En realidad, lo que estamos necesitando de fondo es una estrategia nacional de largo alcance, que permita tratar efectivamente lo inmediato y lo de amplia perspectiva, sin enredos ni trastornos evitables. Y este es un tema de Estado y de nación.
Escrito por Editorial. Miércoles 19 Agosto. Tomado de La Prensa Grafica.
En la primera entrevista del novedoso formato multimedia de LA PRENSA GRÁFICA, el Presidente Funes habló de los dos temas que acaparan en el momento actual la atención ciudadana e institucional: economía y seguridad. Temas espinosos y complejos, frente a los cuales está pendiente de definir una estrategia integral, aunque algunas ideas han sido esbozadas por el mandatario. Como percepción general, es claro que este será un año difícil, y el jefe del Ejecutivo así lo reconoce. Un año difícil que tendrá efectos en el tiempo, porque no se sale fácilmente de una crisis como la que nos azota y porque los componentes estructurales internos, tanto en el área económica como en el área de seguridad, son muy complicados en sí.
Dos términos aparecen en el trasfondo de las temáticas aludidas: financiamiento y confianza. En lo que se refiere al primero, la debilidad funcional más seria consiste en que no se ha logrado estructurar, a lo largo del tiempo, un mecanismo político sobre el endeudamiento público, y cada vez hay que hacer el traumático esfuerzo de conseguir la mayoría calificada. En las condiciones actuales, endeudarse no es opcional, como lo reconoce el Presidente; y por ende, para ordenar la práctica, los dos partidos principales tendrían que llegar a un entendimiento funcional, que permitiera ordenar y racionalizar el proceso. No podemos seguir al tuntún en este asunto tan vital.
En realidad, lo que estamos necesitando de fondo es una estrategia nacional de largo alcance, que permita tratar efectivamente lo inmediato y lo de amplia perspectiva, sin enredos ni trastornos evitables. Y este es un tema de Estado y de nación.
Generar y proyectar confianza
En la entrevista comentada, el Presidente dijo textualmente: “… estamos apostando a devolverle la confianza al inversionista privado en lo que resta del año, porque si él no invierte, las posibilidades de recuperación de nuestra economía se reducen considerablemente”. Es un buen punto de partida. Pero de inmediato hay que agregar que la generación de confianza constituye un desafío permanente, con independencia del Gobierno que esté en funciones. Y la confianza la da en primer lugar la solidez política, acompañada de una visión estratégica que responda estrictamente a las posibilidades y retos de la realidad. El realismo es, pues, factor fundamental de la confianza. Al haberse dado la alternancia en el poder político, así como aumentan las ansiedades, pueden fortalecerse, por otro lado, las condiciones para asegurar una estabilidad de larga duración. Y es que cuando la alternancia se maneja de una manera natural y racional por parte de todos los actores políticos, económicos y sociales, lo que queda en evidencia es que el sistema funciona; y el buen funcionamiento del sistema, sin rupturas ni desajustes, es la mejor garantía de la confianza integral que se necesita para la paz y el desarrollo.
Tampoco puede haber confianza en las condiciones de inseguridad en que nos movemos. Aquí no bastan las medidas inmediatistas para simplemente bajar las estadísticas de la criminalidad. Ya es tiempo de ir a la médula de esta problemática, que, como tanto se ha reiterado, va mucho más allá de la Seguridad Pública.
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