Escrito por Teresa Guevara de López.30 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.
Un eminente obispo chileno describió a la madre como "Una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados. Una mujer que siendo joven, tiene la reflexión de una anciana y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud".
Palabras que cobran especial sentido en estos momentos tan duros para tantas madres salvadoreñas. Las que han visto asesinados a sus hijos, y las autoridades favorecen al criminal. Las que con esfuerzo llevan a sus hijos minusválidos a un centro que está por cerrar, porque ha sido privado del subsidio estatal. Las que además de ser madres biológicas, extienden su maternidad como maestras, y han caído abatidas por las balas de un asesino, y cuya muerte quedará impune.
La mujer, como madre y esposa, es el centro y la luz del hogar, transmisora de coraje y de ternura. Desempeña, aún sin estar preparada, diversas funciones, dependiendo de la edad de los hijos, por el sentido de sacrificio que viene innato con su amor maternal. Es la forma perfecta de amor que da sin esperar correspondencia, la que luego de haber dado todo, es capaz, sin ruido y con discreción, de desaparecer con elegancia cuando sabe que ya no es necesaria, y que otra persona ocupará el lugar de protagonista que ella ha desempeñado por años. ¡Cuántas mujeres humildes cuentan entre sus hijos a distinguidos profesionales, producto de años de esfuerzo y sacrificio escondido y silencioso!
Pero El Salvador tiene una deuda enorme, cuya factura estamos pagando con esta ola de violencia irracional, por no haber apoyado con políticas públicas la institución familiar. Por no haber fomentado entre las parejas la necesidad de constituir uniones firmes, que aseguren la estabilidad emocional de los hijos. Por no generar una conciencia de rechazo hacia los machos que engendran hijos para demostrar su hombría, ni establecer sanciones que les obliguen a compensaciones monetarias para esos hijos abandonados. Estudios realizados por diferentes universidades han demostrado que los hogares disfuncionales, de madres abandonadas son caldo perfecto de cultivo para futuros integrantes de las maras que se convertirán en despiadados asesinos.
Esto nos confirma la importancia de la institución matrimonial, según lo establece la ley natural. Entre un hombre y una mujer, y con carácter permanente. Porque la diversidad que existe entre los sexos, permite esa complementareidad que construirá las bases de una familia feliz y estable. Cuesta imaginarse un matrimonio entre homosexuales, con un niño adoptado, que tengan que levantarse varias veces en la madrugada porque está enfermo o asustado, y que al día siguiente puedan presentarse muy temprano a trabajar como si nada. Es risible, y grotesco, por imposible y absurdo, porque va contra natura, y pobres las criaturas inocentes que caigan en semejantes manos, porque ellos sí serán injustamente discriminados. Esta labor heroica, sólo la puede realizar con naturalidad y sencillez, una mujer que es madre.
La mujer madre mece la cuna, y es el corazón de la familia. Si es alegre y piadosa, su familia lo será. Transmitirá valores y vivencias, enseñará a disfrutar con las cosas pequeñas, y a apretarse el cincho en tiempos de escasez, pero verá siempre el futuro con fe, confianza, seguridad y optimismo. Estas familias formarán sociedades sanas, cuyos individuos constituirán gobiernos responsables y éticos. Pero si la mujer se corrompe, labor maldita que por años se ha venido gestando so capa de teorías de género, falsos feminismos y libertinaje, pronto se corromperá la sociedad que sumergirá a los pueblos en la más vergonzosa anarquía.
Al terminarse el mes de mayo, pidamos a la Madre de Dios que sea modelo y espejo de todas las madres, especialmente de aquellas cuyos hijos las han olvidado.
Y si no tiene que darle de comer a su niñito amado o si tiene que dejarles solos encerrados para salir a trabajar 10 12-14 horas al dia? Y si no tiene trabajo? Y si en el trabajo le acosan y le violan y le peegan un cipote? Y si trbaja y aun asi no le alcanza? Y si no puede ni siquiera soñar con darle ropa a sus amados niños?
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