Cuando la gente comienza a pensar "mejor me espero hasta ver qué sucede", es que ha iniciado el derrumbe y por tanto es el momento de rectificar y devolver la confianza colectiva
Editorial.31 de Mayo.Tomado de Diario de Hoy.
La inversión, como se ha demostrado a lo largo de dos siglos, crece o disminuye en razón inversa a las amenazas que pesan sobre un país o un continente. Pero inversión no son sólo las grandes apuestas de empresas locales o foráneas, sino también lo que las familias, los dueños de pequeños negocios, los agricultores y las personas hacen con su dinero, su capacidad crediticia, sus habilidades o su tiempo.
Inversión es lo que una empresa europea requiere para establecerse aquí, pero lo es asimismo la compra de nueva estantería que hace la dueña de tienda del barrio. Pintar la casa, cambiar el automóvil o sembrar dos manzanas más de verduras son también inversiones, pues se diferencian de lo que es consumo.
Cuando la gente comienza a pensar "mejor me espero hasta ver qué sucede", es que ha iniciado el derrumbe y por tanto es el momento de rectificar y devolver la confianza colectiva.
Lo que sucede en San Miguel debe abrir los ojos al gobierno de la extrema gravedad de la situación que enfrentan los pequeños y medianos negocios del país: a los impuestos y el acoso fiscal, a la competencia de los contrabandistas y a la baja provocada por la crisis mundial, se agrega el pago de extorsiones, que según dicen los afectados, equivale al tributo hacendario. Es obvio que ninguno de ellos va a invertir, pues sus fuentes de ingreso se cierran y tienen que vivir de sus ahorros hasta que encuentren otro trabajo, lo que es cada día más difícil.
Piénsese en que la mayoría de los negocios que están cerrando tenían uno o dos empleados, incluidos los domésticos, empleos que por otra gran pensada se han encarecido e inexorablemente van a desaparecer.
Los palos de ciego no devuelven la confianza
La situación se agrava por la visible incapacidad de la mayoría de los nuevos funcionarios y sus equipos de trabajo, que antes de llegar al gobierno, como digamos fue el caso del actual ministro de Economía, que siempre vivió de presupuestos, criticaba con dureza que nada se hiciera para paliar los altos costos del combustible. "Ok, ahora maneje usted el auto". Y el auto está echando humo y bota el aceite.
Volvamos a las extorsiones en San Miguel. El aparato de seguridad no logra recomponerse después de la ola de despidos de gente experimentada para nombrar en sus puestos a cuotas partidarias. Los que todavía permanecen tienen que enfrentar un acoso implacable, grandes presiones, para desesperarlos. Es lo que sucede en Penales, dirección que se desvela para acomodar a los reos o también echar a los funcionarios que tienen alguna experiencia o capacidad mental. Como muestra de lo que sucede, antes las personas que visitaban a los reos tenían que acreditarse; ahora cualquiera llega y pasa sin efectivo control.
El puente Bailey tirado, los enormes atascamientos que cada cierre de carreteras provoca porque no hay un operativo policial para facilitar la circulación en las rutas alternas, el ataque a las buenas instituciones para sostener programas/ocurrencia, la proliferación de bandas armadas al mismo tiempo que traen a despistados de otros países para desarmar a la gente honrada, sumado a otra cacastada de tonterías, son señales que no ayudan a reactivar la inversión.
Sin inversión no habrá nuevo empleo y será cada vez más difícil sostener el que ya se tiene. No se olvide que la mejor política social es la que genera empleo.
elsalvador.com :.: Inversión: pintar la casa, comprar otro motor…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.