Escrito por Luis Fernando Morales Núñez.18 de Mayo.Tomado de Diario Co Latino.
En mi artículo anterior expuse algunos de las disposiciones presidenciales del Dr. Romero Bosque, muy democráticas para este país en esa época y se me ocurrió hacer una comparación con las medidas sociales que está tomando el señor presidente actual don Mauricio Funes.
El Dr. Romero Bosque llega a la presidencia, designado candidato por si antecesor don Alfonso Quiñónez Molina en una situación de crisis mundial del 1929; el señor Funes llega a la presidencia también dentro de una severa crisis económica mundial.Ambos gobernantes intentan cambios sociales un tanto superficiales, puesto que en ambos casos el poder de las oligarquías está intacto. Y ¿cuál de las dos oligarquías es más tozuda y reacia a los cambios? No se puede afirmar certeramente cuál de las dos, porque en ambas hay y hubo elementos progresistas.
Por ejemplo, en el caso de la oligarquía cafetalera se dividió en dos bloques: uno, tradicional y recalcitrante compuesto por los cafetaleros de Occidente, que eran de ascendencia criolla, de manera especial los cafetaleros de Ahuachapán y otro bloque de oligarcas progresistas y más abiertos, por ser de origen extranjero, asentados en el Oriente del país.
También hubo otro tipo de resquebrajamiento de la oligarquía cafetalera: el de los beneficiadores y el de los exportadores. Estos últimos fueron tan ricos y poderosos que sólo quedaron cinco poderosas familias exportadoras, luego unos veinticinco beneficiadores y al final, los productores, grandes, medianos y pequeños, a merced de los precios que imponían los otros dos estamentos.
La oligarquía financiera actual tiene también sus estamentos: los pocos y débiles cafetaleros, los comerciantes, los industriales y los banqueros.
Algunas familias, al igual que sucedió con los cafetaleros, tienen intereses y acciones en tres o cuatro estamentos. De los cuatro estamentos de la oligarquía de hoy, son los banqueros los más conservadores y explotadores. Dicha rigurosidad se debe a que la mayoría de bancos son de capital extranjero, (europeo, saxoamericano y centroamericano) y están recelosos de cualquier medida que pueda tomar el gobierno. Estos bancos y sociedades financieras extranjeras han llegado con gran voracidad a expoliar a los ingenuos con el dinero plástico.
Hemos dicho que la clase media o burguesía salvadoreña surge de un proyecto de la oligarquía cafetalera.
Esta, con la caída de los precios del café, extendió sus tentáculos hacia otros actividades económicas, enriqueciendo con nuevos estamentos su composición interna hasta convertirse en financiera.
Para formar una clase media que no intentara modificaciones sociales en la conformación de la sociedad, acaparó todos los medios de comunicación social e importó credos e ideologías religiosas con el fin de crear un conformismo y pasividad en la burguesía. La alienó con mitos y mentiras como la de que somos un pueblo agresivo para el trabajo, que los estragos de la naturaleza no nos afectan en nada (porque no estamos en las chancletas de la gente de San Vicente) y una publicidad ridícula que pasan por televisión, por ejemplo el Banco Agrícola.
El producto ha sido una clase media pasiva, vegetativa, individualista, sin ideales elevadas.
La guerra civil (1980-1992) no se hubiera dado si no hubiera sido por los campesinos, quienes fueron los que en verdad pelearon contra tres enemigos; el ejército oficial, el ejército de Honduras y los asesores gringos.
Volviendo a nuestro tema, lo que siguió después de don Pío Romero Bosque ya es sabido: siguió un gobierno electo limpiamente (el del Ing. Arturo Araujo) pero la intriga del Tigre de San Matías (el Gral. Hernández Martínez) derrocó al presidente y se entronizó en el país el gobierno de los antropoides y las cosas para el pueblo se volvieron peores que antes de don Pío.
¿Dejaremos que esto le suceda al gobierno de Funes?
¿Será tan ciego y mentecato el pueblo para elegir nuevamente a los saqueadores que desgobernaban antes del señor Funes?
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