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2010/05/27

LPG-360 días y... contando

 Las primeras palabras del discurso del presidente Funes cuando fue juramentado como presidente hace ya 360 días fueron: “El pueblo pidió un cambio y el cambio comienza ahora...”.

Escrito por Elena María de Alfaro.27 de Mayo. Tomado de La Prensa Gráfica.

El presidente mencionó que había elaborado un “plan global anti crisis” y que su equipo económico iba a dar a conocer los detalles del mismo en “las próximas horas”. Expresó que su plan era parte del primer conjunto de medidas que estaba lanzando para garantizar la estabilidad económica. Hasta la fecha, la economía del país navega a la deriva como un barco en alta mar, pero sin rumbo fijo; si es que existe un plan global, no ha tenido los efectos que se propuso.

Jóvenes y adultos, estudiantes y profesionales, mujeres y hombres, aplaudieron aquella parte del discurso presidencial donde Mauricio Funes ofreció resguardar los empleos existentes y generar nuevas fuentes de trabajo. Fue audaz cuando prometió crear 100,000 empleos en 18 meses. ¡Qué fácil es prometer lo que se desconoce y qué difícil es cumplir lo cuesta tanto crear, si no se cuenta con una estrategia clara y coherente, si se desconoce el rumbo, si no se cuenta con reglas claras, si no se fomenta la inversión local y extranjera!

Los posibles 25,000 beneficiados que podrían haber comenzado a vivir bajo un techo propio, apenas lo han logrado cerca de 300. Considero que más que falta de voluntad, lo que ha afectado su buena disposición es la burocracia, la cual ha sido fuertemente incrementada por este Gobierno.

Nuestra economía estaría mejor también si las medidas para reducir la inseguridad formaran parte de un plan integral. Podríamos atraer más turistas e invertir en obras que signifiquen progreso si ahorráramos parte de los casi $2,000 que anualmente gastamos en seguridad. Un plan bien articulado, efectivo y coordinado entre todas las instituciones públicas y privadas para llevar a cabo acciones tanto para reprimir la delincuencia, como para prevenirla, así como programas de reinserción. Hasta la fecha, las medidas que se han tomado no han tenido los resultados esperados, al contrario, las extorsiones, los asesinatos, los robos y los secuestros siguen en aumento. Más parece que se está operando al azar, como adivinando y que si bien se están tomando algunas medidas, no son parte de un plan integral para combatir la inseguridad.

Para la gran mayoría de salvadoreños la palabra “meritocracia” era desconocida, pero pasó a ser parte de nuestro léxico desde aquel día. Hubiera sido positivo practicarla según lo prometió el presidente, pero no fue así. Semanas o meses después, nos enterábamos de los cientos de despidos que hubo dentro del gobierno, y no únicamente por razones de presupuesto o incompetencia, sino por el pecado de haber trabajado para un gobierno de bandera contraria, a pesar de que muchos de ellos no tenían afiliación con otros partidos políticos. ¿Cuánto invirtió el país en formación y especialización técnica de ese recurso humano? Con esta medida incumplió aquello que también mencionó en su discurso: “Reinventar el país no significa abandonar lo que tiene de bueno, significa mejorar lo que está bien...”, es decir, aplicó la meritocracia, pero al revés.

“Nosotros no tenemos derecho a equivocarnos...”, dijo el presidente al hacer alusión a que no sería complaciente con la corrupción, ni con el crimen organizado. Al escuchar esto último, estando presente en el acto, me puse de pie y aplaudí. Finalmente, pensé, un torero valiente y decidido; un torero capaz de combatir un flagelo observado no solamente dentro del Poder Ejecutivo, sino del Legislativo y del Judicial. ¡Lástima! Muy poco es lo que hasta la fecha se ha hecho. Pese a tener el decisivo apoyo de casi todos los salvadoreños, la Ley de Transparencia continúa engavetada, no ha sido aprobada. Para que pueda combatirse la corrupción además, debe optimizarse el uso de los recursos estatales que salen del bolsillo de todos nosotros, es decir, tienen que ser asignados transparentemente, con honestidad y eficiencia. Con ello se podría lograr la confianza y el acompañamiento de los diferentes sectores que permitan alcanzar las metas de desarrollo social y económico.

Y mientras el Gobierno se decide finalmente a dar conocer las medidas de su plan quinquenal y llevarlas a cabo, el tiempo, que no favorece al que no ejecuta, seguirá su marcha incontenible; la población seguirá esperando soluciones concretas y juzgando... 360 días y contando...

360 días y... contando

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