La amenaza más grande es la progresiva destrucción de la selva amazónica, que suministra la mayor parte del oxígeno del planeta.
Editorial. Diciembre 21. Tomado de El Diario de Hoy.
De la reunión de Copenhague sobre el cambio climático salió muy poco de importante, promesas más que resultados concretos. Después de vaticinar que el mundo va camino de convertirse en un infierno, en Europa y los Estados Unidos las temperaturas están bajando más de lo esperado.
Al menos se llegó a un acuerdo que tiene sentido: salvar los bosques y en lo posible recuperar los que se han perdido. La amenaza más grande es la progresiva destrucción de la selva amazónica, que suministra la mayor parte del oxígeno del planeta. La selva abarca territorios de varios países, principalmente Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú.
Que tal cosa es posible lo demuestra lo que pasa en Europa y Canadá, que no sólo cuidan sus bosques sino que los han ido acrecentando. Y la manera de lograrlo ha sido hacer del cultivo del bosque y de su recuperación un buen negocio. En Canadá, por cada árbol que se derriba, los madereros tienen que sembrar cuatro; cada gran parcela, de cientos de kilómetros cuadrados de superficie, se divide como cuadros de un tablero gigantesco de ajedrez: mientras unas van cortándose, otras descansan y se recuperan como bosque nuevo. Eventualmente eso mismo deben hacer las naciones con bosques en proceso de destrucción.
En nuestro país la caficultura y la ubicación geográfica son los elementos salvadores; alrededor de las zonas altas crecen las plantaciones del café, las que cubren con un maravilloso manto de verdura planicies, montes y barrancas. Si no fuera por los cafetales, el descuaje sería espantoso, como ha venido sucediendo desde los robos de tierras de los Años Ochenta. La más triste prueba son los cauces secos de ríos que ahora sólo existen en el invierno.
Por contraste, las zonas trabajadas por campesinos están siendo desoladas, dado que se siembra maíz y frijol en laderas aplicando usos que se remontan a la Edad de Piedra. Lo que se cosecha apenas alcanza a sostener a esas familias; son los medianos agricultores los diversificados que producen los excedentes que dan de comer y visten al resto de pobladores.
A este respecto inquieta lo declarado por el Ministro de Agricultura de que ya sabe dónde comenzar para dar respuesta a lo que sucede. No está claro cuál es el plan ni cómo se llegó a él; después del fracaso de tantos programas de rescate que se vienen dando desde hace décadas, incluidos la ley de avenamiento y riego, la reforma agraria y la distribución de tierras a los desmovilizados, hay que ir con tiento y prudencia para no lamentarse después.
Prohíban las ladrilleras para detener descuaje
Lo que procede es pedir a las gremiales de agricultores y a los grupos y personas informadas de estos asuntos, que analicen la situación real del agro y propongan soluciones, partiendo del hecho de que son muchos y muy diversos los problemas y cada uno exige sus propias soluciones; se tiene que fomentar la discusión sobre lo que conviene, esperando que las autoridades oigan positivamente.
Hay un primer paso para detener el descuaje de nuestros pocos bosques: prohibir las ladrilleras que queman leña y fomentar el uso de tierra cemento o bloques para construir. El Ministerio puede hacer un recorrido de las zonas donde hay ladrilleras y constatar cómo se sacrifican grandes árboles para producir malos ladrillos.
elsalvador.com :.: Muy poco de relevancia salió de Copenhague
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.