EDH-Eran mares los cañales...

Escrito por Ricardo Esmahan. 29 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.

Recientemente se celebró el sexagésimo aniversario de fundación de la Asociación Azucarera de El Salvador, organización gremial que cobró vida un dos de diciembre del año 1949, producto del buen ánimo y visión emprendedora de sus fundadores ante las perspectivas de crecimiento que se vislumbraban para el sector azucarero.
En esta celebración se presentó al público la obra "Eran mares los cañales… Historias del azúcar en El Salvador". El libro es una contribución a la historia de esta producción tan importante para el país, que contiene una exposición cronológica del desarrollo de una de las industrias más antiguas de la nación. Además, la obra constituye un homenaje a todas las personas que de una u otra forma contribuyeron al desarrollo de la agroindustria azucarera salvadoreña.

Como manifestó el presidente de la Asociación Azucarera, Dr. Armando Arias, el cultivo y procesamiento de la caña de azúcar en El Salvador es una historia de permanente trabajo y esfuerzo. Gracias a la visión y el amor por la agricultura y su país de muchos salvadoreños que se empeñaron en desarrollar una industria noble, próspera y competitiva, se ha conseguido aprovechar oportunidades y superar dificultades, provocadas por el clima, los vaivenes del mercado y decisiones políticas, así como por condiciones socioeconómicas nacionales e internacionales.

Uno de los mayores obstáculos que la industria enfrentó por décadas fue el hecho de que Estados Unidos y la Unión Europa importan el azúcar que requieren mediante cuotas, otorgando a ciertos países productores derecho sobre un cupo determinado de sus mercados internos, pagando un precio preferencial. Este alto nivel de proteccionismo de los principales demandantes distorsionó el esquema de libre mercado y propicio grandes cantidades de excedentes mundiales que se vendían a precios muchas veces por debajo de los costos de producción.

Hoy en día se ha mejorado la certidumbre jurídica y de acceso en el marco de tratados de libre comercio (TLC) que El Salvador tiene con países como Estados Unidos (CAFTA), Taiwán y el eventual con la Unión Europea. El panorama se vislumbra mucho más transparente después de mucho tiempo.

Lo complejo del mercado del "oro blanco" resulta de que, independientemente que el producto proceda de la caña de azúcar o de la remolacha, el grado de refinación establece su clasificación comercial expresada por el color del grano (moreno, rubio, blanco, etc.), expresión visible del porcentaje de sacarosa que contienen los cristales. El azúcar blanca destaca en estas calidades, al poseer más del 99.5% de sacarosa, la que tiene más demanda. A la fecha es la forma más común de las existencias azucareras y su producción es principalmente a base de caña de azúcar.

Echando un vistazo al futuro, un tema clave en momentos en que el mundo entero enfrenta una crisis de energéticos derivados del petróleo, para El Salvador la producción de etanol se perfila como un proyecto factible de gran oportunidad, al existir suficiente producción de caña de azúcar (4.8 millones de TM) que requiere unas 60 mil hectáreas, que representa el 2.8% del territorio nacional. Actualmente se producen 520 mil TM de azúcar de las cuales el 45% se destina al mercado internacional. Producir etanol no desplazaría jamás la producción de alimentos nacionales.

En lo personal me impresionó el nombre escogido para esta valiosa obra. "Eran mares los canales", que invoco para título de la presente columna, que parafrasea la obra maestra de Alfredo Espino titulada "El Cañal en Flor". Por ello quiero concluir recordando la siguiente estrofa que expresa con profundidad la nobleza de la caña de azúcar: "Mientras el hombre es infiel, tan buenos son los cañales, porque teniendo puñales se dejan robar la miel".

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