Escrito por Magdalena Flores. 30 de Diciembre. Tomado de Contra Punto.
El futuro se plantea incierto para miles de jovencitas que, a temprana edad, consciente o inconscientes de las consecuencias, se embarcan en la tarea de ser madres.
SAN SALVADOR – Marielos tenía 15 años cuando salió embarazada de su novio, siete años mayor que ella. La jovencita tuvo que abandonar sus estudios para cuidar a su hijo. Tener un bebé no tiene por qué ser un obstáculo en la vida, y por el contrario en general son una bendición, pero si se tiene a temprana edad sí podría convertirse en una pesada carga.
Convertirse en madre debería ser un logro incomparable, sin embargo serlo en la etapa de la adolescencia se podría volver en un verdadero calvario. Desde el punto de vista de la medicina no están preparadas ni física ni mentalmente para asumir la responsabilidad de criar a un nuevo ser, sobre todo cuando ni siquiera se pueden valer por sí mismas.
Las niñas y adolescentes salvadoreñas cuyo rango de edad oscilan entre los 10 y 19 años de edad no se escapan de esta dura realidad. Según cifras del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) hasta noviembre de 2009 unas 21,534 jovencitas dieron a luz a un nuevo ser.
De ese total, 997 corresponden a niñas entre 10 y 14 años de edad; mientras que los restantes (20,537) fueron de adolescentes entre 15 y 19 años de edad.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que a nivel mundial unos 14 millones de adolescentes, entre 15 y 19 años, dan a luz todos los años.
Las complicaciones más frecuentes que afrontan las madres adolescentes es la preeclampsia –aumento de la presión arterial, que de no tratarse a tiempo puede llegar a poner en peligro la vida del feto o la madre—, partos mediante cesárea debido a la estreches de la pelvis de las jovencitas; también pueden tener abortos y niños prematuros, entre otros. Eso sumado al rechazo y marginación de la que son víctimas por su estado.
Una cuestión cultural
La Dra. María Elena Ávalos, Coordinadora de la Unidad de Adolescencia de la MSPAS, reconoce que los embarazos en las adolescentes es “un problema de salud pública”, porque las niñas menores de 15 años deberían de estar preparándose en la escuela o colegio, y no pensando en cómo harán para mantener a sus hijos o hijas.
Y aunque el Estado está haciendo un esfuerzo por disminuir los casos, Ávalos lamentó que la sociedad con sus costumbres populares no ayuda a combatir la problemática sino que la agudiza.
Dentro de la sociedad salvadoreña se considera que la mujer debe estar en la casa y entre más luego se case mejor. Incluso muchos padres de familia consideran que no es muy importante poner a las hijas a estudiar después de haber cursado educación básica (ellas tiene aproximadamente 15 años cuando finalizan noveno) porque ya se van acompañar o casar.
“Sería tirar el dinero, todos modo ya se va a acompañar”, sostiene Pedro (nombre ficticio), un hombre trabajador del campo, cuya esposa vende en el mercado. Él afirmó que no ponen a estudiar a su hija Guadalupe porque de todas maneras ya se va ir con el novio. Ella a penas ha estudiado hasta noveno grado. Esta decisión la tomó su padre porque la herma mayor de Guadalupe se acompaño cuando a penas tenía 16 años.
Un estudio realizado en junio de 2008 en el occidente del país, por la Unidad de Investigación del Instituto Especializado de Educación Superior de Profesionales de la Salud de El Salvador (Ieproes), refleja que de las 322 jóvenes embarazadas analizadas el 69.5% ha estudiado educación básica; el 22.4% bachillerato y superior; y el 8.1% se encuentra entre la categoría “no sabe leer”, y “sabe leer y escribir únicamente”.
Factores que inciden
La Dra. Ávalos afirma que la verdadera problemática de las adolescentes son las “condiciones de vida” que las orillan a salir embarazadas.
El estudio de Ieproes denominado “Nivel de conocimientos sobre cuidados maternos y su relación con el estilo de vida de las adolescentes embarazadas que reciben atención en las unidades de salud de la Región Occidental de Salud”, indica que el embarazo en la adolescente se encuentra asociado a muchos factores tales como: el estilo de vida, el nivel educativo, la situación de pobreza, el estado emocional, desintegración familiar.
