EDH-Editorial-Cumple setenta y cuatro años EL DIARIO DE HOY

 Peligros hemos corrido y fue en un momento de grave amenaza a las libertades, y en particular a la libertad de expresión, que este Diario salió a la luz

Editorial-03 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.

A lo largo de tres cuartos de siglo EL DIARIO DE HOY ha sido, y continúa siendo, un gran informador, un foro de ideas, un defensor de la libertad y un bastión de los principios y la moral sobre los que se asientan las sociedades democráticas. El dos de mayo, ayer domingo, este periódico cumplió 74 años de haber sido fundado por Napoleón Viera Altamirano y su esposa Mercedes Madriz de Altamirano.

En este Gran Diario se unen la innovación, el servicio público, la excelencia técnica y la apertura a la evolución del mundo y de nuestra sociedad, con la lealtad al Orden Moral, al Derecho, a la Razón y a los grandes temas de la cultura. Los pueblos progresan cuando conjugan en su quehacer los principios y valores de nuestra civilización, con lo nuevo, la creatividad, la marcha hacia adelante.

Tenemos la convicción de cumplir invariablemente con nuestra responsabilidad como periodistas, con nuestros deberes como institución y con nuestras convicciones.

Cada día nuevos retos y cursos de acción surgen, lo que exige al informador dar respuestas pero sin hacer de lado lo que es su primordial responsabilidad: presentar una visión objetiva y balanceada de las realidades del momento y contribuir a su comprensión. Se retratan los hechos pero al mismo tiempo se analizan sus causas y se hace un esfuerzo para anticipar las consecuencias.

Estamos convencidos de que racionalizar el análisis y la discusión de la problemática nacional y mundial, es la más importante contribución que ha hecho EL DIARIO DE HOY al país. Muchas veces habríamos querido equivocarnos en lo que veíamos venir como resultado de medidas torpes y pasiones desbordadas. Y en adición a las pasiones, la cortedad de la mirada de grupos y movimientos, lo grotesco de las propuestas, lo ciego de los odios.

Sólo de lejos vimos la Tierra Prometida

El Salvador merecía un mejor destino que el que lo ha victimizado, incluyendo la violencia que ahora le desgarra y los intentos de querer devolvernos a grotescos esquemas del pasado. En tres momentos de nuestra historia –al inicio de la Década de los Sesenta, a finales de la Década de los Ochenta y hasta hace muy pocos meses--, el país estuvo a las puertas del despegue económico, en el umbral del Segundo Mundo.

En los pasados veinte años El Salvador pudo reconstruirse del horror de la agresión armada y las reformas estructurales del duartismo, dos caras de una misma infernal moneda. Lo más importante es que la convivencia pacífica, la discusión civilizada de los asuntos públicos, la creciente confianza de que íbamos a continuar yendo hacia arriba, se daba como una conquista irreversible. Y esa conquista tuvo mucho que ver con la buena información, con haber sacado el debate de los personalismos y las acusaciones sin fundamento.

Peligros hemos corrido y fue en un momento de grave amenaza a las libertades, y en particular a la libertad de expresión, que este Diario salió a la luz. Nunca fue fácil la ruta y con frecuencia nosotros y todos los salvadoreños de bien caminamos al borde del abismo. En ocasiones, como durante la década de la locura, pareció como si el derrumbe era inminente e irreversible.

Por ello y al dar gracias a Dios por haber llegado hasta acá, seguimos confiando en Él para continuar en el buen camino.

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