Crear dependencias es lo menos aconsejable en países pobres, que más se benefician al despertar en sus pobladores el deseo de superarse, de valerse por sí mismos.
Editorial.29 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Si al medio millón de salvadoreños "menos jóvenes" el gobierno les entrega cincuenta dólares al mes, la erogación total será de trescientos millones de dólares por año, a lo que se debe sumar el gasto de administrar, repartir, auditar e impedir el fraude. Dado que, según el presidente de la ANDA, en el país no hay clase media, cada año decenas de miles van a incorporarse a la ayuda social, aunque reemplacen a los que mueren. Sólo actualizar las listas de personas elegibles representa un alto costo que ni la autoridad electoral hace con exactitud.
Los programas de combate a la pobreza se limitan a repartir, dar ayudas, dotar de uniformes a los escolares y sacar centenares de fotografías para publicar, lo que también tiene un alto costo. El anterior gobierno gastó centenares de millones de dólares para apuntalar la popularidad del mandatario, aparentemente el objetivo prioritario de esa presidencia.
Esta clase de política social recuerda lo que hacían los reyes y nobles en la Edad Media: desfilaban tirando monedas a la gente, una piñata con dinero contante y sonante. La mayoría nada recibía, como nada reciben las comunidades que quedan fuera de los programas.
Una vez que los ciudadanos de la tercera edad reciben sus cincuenta dólares ¿qué hacen con ellos? La respuesta es evidente: compran alimentos, medicinas, ropa, transporte o hacen mejoras en sus viviendas.
¿Quiénes suministran esos bienes de consumo? No es el gobierno, que no fabrica nada aunque brinda ciertos servicios. Los bienes y la mayoría de servicios que compran y utilizan los salvadoreños los producen empresas y negocios privados. Una visita a un gran centro de mercadeo como el Mercado Central de San Salvador pone en claro esto: Desde legumbres hasta aves de corral, ropa, medicamentos, discos compactos, electrodomésticos, etcétera, son fabricados y vendidos por negocios independientes.
Apoyen el aprendizaje, no la dependencia
La política social que se está perfilando en los últimos meses se apoya en dos pilares: uno es la recaudación, que ha tomado el carácter de acoso y que de entrada marca como sospechosos a todos los emprendedores del país; el otro es el reparto, que incluye desde la enseñanza, las campañas propagandísticas y la salud pública, hasta los pagos a viejos. Y mientras hay extremos de rigor en auditar a los empresarios, apenas se rinden cuentas de lo que gastan funcionarios y dependencias de gobierno.
Volver más eficiente y más competitiva la producción y el comercio llega más lejos en ayudar a la gente, que repartirle dinero. La mayor eficiencia reduce precios, eleva calidades, mejora la distribución y contribuye en gran medida a la creación de empleo. Si el empleo mejora y hay competencia para atraer mano de obra calificada, se fortalecen las familias y con ello la asistencia a sus padres y sus viejos.
Crear dependencias es lo menos aconsejable en países pobres, que más se benefician al despertar en sus pobladores el deseo de superarse, de valerse por sí mismos. Fue buena la idea de apoyar a las familias para que enviaran a sus hijos a la escuela, pero no tan buena la de darles uniformes cuando de hecho no iban desnudos a ellas. Ese dinero estaría mejor empleado en extender la red de centros de computación, fortalecer los institutos técnicos y becar a los estudiantes más destacados en cada comunidad.
elsalvador.com :.: La mejor política social es fomentar el empleo
EDH no ha mencionado nada acerca de los asesinatos de los ambientalistas de Cabañas. Es esto muestra de aprobacion al metodo tradicional derechista de hacer politica? Me imagino que varios estaran felices de que sus secuaces anden "haciendo justicia" a la tradicion derechista que EDH tan bien representa.
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