La dualidad de pensamientos y la medición de fuerzas entre el FMLN y el presidente Mauricio Funes ha marcado la agenda del primer año de gestión de esta administración. Para tres analistas invitados al foro de LA PRENSA GRÁFICA, esto unido a la recomposición de fuerzas tras la alternancia y el débil liderazgo de Funes no ha permitido atender los grandes problemas del país ni definir un rumbo.
Escrito por Estela Henríquez/Jéssica Ávalos/Karla Ramos.01 de Junio. Tomado de La Prensa Gráfica.
Joaquín Samayoa,columnista de LA PRENSA GRÁFICA
Ahí hay un estilo de liderazgo muy mal concebido, hay un uso muy ineficiente del tiempo del presidente.”
“No se trata de llamar al Chapulín Colorado para ponerlo de ministro o en centros penales, es de hacer bien las cosas.”
Rafael Castellanos, columnista de LA PRENSA GRÁFICA
Ha sido un presidente confrontativo. El liderazgo lo tendrá cuando conduzca un gobierno que camine.”
“En la inseguridad hay mezcla de poca capacidad de articular políticas adecuadas y de cuotas partidarias en la PNC.”
Roberto Rubio, columnista de LA PRENSA GRÁFICA
No puede desgastarse y dejarse provocar, bajar a pelear con quien le critica. Eso ya no debe seguir en el segundo año.”
“Hay un mal mensaje: jueces aguados, diputados aguados y funcionarios aguados endurecen a la delincuencia.”
El gobierno de Mauricio Funes cierra sus primeros 12 meses de gestión sin una identidad política definida, sin un rumbo económico claro y sin una política de seguridad integral y efectiva, además de acumular desgaste por los constantes enfrentamientos con el partido que lo llevó al poder: el FMLN.
Lo más claro que ven los tres analistas invitados al Foro Político de LA PRENSA GRÁFICA —Joaquín Samayoa, Rafael Castellanos y Roberto Rubio— es que el mandatario ha sido efectivo, en estos 12 meses, en distanciarse del proyecto del FMLN, sobre todo en lo referente al socialismo del siglo XXI, pero todas esas “pugnas” al interior de la izquierda y al interior de la derecha no le ha permitido trabajar en atender las expectativas de la población.
“Es un gobierno peculiar porque es un gobierno de cambio de signo, donde llega un presidente sin partido. Es una alianza curiosa entre un presidente que ofrece una cosa y un partido que ofrece otra”, resaltó Castellanos al admitir que uno de los puntos a favor es precisamente esa lejanía con los proyectos del FMLN, y que se haya alejado de modelos como el chavista.
“Las diferencias con el Frente ya no son solo abiertas, sino que irreconciliables”, acotó, pero no sin antes también plantear que estos 12 meses dejan muchas dudas por delante y que se resolverán según se resuelva la conducción de áreas tan importantes como la seguridad.
Por su parte, Rubio hace énfasis en algunos de las causas que han hecho de este gobierno una especie “sui géneris”, y entre ellas destaca no solo la crisis económica, sino la “alteración” en el mapa político con la llegada de un gobierno del Frente. “No es fácil hacer equipo cuando no hay un solo pensamiento y tanta diversidad de enfoques... Hay varios elementos que han vuelto lenta la gestión y la obtención de resultados, especialmente en la parte económica y de seguridad”, manifestó.
Sin embargo, Samayoa es más contundente al definir a este gobierno como un gobierno sin rumbo. “Yo diría que es un gobierno en busca de una identidad propia... Quizás lo que más llama la atención es la tardanza y la lentitud en empezar a atender los problemas y definir rumbos”, agregó Samayoa, para quien si bien es lógico que se dé un reacomodo de fuerzas, el punto es que este proceso se ha llevado más tiempo del debido. “Hay tantas pugnas por marcar territorio y obtener cuotas efectivas de poder, tanto en la izquierda como en la derecha, y no se han terminado de resolver”, agregó. Samayoa cuestiona que incluso a 12 meses exista un gobierno sin un plan de gobierno y con un plan quinquenal en proceso aún de identidad.
Pero lo que más resienten los políticos es que el liderazgo del presidente Funes se haya diluido en responder al FMLN y no en atender las expectativas de la gente.
“No ha hecho bien su labor de liderazgo en la sociedad, otras fuerzas le han definido el juego que tenía que jugar, y no puede seguir desgastando todo su tiempo y energía en esta discusión que es estéril. No puede seguirse prestando a este juego de desgaste con el FMLN”, advirtió Samayoa.
“El presidente no resultó el gerente dócil del gobierno que quería el Frente; y resultó que ARENA tampoco iba a ser la oposición única y de derecha”, respondió Rubio, pero acotó que “no puede seguir en ese desgaste y dejarse provocar”.
Pero Samayoa agregó que otro factor que ha ocupado a Funes es el fraccionamiento de toda la oposición política. Algo que también le ha complicado la tarea ya que no tiene “sujetos políticos consistentes”, que lo han obligado a entrar en el juego de la “politiquería”. “La división de la derecha parece ser un proyecto político claro del ex presidente Saca”, expresó Castellanos.
Llamado a unidad
Otro punto errado de Funes —que partió desde su primer discurso como presidente del país— es su insistente llamado a la unidad nacional. Los analistas prefieren hablar de “consensos mínimos”.
“Su principal labor es de liderazgo, no solo lanzar un simple llamado a la unidad nacional... No podemos pretender máximos de consenso en toda la gama o amplitud de problemas, eso está simplemente fuera del marco de posibilidades. En la política uno de los imperativos es el realismo, saber que es posible en cada momento”, explicó Samayoa al admitir que es en temas como el combate de la delincuencia donde se debe buscar este tipo de acuerdos.
“La unidad nacional concebida así en abstracto es como un ideal pero nunca se da como tal”, opinó Castellanos, quien coincide en los temas específicos para consolidar esos pactos sociales son la delincuencia, el crimen organizado y la actividad económica.
“La unidad nacional se hace sobre la base de algo y ha gastado mucha energía hacia dentro y muy poco tiempo para liderar un esfuerzo nacional”, lamentó Rubio.
En este marco, los analistas lamentan que Funes haya permitido que le vendieran un modelo de participación que no les está dando resultado, y se incline por buscar la legitimidad de sus medidas, más que por tomar el mando y definir su rumbo. Una de las criticas es la creación del Consejo Económico y Social (CES). Sin embargo, el relanzamiento del Movimiento Ciudadanos por el Cambio, aunque se ve difuso, podría ser el espacio que le dé a Funes su identidad y le abra sus propios espacios políticos.
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