Es oportuno señalar que cuando se pregunta sobre los logros de la Presidencia lo que resalta son acciones de pura coyuntura, como regalar uniformes escolares; y, en contraste, cuando se habla de los fracasos, los más destacados son de orden estructural, como la inseguridad y el desempleo.
Escrito por Editorial.01 de Junio. Tomado de La Prensa Gráfica.
Estamos a un año de que se iniciara la Administración ejecutiva actual, y el momento es propicio para hacer balances sobre la suerte que han corrido las expectativas que se generaron alrededor de un acontecimiento que tuvo en su momento varias lecturas, y que ahora, sintomáticamente, tiene más. En esa coyuntura, LPG Datos ha realizado una medición de opinión ciudadana, que en sí es reveladora en muchos sentidos. En primer lugar, y en lo que siempre tiende a acaparar más foco, la confianza popular en el desempeño del Presidente de la República se mantiene en buen nivel, aunque no habría que perder de vista la calidad de la aprobación: la gran mayoría de los que aprueban sólo aprueban “algo”. En todo caso, lo más relevante es la opinión sobre cuestiones concretas.
En ese ámbito, hay en el ambiente mucha preocupación y un repunte de desaliento, que de crecer podrían ser elementos muy nocivos para el buen desenvolvimiento del proceso nacional en su conjunto. Es oportuno señalar que cuando se pregunta sobre los logros de la Presidencia lo que resalta son acciones de pura coyuntura, como regalar uniformes escolares; y, en contraste, cuando se habla de los fracasos, los más destacados son de orden estructural, como la inseguridad y el desempleo. Esto dice que, en el sentir ciudadano, hay avances superficiales y deudas de fondo.
Un año de gestión es suficiente tiempo para evaluar realidades en marcha, pero muy poco tiempo para hacer juicios de naturaleza permanente. Sin embargo, las muestras de lo ocurrido en este año deben servir no sólo para seguir monitoreando, sino también, y sobre todo, para afinar la autocrítica, que es lo que siempre resulta más difícil.
Actitudes y definiciones
En cuanto al manejo de los asuntos políticos, aunque el Presidente mantiene un buen porcentaje de aprobación, esta es una temática que debería ser atendida con más cuidado por los actores directamente responsables, que son el Gobierno y las fuerzas políticas. En realidad, la cuestión más espinosa, paradójicamente, se refiere a las relaciones entre el Gobierno y el FMLN, que es, al menos en un enfoque técnico, el partido de gobierno. Así como sería nociva una identificación abusiva entre Gobierno y partido, según ya se vivió con lacerante experiencia en administraciones recién pasadas, podría ser igualmente peligrosa una tensión más allá de lo normal entre el Gobierno y su partido. Y la clave inicial está, sin duda, en la adecuada administración de las reacciones.
El ambiente, en general, está necesitando una especie de apaciguamiento de actitudes, unido a un ejercicio de definiciones en temas claves como seguridad, reactivación económica, generación de empleo, régimen de incentivos y oportunidades, entre otros. Lo que ya no podemos es continuar en un dilatado e injustificable compás de espera, que agudiza las ansiedades y dificulta los tratamientos efectivos de los problemas.
Las autoridades tendrían que reaccionar con paciencia y sensatez ante las diversas valoraciones que se están haciendo de la gestión, porque los desafíos son demasiado fuertes y determinantes, y por eso mismo reclaman la máxima ecuanimidad y el mejor propósito de atención a todos los signos que van surgiendo en el ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.