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2010/12/09

EDH-El Día Nacional de la Biblia

 Mario Vega.09 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy. 

Por decreto legislativo el segundo domingo de diciembre de cada año se ha promulgado Día Nacional de la Biblia en El Salvador. De maneras diversas los cristianos celebran el don de tener consigo la Biblia, esa colección de libros que es una de las expresiones culturales más importantes de la historia. Para la fe es la más importante. ¿Se trata de una convención externa, capaz de exaltar un libro prescindiendo de su valor intrínseco, o se trata de una fuerza que brota desde dentro de ese libro excepcional?

La Biblia es un hecho cultural dentro de la cultura occidental. No se puede entender la cultura ni se puede ser persona culta si se carece de un conocimiento y contacto inmediato con la Biblia. La palabra viene desde fuera, como instancia capaz de enfrentarse interpelando, denunciando, protestando, invitando. Así, actuando libremente desde fuera y metiéndose dentro de los hombres actúa y configura la historia. No se puede entender una historia si se elimina uno de sus actores principales: la palabra de Dios no es mera palabra que informe puntualmente, es una fuerza histórica.

Resulta que esa historia es en realidad un diálogo dramático con Dios, porque sólo la palabra desde fuera entabla el diálogo en el que el hombre se trasciende sin abandonar su ámbito histórico. Esa palabra ordena, y el hombre la cumple o la quebranta arrostrando las consecuencias; esa palabra bendice y hace destilar los cielos de la fecundidad; acusa, y el hombre se arrepiente, y ella perdona; esa palabra promete, y el hombre apoya en ella su esperanza o la rehúsa y se resigna o se desespera.

Así entran en el diálogo las actitudes fundamentales del hombre frente al dolor y la persecución, la vida y la muerte, la paz y la guerra, el arrepentimiento y la reconciliación, la política y la historia, la sed de justicia y la esperanza confiada, el estupor gozoso ante la belleza de lo creado y la fe en la soberanía cósmica e histórica de Dios.

La palabra sacude a la monarquía y al templo, más adentro sacude la conciencia individual y social, desconcierta e ilumina, y hasta su silencio se hace sentir opresivamente. El hombre clama por escucharla de nuevo y ella se impone y enfrenta al mortal con las últimas decisiones, preñadas de vida e historia. He aquí un drama en que el hombre es interlocutor con sus acciones y palabras.

El lenguaje nos sirve para hablar, pero hablando se hace lenguaje. En el dramático diálogo que se ha descrito se ha formado un lenguaje muy concreto y rico en símbolos. Esos símbolos sirven para formular y comprender nuevas experiencias. Ante todo el acontecimiento decisivo de Cristo: como palabra definitiva y concentrada. Logos de Dios que se despliega en múltiples símbolos para manifestar su riqueza. La Biblia adquiere su complementariedad. El Nuevo Testamento es en parte una interpretación original de Cristo por medio de los símbolos del Antiguo Testamento. De este modo, Cristo ilumina y da nuevo sentido a dichos símbolos, a la vez que estos desentrañan el misterio de Cristo. En sus códigos hace avanzar la conciencia social, el humanismo respetuoso y comprensivo, el sentido de fraternidad y solidaridad.

Dando un rodeo y pasando por Jesús, los libros del Antiguo Testamento recobran una actualidad particular: condicionada y sometida a crítica, pero también cargada de sugestión. Demasiada riqueza para una simple lectura. Demasiado libro para un solo día. Pero si el día ha de ser ocasión para la reflexión, se justifica su promulgación. Pero aún más si despierta el interés sincero para toda la vida.

elsalvador.com :.: El Día Nacional de la Biblia

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