Escrito por José Toro Hardy. Diciembre 21. Tomado de El Diario de Hoy.
Desde la cumbre de su fértil imaginación (la misma que concibió un gasoducto hasta Argentina), Hugo Chávez acaba de anunciar la construcción, adquisición o ampliación de 36 refinerías, con un costo total que superaría los 50 mil millones de dólares.
Una breve lista de tales quimeras incluye tres refinerías en China, tres en Cuba, dos en la India, dos en Ecuador, una en Irán, una en Siria, una en Mauritania, una en Irán, una en Indonesia, una en Malasia, una en Argentina, una en Colombia, una en Brasil, una en Curazao, una en Dominica, una en Jamaica, una en Nicaragua, una en Paraguay, una en República Dominicana, una en Uruguay y diez en Venezuela. De todas ellas sólo se ha cumplido la refacción y puesta en marcha de la refinería de Cienfuegos en Cuba.
Las más frustrantes son las refinerías ofrecidas en la propia Venezuela. Las cuatro mayores refinerías que tenemos desde hace varias décadas son las de Amuay, Cardón, El Palito y Puerto La Cruz. De ellas, la última es la única que hoy en día funciona razonablemente bien. A lo largo de los últimos diez años, nuestras refinerías, que antes contaban con la más moderna tecnología de conversión profunda para el procesamiento de nuestros crudos pesados (craqueo catalítico) y que eran un ejemplo mundial de eficiencia y seguridad, han caído en una situación deplorable. Ahora batimos récord de accidentes y paradas.
Y mientras en Venezuela tenemos que importar gasolina, ofrecemos exportarle 20.000 barriles diarios de gasolina a Irán. Pero Irán es el segundo mayor productor de petróleo de la OPEP y para llegar hasta allá hay que atravesar medio mundo. Y ni mencionemos la investigación abierta por el fiscal del Distrito Manhattan en Nueva York, Robert. M. Morgenthau, sobre las relaciones de los gobiernos de Venezuela e Irán.
Mientras tanto cabe preguntarse ¿qué ha ocurrido con la oferta "endógena" de nuevas refinerías? ¿Qué ha pasado con la refinería Batalla de Santa Inés, la de Cabruta, la del Zulia, la de Caripito, la de Conversión Profunda de Crudos Extrapesados y, en general, qué ha pasado con los 25.000 millones de dólares que se anunciaron para la ampliación del complejo refinador venezolano? ¿Qué pasó con el proyecto de etanol? El papel lo aguanta todo y la ingenuidad de los venezolanos luce infinita.
La capacidad de hablar tonterías tampoco tiene límites. Por ejemplo, ¿en qué cabeza cabe que Venezuela pueda comprometerse a construir una refinería en Damasco? Resulta que Siria se ubica en el ombligo del Medio Oriente, que es la zona donde se encuentran las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Para colmo, para llegar a Siria, el petróleo venezolano tendría que atravesar no sólo el océano Atlántico sino además todo el mar Mediterráneo. ¿Cuál sería el costo del flete?
La última travesura de Chávez fue ofrecer una refinería en Mauritania, país en la costa occidental de África y muy cercano a grandes productores de petróleo y miembros de la OPEP, como Libia, Nigeria, Argelia, Gabón y Angola.
Mauritania es una nación islámica con una inestabilidad aterradora, donde los golpes de Estado se suceden con inusitada frecuencia (1978, 1984, 2005, 2008), además de muchos otros intentos fallidos, como los del 2003 y 2004). El cabecilla del golpe del 2008, el general Mohamed Ould Abdel Azis, se lanzó en 2009 como candidato, ganando las elecciones. Y aunque la esclavitud en Mauritania fue ilegalizada desde 1980, todavía se practica.
¿Qué ventaja tiene ese tipo de asociaciones para Venezuela? ¿Cómo se puede criticar un golpe en Honduras y a la vez apoyar a quien dio un golpe de Estado en Mauritania? Sólo nos falta ofrecerle una refinería a Robert Mugabe, dictador de Zimbabue desde 1980.
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