No puede haber libertad de expresión en un vacío de libertades y al haber un desplome de la sensatez. Ese es nuestro mensaje a los periodistas salvadoreños.
Jueves 30 de Julio. Tomado de El Diario de Hoy.
Año con año se registran conquistas del derecho a informar y opinar, nuevas agresiones a la libertad de expresión, asesinatos y persecuciones a periodistas y avances en las tecnologías para comunicarse, averiguar y transmitir sucesos. En China continental se exige que las computadoras tengan programas capaces de filtrar o eliminar "contenidos nocivos", como sucede también en los países islámicos, que bloquean sitios y transmisiones "ofensivas".
Muchos periodistas son capturados, se les acusa de espionaje y se les encarcela para negociar su libertad a condición de cambios en posturas políticas, como las dos estadounidenses de origen coreano que son parte del juego terrorista de Pyongyang. Igual proceden los iraníes y los birmanos, como ha ocurrido en el África y los territorios palestinos. Los rusos matan a periodistas, como lo vienen haciendo desde Lenín. Los matan abiertamente a balazos o los envenenan.
Esto ocurre en los viejos continentes. En América se está regresando a los peores tiempos de los Perón y los Trujillo. Chávez ha venido cerrando radiodifusoras y emisoras de televisión, persigue a reporteros, amenaza a editores y ya comenzó a censurar el cable. Sus pupilos Correa y Ortega siguen la pauta: en Ecuador se acusa a los medios de ser "defensores del status quo", vale decir todo lo que se oponga a este individuo que de manera indirecta protege el narcotráfico. En México, las mafias traficantes han asesinado a periodistas y atentado contra medios de difusión.
Lo lamentable en este cuadro es que en nuestro país, que desde siempre gozó de una sustancial medida de libertad para decir y publicar (como está registrado en las ediciones de los diarios a partir de la caída de Martínez) ya hubo una exigencia para imponer "censuras voluntarias" y en el campo de la seguridad pública se han autoamordazado. Agregado a esto, el acceso a los nuevos funcionarios está restringido; algunos de ellos llegaron inclusive a acusar a reporteras de tener "envenenada el alma", como hay ministros y hasta magistrados que rehúsan entrevistas. No son pocas las dependencias públicas donde se les hace el feo a los informadores.
¿Hay un desplome de la sensatez?
Lo más incompatible que hay en el mundo son las dictaduras, cualquiera que sea su signo, y los medios noticiosos independientes. Una de las diferencias con lo que ocurría antes es que es en forma creciente se vuelve cada vez más difícil bloquear transmisiones del exterior. Pese a que los árabes musulmanes tienen un satélite para dosificar lo que se puede ver, oír y leer en sus subyugados territorios, los jóvenes se las ingenian para saltar sobre esas barreras, tanto para ver la picaresca de las famosas como para enterarse de lo que ocurre a su alrededor.
Los periodistas no sólo somos los ojos y los oídos de la gente, sino que prestamos un enorme servicio a los gobiernos al contarles lo que sus aduladores, sus argollas y sus prejuicios les callan. Cada medida que se va tomando, desde racionar el agua como política "social" hasta desmantelar la unidad antisecuestros y querer liberar asesinos, provoca reacciones en la gente y esas pueden llegar hasta las altas esferas del gobierno. El país está muy inquieto, se está perdiendo la confianza en forma acelerada, cada nombramiento causa asombro y los medios tienen que contarlo.
No puede haber libertad de expresión en un vacío de libertades y al haber un desplome de la sensatez. Ese es nuestro mensaje a los periodistas salvadoreños.
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