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2010/05/28

EDH-"El Rosales es el reflejo de una sociedad enferma"

 detrás del sonido de la sirena, siempre hay un herido que se debate entre la vida y la muerte. Juan Antonio Tobar comparte sus vivencias desde la sala de Emergencia

Yamileth Cáceres.28 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.

 

El pueblo salvadoreño de pacífico y amante de la paz no tiene nada: esta aseveración del cirujano Juan Antonio Tobar está respaldada en 21 años de servicio en la Sala de Emergencias del principal centro de referencia del país. Una unidad que semanalmente recibe decenas de heridos por arma de fuego y blanca. Una sala en la que diariamente alguien llora la pérdida de un familiar, víctimas de un asalto o un ataque. La Emergencia del Rosales tan solo es el reflejo de una sociedad convulsionada en la que diariamente fallecen, en promedio, 13 personas a causa de la violencia.

Juan Antonio Tobar llegó al Rosales en 1983 como estudiante de medicina, ahí se formó; ahora es el jefe de la Emergencia. Tiene 52 años y cientos de historias que contar. Desde la sala ha visto y describe cómo ha cambiado el patrón de la violencia en el país. "Hay diferentes etapas de la forma que se ejerce la violencia. Durante mi preparación tanto en los años de la guerra como posterior a ella, las lesiones siempre han sido un motivo importante por el cual se acude a solicitar asistencia médica", comenta el doctor en su oficina. Sobre su escritorio tiene decenas de reportes e informes médicos. Lleva puesta una gabacha blanca, una camisa de cuadros verdes y unos zapatos cómodos.

¿Desde esta sala, cuáles son esas etapas que ha presenciado?

Antes de la guerra, en mi época de estudiante venían pacientes polimacheteados, traían heridas por todos lados, había que pasar hasta ocho horas suturándolos. En los pueblos, los compadres se ponían a beber, terminaban discutiendo y comenzaban a darse con los machetes. En ese momento, los lesionados por arma blanca eran pocos. La guerra nos da muchas víctimas, de una manera diferente, principalmente por arma de fuego. En los periodos en los cuales se daban los famosos enfrentamientos teníamos múltiples lesionados. Antes de la guerra predominaba el arma blanca, durante la guerra el arma de fuego y posterior, lo que llamamos periodo de paz, vuelve a prevalecer el arma de fuego sobre la blanca y cada vez vemos menos por machete.

En la red de establecimientos públicos, en los últimos cuatro años han atendido 7,624 personas heridas con arma de fuego, en promedio cinco al día. El Rosales es el centro que más ingresos tiene por esta causa y los de mayor gravedad.

Sin duda, hoy tenemos lesiones más graves. Todas las semanas tenemos heridos de corazón, lesionados por arma de fuego muy graves, muchos de ellos con consecuencias mortales. Desde hace varios meses estamos viendo un incremento de la letalidad de las lesiones ¿qué quiere decir eso?, que si a usted le disparan, no lo hacen para asustarlo, no le disparan a las piernas, le disparan a los órganos vitales, a la cabeza o al tórax o abdomen.

Al mes, en el Rosales se atienden a unos 150 heridos por balas, de 80 a 100 por arma blanca. Hace 16 años el número era mucho menor. Entonces, se estima que ingresaban unas 50 personas por arma de fuego e igual cantidad por la llamada blanca.

De la época de interno no manejo estadísticas, pero a nivel de experiencia sí le puedo decir que predominaba el arma de fuego, pero por lesiones privativos del Ejército o de la guerrilla. Había menos lesionados por pistola o revólver, mucho menos en un hecho de sicariato, de riñas o asaltos. Hoy vemos que los pacientes han sido víctimas de asalto o los lesionaron porque eran un objetivo en el negocio de la extorsión o secuestro; esos delitos sí se han incrementado.

Cómo se vive en la Sala de Emergencias del Rosales, tomando en cuenta que es el hospital donde llegan los pacientes de mayor gravedad...

Mi primera experiencia fue como estudiante de medicina, remontándonos a los años 83 y 84. En ese momento, el abordaje era como de cualquier persona que está en fase de formación, con muchas dudas, con muchas interrogantes y casi sin saber qué hacer, sí convirtiéndome en un apoyo hasta donde era posible. La experiencia más interesante viene en el 86, año en el que ya ejerzo como médico interno, entonces me enfrenté a largas horas suturando gente que venía tremendamente lesionada o de apoyo a los residentes para hacer cirugías mayores.

En 2007, gracias a la cooperación del Gobierno de Japón se construyó el centro quirúrgico con ocho salas, tres de ellas para cirugías de emergencia; como contra parte, El Salvador edificó la nueva Sala de Emergencias, una unidad que ha quedado pequeña para la demanda que existe. Los consultorios y la sala de observación se han convertido en área de ingreso, una zona en la que los pacientes esperan en una camilla, en las sillas y hasta en el suelo, desde horas hasta más de una semana por una cama.

