Escrito por Luis Laínez.27 de Diciembre.Tomado de La Prensa Grafica.
Los grupos que se han separado de los grandes partidos políticos han tenido una vida efímera. Han sido aplastados por la sombra del instituto del que se han separado. No obstante, de acuerdo con las circunstancias, unos han logrado alargar su existencia y lograron mantenerse vigentes. Ese fue el caso del Partido Demócrata (PD), separado en 1994 del FMLN. Era la primera vez que la ex guerrilla participaba en elecciones y ganó 21 curules. Siete de ellos negociaron con la derecha y acordaron asumir puestos en la junta directiva de la Asamblea.
El PD logró mantenerse por un par de períodos legislativos más, gracias a que, en ese entonces, las regulaciones electorales permitían a los partidos mantener el registro si obtenían cantidades de votos relativamente pequeñas. El resto de partidos, conscientes de que esto podría significar competencia, endurecieron las leyes y levantaron del 1% al 3% la cantidad de votos válidos obtenidos en unos comicios para evitar ser cancelados.
Luego, el PD se alió para sobrevivir. Primero con el PDC y luego con Convergencia y PPL, con quien formó la coalición Centro Democrático Unido (CDU) que, a la larga, fue el nombre con el que se conoció luego la Convergencia.
Pero le llegó la hora y el PD, rebautizado como Partido Social Demócrata (PSD), desapareció. Su dirigente más visible, Jorge Meléndez, hizo un pacto con el FMLN, logró colarse en el concejo capitalino de Violeta Menjívar y mantuvo viva la intención de refundar el PSD. Todavía trata, a través de recursos legales, que el Tribunal Supremo Electoral dé vida legal al PSD.
Facundo Guardado fundó el Partido Movimiento Renovador (PMR) a partir de una escisión en la bancada legislativa del FMLN. Sin embargo, los renovadores no pasaron la prueba de las urnas. Su esfuerzo no vivió ni tres años fuera del Frente.
Julio Hernández, un antiguo miembro del Movimiento Renovador, se quedó en el Frente para dirigir, en 2006, una nueva separación: el Frente Democrático Revolucionario (FDR). Su estrategia se basó en “las vaciadas”: renuncias masivas de afiliados del FMLN. Fueron varias e incluso marchaban hacia el local nacional del Frente para oficializar su retiro. Pero el FDR tampoco logró trascender.
Ahora, la ruptura está en la cancha de la derecha, en ARENA. Sin embargo, a diferencia de las separaciones en la izquierda, la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) no es una disidencia, sencillamente porque no hay posturas ideológicas diferentes. Las razones de su rompimiento, entonces, hay que buscarlas en otra parte, dentro de las contradicciones internas de ARENA contra el grupo que dirigió la campaña pasada y perdió la Presidencia.
Aún así, GANA ha intentado emular las experiencias de las pasadas escisiones: rompimiento de la fracción legislativa, aceptación de puestos en la junta directiva del parlamento, acusaciones a la cúpula de no escuchar a las bases e incluso utiliza el plan del FDR de “las vaciadas”, como las renuncias de directivos areneros de San Miguel y Cabañas.
GANA comenzará en unos días el proceso para buscar ser partido político. En el camino quedará sentado si se parece o no a las otras separaciones en cuanto a si hay algún capital que le dé respaldo. Por años, el capital tradicional ha apoyado a ARENA y no hay señales que se esté decantando por GANA. A no ser que se trate de un reciente capital formado de manera muy rápida.
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