Además resalta que la desintegración familiar genera la falta de un estado de afectividad que influye en la adolescente y trae como consecuencia que busque el apoyo, comprensión y afecto en otras personas o grupos que no son los adecuados para orientarla correctamente; induciéndola a que inicie a edad temprana relaciones cóitales sin protección, propiciando así un alto índice de embarazos en la adolescencia.
Está comprobado que antes de los 20 años ni física ni mentalmente nadie está preparado para ser padre o madre.
“Las mujer y el hombre en la adolescencia están en una etapa de desarrollo, tanto físico como psicológico y social. Antes de los 20 años la persona no ha logrado tener un desarrollo completo, en todas las esferas”, indicó la Dra. Ávalos.
“Realmente ante de los 20 años ninguna persona, ni hombre ni mujer, está preparada para enfrentar la maternidad y la paternidad”, concluyó.
UNICEF en su informe Estado Mundial de la Infancia 2007 sostiene que las niñas menores de 15 años tienen cinco veces más probabilidades de morir durante el embarazo que las mujeres mayores de 20 años.
Hasta noviembre de 2009 se registraron 18 muertes maternas de adolescentes en El Salvador.
Buscando salidas
Los esfuerzos por erradicar esta problemática han sido variados y dispersos; y aunque el gobierno incorporó al sistema educativo el programa de educación sexual a principios de 2009, todavía es necesario hacer mucho más.
“No es que lo moral este mal, porque los valores y la moral sí deben impartirse en los sistemas educativos, pero también se tiene que dar todo el conocimiento y la información necesaria para que las personas puedan practicar esos hechos físicos que no se pueden negar, como es la práctica de la sexualidad”, sostiene la galena.
Según la Encuesta Nacional del Salud Familiar (Fesal) de 2008 las mujeres inician su vida sexual a temprana edad. El promedio es a los 16.3 años.
En la sociedad salvadoreña no se puede hablar abiertamente de los diferentes métodos de protección que existen para no quedar embarazadas. Hablar del uso del condón es un pecado mortal, sin embargo, cuando las jóvenes salen embarazadas en su mayoría son criticadas y maltratadas, no sólo por su familia sino que por la sociedad en general.
Para la doctora Ávalos la educación sexual debe de ser desde muy temprana edad y de forma adecuada.
“Se tienen que educar a los niños desde la parvularia, pero de acuerdo a la edad para ir dando esa información (de educación sexual). Paulatinamente a medida que va evolucionando su cuerpo y su mente”, indicó.
Actualmente la educación sexual en las escuelas se imparte con el respaldo de módulos que hablan de la adolescencia, sexualidad, salud sexual y reproductiva, pero de forma bastante somera y moralista.
El trabajo integral de las diferentes entidades involucradas es la base para tener mayor eco en la población adolescentes, según manifestó Ávalos.
“Con el Ministerio de Educación hemos tenidos mensajes diferentes desde la parte educativa y desde la parte de salud, pero hoy ya nos estamos coordinando para ir más sintonizados”.
“Porque la idea es dar todos los valores, pero llevar a la par también toda la información necesaria para que nuestras jovencitas y jovencitos se vayan instruyendo y educando en la sexualidad para no tener esos problemas (embarazos precoses)”, dijo la doctora.
La encuesta de Fesal 2008 destaca que 2 de cada 3 mujeres de 15 a 24 años de edad cuya primera relación sexual fue premarital, no utilizaron un método anticonceptivo en esa ocasión.
Una de cada cinco mujeres de 15 a 24 años de edad pensaba que no podía quedar embarazada, cuando ocurrió el primer embarazo premarital, porque era la primera vez, no tenía relaciones frecuentes o por falta de información.
El 42.5% de las mujeres entrevistadas por Fesal sostuvo que no planeó su primer embarazo.
Por lo que es necesario tomar las medidas del caso, y trascender más allá de los valores, e informar sobre los métodos anticonceptivos porque guste o no los jóvenes ya están teniendo relaciones sexuales.
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