Las diversas autoridades quieren dejar ante la población la sensación de que estos grupos clandestinos no existen; pero también dejan la duda, pues no descartan a los mismos, dados los casos de personas que aparecen prácticamente “ejecutadas”.
Redacción .28 de Mayo. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR - “La justicia está en nuestras manos”. Así de claro. Dos papeles con mensajes escritos con un plumón negro encima del cadáver de un pandillero de la mara 18, le advierte a los miembros de estas organizaciones que “no estarán seguros” en ningún lugar.
El cadáver fue encontrado el pasado 16 de mayo sobre el kilómetro 20 del anillo periférico en la jurisdicción de Ciudad Delgado. Un tatuaje en el abdomen con la leyenda “M 18”, lo delataba. Presentaba un disparo en la cabeza y dos mensajes con claras advertencias de un grupo que se autodenomina GCEM, cuyas siglas, de existir realmente, no han sido descifradas.
“La paga del pecado es la muerte”, decía otro mensaje, aparentemente tomado de la Biblia, dejado sobre el cadáver
Autoridades policiales, sin embargo, se resisten aún a aceptar abiertamente la existencia de grupos de exterminio en el país, porque a su juicio “cualquier persona pudo haber escrito” los mensajes encontrados.
No obstante recientemente el mismo director de la Policía Nacional Civil, Carlos Ascencio, no descartó la hipótesis, al decir: “Es más que suficiente para seguir sosteniendo la tesis de que pueden existir personas que estén tomando la justicia por sus manos o grupos empecinados en acciones típicas de exterminio”.
Tales declaraciones fueron dadas a la prensa luego de la masacre ocurrida en Olocuilta el pasado primero de mayo, la quinta en lo que va del año.
Esas masacres están cada vez reforzando más la tesis de que, en efecto, pudiera haber ya grupos de exterminio.
Este 25 y 26 de mayo, 9 y diez días después del hallazgo del pandillero de la M 18, las autoridades policiales y fiscales fueron advertidas de otros tres cadáveres localizados en el municipio de Apopa. No hay certeza de que eran pandilleros, pero sí hay claros indicios de que fueron ejecutados.
Los cuerpos de una mujer y dos hombres cuyas edades se calculan en 30 años, fueron encontrados con las manos amarradas hacia atrás; la mujer tenía las piernas amarradas a la altura de las rodillas y los hombres a la altura de los tobillos.
Estaban amordazados todos, pero las víctimas masculinas tenían varios disparos. Cada uno con un tiro de gracia en la parte trasera del cráneo, además de disparos en el tórax. La mujer, sin embargo, aparentemente murió estrangulada y estaba semidesnuda.
Ninguna de las víctimas tenía documentos personales y las autoridades, hasta este miércoles, no tenían los nombres de las personas asesinadas.
Los cuerpos no presentaban tatuajes de ninguna naturaleza. Ninguna de las fuentes se atreve a decir que eran pandilleros, tampoco lo han descartado porque las investigaciones apenas comienzan.
Justicia por cuenta propia
ContraPunto conoció que en una zona rural aledaña a San Salvador, las personas que prestan el servicio de transporte han preferido armarse para defenderse por sí mismas.
“Estamos cansados de la delincuencia”, dijo uno de los entrevistados, que no quiso identificarse.
Señaló que debido a los constantes asaltos en unidades del transporte, algunos han optado por armarse con el único propósito de defenderse de los ataques de pandilleros que asedian a transportistas y pasajeros.
Pero armarse para defenderse es bien diferente a formar grupos de exterminio, que tendrían por misión expresa la de buscar, encontrar y ejecutar a pandilleros y criminales. En 1995, uno de esos grupos saltó a los medios de comunicación con el nombre de La Sombra Negra, que operaba en la zona oriental del país, concretamente en el departamento de San Miguel.
En agosto del 2007, otro presunto grupo, que se identificó con las iniciales E.L., distribuyó volantes en la ciudad de Chalchuapa, departamento de San Ana, en las que advertía a la población a no salir en horas de la noche porque desarrollaba una campaña de limpieza contra delincuentes.
“Por su propio bienestar, les aconsejamos no andar en las calles a partir de las 10 de la noche, ya que estamos iniciando una campaña de limpieza”, se leía en las hojas volantes.
El ministro de Seguridad, Manuel Melgar, no cree que a estas alturas, tras las masacres ocurridas en distintos lugares del país, haya grupos de exterminio.
El Procurador de Derechos Humanos, Óscar Luna, tampoco lo cree, pero no se atreve a negar que existan.
Cuando Luna habló con ContraPunto, solamente se conocía el caso del pandillero que tenía papeles con leyendas de advertencia sobre su cuerpo.
Y al ser consultado sobre posibles investigaciones respecto de grupos de exterminio en el país, el procurador dijo que al menos desde que él asumió el cargo en 2007, “no hemos podido obtener información veraz que nos lleve a sacar una conclusión de esa existencia”.
Sí hay denuncias al respecto, como los de una federación sindical que llevó recientemente a esa procuraduría unos anónimos calzada por un grupo clandestino. Incluso cuando Luna fue amenazado de muerte si insistía en defender los derechos humanos de los “delincuentes”, se habló de grupos irregulares, recordó el funcionario.
Pero en el fondo no hay fuente alguna que lleve a comprobar y establecer esa existencia, solo se deduce por la forma en que algunas personas han aparecido muertas “con manos amarradas, ojos vendados o masacres colectivas”, señaló Luna.
A las autoridades de Seguridad la Procuraduría ha solicitado informes sobre las investigaciones de algunos casos sospechosos, pero la Policía lo que informa es que no ha podido llegar al fondo para decir si existen o no estos grupos.
El caso del pandillero mencionado “puede ser un indicio, pero no necesariamente”, dijo Luna a ContraPunto. Pero el país está en un ambiente de confusión donde cualquier persona puede arrogarse la pertenencia a un grupo de esa naturaleza, sin serlo, advirtió el procurador.
Lo que sí se percibe es una desesperación de la población, dijo el funcionario. Eso es peligroso porque se llega a hacer justicia por “sus propias manos” y por ello, según Luna, las autoridades de Seguridad Pública deben dar muestras de capacidad en la investigación y el sistema judicial de hacer justicia.
Existan grupos de exterminio o no, los niveles de violencia son exagerados y hay que hacer lo imposible por dar con los asesinos. Es importante entender que son asesinos los que han llevado a cabo estas ultimas ejecuciones. Por lo tanto son delincuentes s quienes hay que llevar ante la justicia.
ResponderEliminar