores. Pero, ¿es así?
Porque, si así fuera, la sola presencia de la UMO hubiera bastado para disuadir cualquier acción de oponerse a ellos con violencia. No fue así. Los "vendedores" (cuyo lenguaje corporal les identificaba, clarísimamente, como mareros), iniciaron un ataque con piedras y todo tipo de proyectiles, que obligaron al cuerpo de seguridad a actuar, ejerciendo la fuerza necesaria para cumplir con su misión.
Desafortunadamente, hubo heridos, como podía esperarse en un enfrentamiento tal. Y, mientras se trataba de restablecer el orden en esa zona, otros grupos de apoyo a los violentos, a varias cuadras de distancia, hacían vandalismo en el Centro Histórico de nuestra castigada capital.
Es decir, nada justifica la destrucción causada: no se puede decir que sucedió por accidente o como consecuencia del enfrentamiento entre la autoridad y los desalojados. Fueron acciones vandálicas realizadas a propósito, con dolo y alevosía. Incluso, hay quien las califica de terrorismo.
Diríase que ya es una abierta insurrección contra la autoridad, no solamente del Alcalde, sino también del gobierno central, y, para esa insurrección, están armados, no solamente con piedras, como ya lo demostraron. ¡Peligrosísimo!
El gobierno central debe investigar esto a fondo y también dar apoyo al Alcalde, quien solamente está cumpliendo con su deber y haciendo que se respete la ley. Defender el ordenamiento realizado es defender el Estado de Derecho, pilar fundamental y obligación del Estado.
Confirma lo peligroso del caso lo dicho por los dirigentes del gremio de vendedores: "El Alcalde es culpable de la violencia y destrucción; contrató a más de 500 personas "para que limpiaran", pero "pudo mandarlos" a destruir el Centro Histórico. Y aclaramos al Alcalde que la lucha sigue, con piedras o con lo que sea". ¡Gravísimo!
Además, exigen que les construya centros comerciales, con energía eléctrica, baños, servicio de agua, parqueo, etc. También que el Alcalde les presente más alternativas y garantice empleos con buenos salarios y becas para sus hijos.
Muy interesante que, en esta situación específica, la mayoría de capitalinos, según encuestas, no apoya a los vendedores (el "débil") sino al Alcalde Quijano, así como las medidas que se han tomado.
Un televidente que envió sus comentarios al canal en que esos dirigentes eran entrevistados, recordó que "la obligación del Alcalde es devolvernos San Salvador a los salvadoreños, que podamos tener una capital como debe ser; su obligación no es buscarle alternativas a la gente para que resuelva sus problemas personales".
Ese televidente tiene toda la razón. Sin embargo, el Alcalde ha ido más allá de su deber y, lejos de limitarse a cumplir lo estrictamente necesario, sí ha buscado alternativas para que los vendedores informales puedan estar mejor y los capitalinos recuperemos nuestra ciudad.
El Alcalde necesita y merece todo nuestro respaldo; una manera de dárselo es exigiendo al gobierno central que apoye el reordenamiento realizado, y otra, es yendo a comprar dentro de los lugares donde los vendedores sean reubicados, dejando de hacerlo en la calle.
Alcalde Quijano y Concejo, cuenten con el agradecimiento de los capitalinos.
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