Editorial. 28 de Diciembre. Tomado de Diario Co Latino.
El más reciente asesinato de una miembra del Comité Ambiental del departamento de Cabañas, con la que suman tres las víctimas mortales, es suficiente para que las autoridades decreten una alerta roja y pongan todo el aparato de inteligencia a averiguar quienes fueron los autores materiales e intelectuales.
De acuerdo con información no oficial, el crimen contra Dora Santos Sorto Rodríguez, ocurrió alrededor de las 3:30 del pasado sábado. En el acto criminal resultó lesionado su hijo, de dos años de edad, quien se encuentra hospitalizado.
Sorto Rodríguez, era esposa del también miembro del Comité Ambiental de Cabañas, Santos Rodríguez, quien meses atrás sufrió lesiones en una tentando contra su vida.
La historia de los crímenes ambientales en Cabañas inició a mediados del presente año, cuando sujetos desconocidos secuestraron al ambientalista Marcelo Rivera, quien una semana después fue encontrado dentro de pozo con señales de tortura.
Tanto la Fiscalía General de la República, como la Policía Nacional Civil, como ha sido su costumbre, achacaron el sonado crimen a grupos de pandillas.
En el mismo mes fueron amenazados de muerte varios periodistas de la radio comunitaria Victoria, por lo que la Procuraduría de los Derechos Humanos y otras instancias, exigieron que se les brindara seguridad.
Las amenazas no cesaron y hace más de ocho días, fue acribillado a balazos, uno de los amenazados de muerte, Ramiro Rivera, quien fue emboscado en el cantón Trinidad, del Municipio de Sensuntepeque, Cabañas. Junto a Ramiro murió una acompañante. Sus dos miembros de la seguridad policial resultaron ilesos.
El esposo de Sorto Santos, es uno de los principales testigos del crimen de Ramiro Rivera, por lo que los tres casos podrían estar relacionados.
Los ambientalistas asesinados, así como el resto de amenazados, han tenido un rol protagónico en el impedimento para que la transnacional Pacific Rim, siga explorando o explotando la industria minera en el norte del departamento de Cabañas.
La oposición, por supuesto, ha tenido momentos álgidos, y hasta conatos de violencia. En más de una ocasión, los ambientalistas denunciaron que la transnacional había contratado a matones para generar terror entre los opositores a la explotación minera.
También, los ambientalistas tuvieron un destacada participación, en los procesos electorales de enero y marzo, cuando impidieron que se desarrollaran las elecciones del 18 de enero pasado, cuando constataron que el partido ARENA había traído votantes de la hermana República de Honduras. A estas denuncias, ni las autoridades electorales ni fiscales hicieron caso.
El Asesinato de Marcelo Rivera, incluso, fue condenado hasta por el congresista de los Estados Unidos James McGovern, quien ha pedido una exhaustiva investigación.
A ese llamado, se han sumado otras instancias internacionales, pero, por supuesto, los llamados más importantes y justificables deben ser el de las víctimas mismas, sus familiares y los moradores del departamento de Cabañas, sobre todo, aquellos y aquellas que luchan por el medio ambiente.
Las autoridades fiscales y policiales deben responder este clamor de justicia que ha trascendido nuestras fronteras. Este periódico se une a esa petición, y exige que se capture cuanto antes, a los autores materiales e intelectuales, sean quienes sean.
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