Llegar a a donde estamos, aunque haya quienes lo vilipendien, tomó mucho esfuerzo y sacrificios para dejarlo en manos de grupos de fuerza incapaces de pensar con claridad y actuar con apego a las leyes.
Editorial. Jueves 27 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.
"El pueblo" está bloqueando calles y carreteras en varias zonas del país, provocando enormes embotellamientos que afectan la vida de todos. Los revoltosos se oponen a la reapertura de varios rellenos sanitarios que habían sido clausurados y a la manera en que se están repartiendo los paquetes de semilla y se brinda asistencia a los agricultores.
Los bloqueos de calles habían cesado desde que se aprobaron los tribunales especiales y gracias a la intervención de las fuerzas antimotines para dispersar a las turbas y capturar a los cabecillas o participantes, quienes eran llevados a proceso. Pero con la nueva permisividad hacia la delincuencia y el descabezamiento de las distintas unidades de la policía, era de esperarse que se incrementara la criminalidad y surgieran bloqueos por cualquier motivo. Se sufren en San Miguel por la presa de El Chaparral, se dan para protestar por los asesinatos de motoristas y cobradores (los únicos justificables).
En los viejos tiempos lo que hoy sucede tenía un nombre muy simple, anarquía. Cuando la gente comienza a tomar la ley en sus manos y además abandona las instancias y procedimientos propios del Estado de Derecho para resolver agravios, un país se sitúa peligrosamente al borde del descontrol.
El tema de los rellenos viene de lejos, pues en apariencia hay grupos que pagan a agitadores para oponerse al establecimiento de cualquier clase de botadero, como se pudo ver cuando el ex alcalde Mena, de Santa Ana, intentó dar una solución lógica y no contaminante al problema de la basura en el municipio. Los agitadores le hacen creer a la gente sencilla, que cae con tanta facilidad en la histeria colectiva, que el relleno va a envenenar el agua que beben, que los niños nacerán con tres cabezas y que la comunidad entera contraerá cáncer. Con similares argumentos unas religiosas han levantado a los pobladores de Chalatenango contra la minería, eliminando de esta manera mucho empleo directo e indirecto en el departamento.
El caso más inverosímil a este respecto es el de Baterías Record, forzada a cerrar de golpe por la Procuraduría de Derechos Humanos, que no entiende de procesos industriales, con lo que destruyó una empresa y, en ese momento, generó la contaminación que en teoría deseaba eliminar.
Mucho costó llegar a donde estamos para perderlo
Lo más grave es que a fuerza de bloqueos, turbas enardecidas, histeria comunal, desinformación y calumnias, es cada vez más difícil discutir problemas del país o de un barrio para llegar a lo sensato y constructivo. Como cualquiera lo atestigua, es casi imposible hacer entrar en razón a un exaltado, más cuando alrededor suyo hay decenas de otros igualmente mal de la cabeza.
El otro lado de la moneda, el que debe afligir tanto a la población como al gobierno, es que si para todo las turbas se toman la calle, interrumpen el transporte, impiden el normal desarrollo de la producción y el intercambio, agreden a motoristas y transeúntes y con mayor frecuencia actúan como enloquecidos sin remedio, muy a la corta sufrirá la economía y se van a perder empleos. Cuando un país comienza a desplomarse, es difícil, o cercano a lo imposible, revertir el proceso.
Llegar adonde estamos, aunque haya quienes lo vilipendien, tomó mucho esfuerzo y sacrificios para dejarlo en manos de grupos de fuerza incapaces de pensar con claridad y actuar con apego a las leyes
Tenebrosa la acusacion a los protestantes de estar mal de la cabeza. No sorprende que venga de EDH. Lo primero que hay que hacer con esta gente que protesta es sentarse con ella y hablar en publico. Intentarlo una y dos veces. La gente reacciona de esa manera por la inmensa desconfianza que se le tiene al estado. Para el pueblo de a pie el estado representa corrupcion, incapacidad de gobernar y ademas representa derecha. Por eso mismo debe el actual gobierno bajarse a a la calle y hablar con esta gente. Si despues de hacer un intetno serio de informar las protestas no cesan entonces hay que hacer valer el orden y la ley sin dejar el dialogo abierto. No hayq otra solucion. Es aqui donde el frente tiene todo el campo abierto para destacarse como una fuerza politica diferente. No tiene nada que perder con hacer esto al contrario ganara credibilidad hasta en el corazon del salvadoreño mas desconfiado.
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