Escrito por Eduardo Torres. Viernes 21 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.
Recuerdo, como si hubiese sido ayer, una magistral presentación del ahora dos veces ex presidente del Uruguay Julio María Sanguinetti, sobre su perspectiva del mundo tras el final de la Guerra Fría. Nadie pudo haber previsto hace quince años el cacareado socialismo del Siglo XXI; menos aún la guerra global contra el terrorismo. Sanguinetti tenía una visión clara de lo que vendría. Me gustó, sobre todo, su declaración de que tras cuatro décadas de Guerra Fría -–del final de la Segunda Guerra Mundial a la caída del Muro de Berlín, con el estrepitoso desplome del socialismo real--, el mundo se dividiría entre radicales y moderados. Y estos últimos no significan débiles o faltos de convicciones.
Radicales son los trasnochados bolivarianos que le ven viabilidad a un esquema inoperante sostenido únicamente por los petrodólares y lo que queda de la imagen del convaleciente patriarca de la isla. Más radicales aún: fanáticos, son quienes pasan años o meses planificando y preparando ataques contra núcleos poblacionales indefensos, ya sea a las Torres Gemelas en el corazón financiero de Nueva York; a la populosa y eficiente estación de trenes de Atocha en Madrid; a un centro turístico en Bali o a una congestionada avenida en Islamabad. Sanguinetti se refirió a radicales y moderados bajo la concepción de que viejas denominaciones como derecha e izquierda perdían sentido en un mundo que logró superar, con el colapso del comunismo, la confrontación bipolar.
Adaptando sus conceptos a 2009 y a nuestro país, radicales son, por ejemplo, quienes se oponen a la construcción de la represa El Chaparral. La visión estratégica de la CEL es una maravilla. Tuvieron, entre otras cosas, proyectada la construcción de una represa cada diez años y ese plan se vino cumpliendo hasta que nos azotó la guerra. Como parte de sus proyectos trabajan con responsabilidad social empresarial en las comunidades asentadas alrededor de las represas. Hay significativa diferencia en costos para el país entre la energía generada por las presas (hídrica) y la generada por motores (térmica) que consumen combustible.
Habiendo sido durante la guerra un "objetivo estratégico" la interrupción del servicio eléctrico, tenemos como país una capacidad instalada realmente privilegiada, tanto en recurso humano como en infraestructura, la cual, funciona como una telaraña de redes. Por ello tenemos un buen servicio que como dijo alguien por ahí y gracias a una red interregional, nos permite exportar energía a países vecinos. Cuando no son ellos los que nos la exportan a nosotros, pues hay un limitado intercambio basado sobre todo en las emergencias entre países hermanos. Pero como la demanda es creciente, lo que es bueno para hoy no lo será para mañana. La última represa, la 15 de Septiembre, fue inaugurada en la Década de los Ochenta y si se construye El Chaparral, la vida útil de "la 15" se prolongará por siglo y medio aproximadamente.
Nadie le quita su derecho a los detractores de El Chaparral a manifestarse públicamente. Qué bueno que lo hagan, pero, no sería mejor ayudarle a Margarito Guevara, de El Potrerillo, Carolina, o a Elena Guzmán, del cerrito El Chaparral, también en Carolina, para que negocien con la CEL la parcela en que cada uno de ellos vive. Qué decir de Alonso Posada, que quiere comprar una lancha para pescar en el embalse una vez construida la presa. Afortunadamente, lo reflejan las investigaciones de opinión pública, los salvadoreños estamos hartos de los posicionamientos radicales. La diferencia es ahora entre demócratas y totalitaristas.
Viniendo de este personero es este articulo una prueba fiel de lo panfletero del analisis que estos sres hacen de la realidad. Hay documentacion que refleja lo chaveleado del proyecto del Chaparral. Todo lo que vaya en beneficio del pais pasa por procesos democraticos, constitucionales bajo el paraguas del estado de derecho. Llamarles totalitarios a los pobladores locales que se oponen a tal proyecto es una exageracion irresponsable y poco inteligente. Si tan obvios son los objetivos para la nacion no debera ser dificil razonar con ellos, pero no hay que matarlos despues de tildarlos y hacer paralelos con los talibanes o con radicales islamistas. La comparacion es ridicula. Hay que hacer las cosas bien. No hayq que pasar por encima de nadie con metodos derechistas, neandole a la gente el derecho ser bien informados y compensados por lo que pierden. Por que no hacen tanto ruido por las propiedades en manos de los cromagnones que contienen quien sabe que joyas historicas de las etnias salvadoreñas. Esos asentamientos podrian volver mas interesante a ES para venderlo como un pais turistico valido. Indiferentemente se niegan a que estos patrimonios culturales sean investigados y nadie dice nada y mucho menos EDH. Es casi lo mismo. La diferencia es que los unos son dueños y compinches con los dueños de los medios de comunicacion y hacen ruido. Mientras que los otros son humildes salvaodreños a quienes se les hace dificil ser escuchados.
ResponderEliminarSientense con ellos y dialoguen, persuadan y comepensen segun todas la de la ley. Se termino aguello de pasarse llevando a los nuestros. Mil razones tenemos para desconfiar de planes impuestos desde arriba.
no entiendo nd de esta pagina pero bn
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