A mayor cantidad de heridos y de mayor complejidad, los recursos se consumen. ¿Cuáles son las deficiencias que han enfrentado a lo largo de los años?

Poco a poco se ha ido recibido más y mejores insumos y medicamentos. En el pasado hubo una época realmente triste: uno no tenía ni guantes estériles para atender a un paciente. Cuando uno salía de cirugía tenía que lavar los guantes y se mandaban a reesterilizar, ahora eso ya no se concibe. Habían menos recursos, entonces la mortalidad era bien alta. Hoy no es que la mortalidad haya bajado tanto, pero sí la morbilidad quiere decir que pasa más tiempo ingresado.

Solo el año pasado, 348 víctimas de los proyectiles fallecieron en los hospitales, por arma blanca 50. Según el Ministerio de Salud, en 2009 se atendieron 2,214 heridos por arma blanca. Salud tiene un presupuestos de $390 millones, 106 se gastan en salarios. El Rosales tiene asignado $29.7 millones una cifra baja para todas las necesidades. El día en la Unidad de Cuidados Intensivos le cuesta al hospital $1,000. Se han dado casos en el que un paciente ha estado hasta tres meses ingresado, una inversión que llega a los siete mil dólares.

¿Cuáles son las limitantes más grandes que tiene el hospital?

En mi época de residentes no teníamos muchas cosas que se consideran básicas. No se contaba con tubos de toracotomía (cirugía para abrir la pared torácica) había que improvisarlos con mangueras o no habían catéter y teníamos que esterilizarlos; eran necesidades más extremas. Hoy, diría que uno de los principales problemas es la falta de camas en la unidad de cuidados críticos y eventualmente apoyo de ciertos elementos de diagnóstico. De repente no sirve el TAC, siempre faltan insumos como guantes.

Juan Antonio Tobar se graduó de la Universidad de El Salvador como médico, se formó en el Hospital Rosales e hizo post grados en España y Francia. Ha formado parte de la Junta Directiva del Colegio Médico y fue presidente del ente en el periodo 2008-2010. Es padre de cinco hijos. En su oficina mantiene una librera en la que guarda algunos medicamentos y literatura importante de medicina. Al fondo, en la pared cuelga una fotografía tomada en 1997 junto a una decena de colegas.

La sala desbordada y la falta de camas en los servicios ¿es producto del incremento de las atenciones de pacientes que llegan por hechos violentos?

El punto no es que la unidad de Emergencias tenga problemas, el país tiene problemas. Esto es el reflejo de una sociedad que se encuentra seriamente enferma, principalmente de la perspectiva de valores y principios. El impacto lo va ha reflejar Salud, y del sector Salud, sin duda, el Rosales porque es el principal centro, pero igual le va a decir San Bartolo. La diferencia es que ellos, al menos, cada vez que se enfrentan con una situación que no pueden resolver piensan en el Rosales y toman al paciente, lo suben a la ambulancia y lo mandan, pero nosotros ¿para dónde?

Se necesita que se refuerce el presupuesto de Salud. Se ha hablado claramente que un país que no invierte un mínimo del 6% de su PIB no está haciendo mayor cosa por su salud. Países como Canadá invierten un 14%, pero no nos compararemos con los mejores; sabemos que con un 6% se sobrevive, pero con menos de eso las posibilidades de decir que se están haciendo las cosas bien son muy pocas.

Entre las 3:30 ó 4:00 de la tarde, el cirujano deja el establecimiento, pero siempre está pendiente de las llamadas o de cualquier necesidad que se presente en el hospital.

¿A las 4:00 de la tarde, el doctor Tobar se va tranquilo?

Por el cargo debo estar pendiente, recibo llamadas de consultas prácticamente todos los días. Nunca tengo el corte umbilical con el hospital. Hay ciertos tipos de decisiones que siempre me consultan, ya sea de tipo administrativas o asistencial. Como persona, yo no tengo ni sábados ni domingos, eso algo de lo que no reniego. Afortunadamente hoy, venir al centro (en días libres), cada vez es menos frecuente. Cuando yo no tenía a alguien en el turno, no era solo la llamada.

Aunque el trabajo en una sala de Emergencia parece algo cotidiano, después de años en la misma labor. Juan Antonio Tobar afirma:

"Me sigo sintiendo mal cada vez que veo a estas víctimas y las circunstancias en la que llegan. Sigo sintiéndome mal cuando veo que la vida de una persona joven y productiva es truncada o que varios de ellos terminan lisiados o totalmente limitados para poder enfrentar los retos que la vida le da".

elsalvador.com :.: "El Rosales es el reflejo de una sociedad enferma"

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