Ser el ministro de una iglesia evangélica es el más alto grado al que puede aspirar una persona de estas congregaciones. Son respetados y admirados por sus estilos de vida, pero ¿qué sucede cuando sus intereses mezquinos los hacen aprovecharse de sus cargos?
Escrito por Miguel Marroquin. 17 de Agosto. Tomado de La Pagina.
Llegó como todos los sábados a la iglesia cristiana a la cual pertenece. Un carro de lujo, gafas oscuras y un traje impecable lo distinguen como el pastor de la comunidad evangélica. Ya en el púlpito comienza su predica semanal. “Hermanos hoy me enfocaré en un mandamiento muy cotidiano entre nosotros y es aquel que dice No robarás”…
Una vida llena de esplendores falsos
José (nombre ficticio) de 39 años es el pastor evangélico de una de las iglesias populares de San Salvador. Desde hace poco más de cinco años es uno de los máximos representantes de esta congregación.
El joven pastor es casado y tiene 3 hijos, reside en una de las colonias más acomodadas de la ciudad. Su vehículo año 2005 y su buen vestir y calzar, a simple vista hacen pensar que se trata de un brillante hombre de negocios u ostenta un alto cargo gubernamental.
Pero detrás de una imagen intachable, José tiene varias cuentas con números rojos, como el infierno que él predica a su feligresía, en varias instituciones del sistema bancario y muchos acreedores que esperan les liquide viejas deudas.
Embaucando a los pobres
Hace pocos meses la esposa de José repentinamente cayó enferma. Pero el pastor se rehusó a que su mujer fuera tratada en el Hospital Nacional Rosales, por lo que le pidió a Joaquín, un humilde trabajador, que le facilitará la cantidad de $800.00 para trasladar a su mujer a un prestigioso hospital de San Salvador.
Al inicio Joaquín se rehusaba a dar el dinero al pastor, debido a la grave situación económica en la cual se encontraba su familia, pues con mucho sacrifico él y su esposa se “partían el alma” para conseguir lo necesario para sobrevivir mensualmente.
Pero José no dejaba de insistirle. “Ayúdame con mi esposa, lo que sucede es que en ese hospitalucho no hay equipo médico para que la atiendan” comenta su amigo que al final y después de recibir hasta cinco llamadas diarias a su lugar de trabajo y con la firme promesa por parte del pastor que en un mes le cancelaria, accedido a realizar un préstamo a una cooperativa de la ciudad.
“La crisis económica golpea a las Iglesias”
Después de una semana de permanecer ingresada en un hospital privado de la capital, José llegó con la noticia donde su amigo que no le había alcanzado el dinero prestado y que tuvo que realizar otro préstamo para liquidar la costosa cuenta del hospital donde a su mujer se le habían realizado varios exámenes sin encontrar la razón de sus dolencias.
El pastor le expresó a su acreedor que le pagaría, pero que solamente le podía dar $50.00 mensual, y esto cuando le fuera posible pues la crisis económica en la cual se encontraba el mundo, también golpeaba fuertemente a las iglesias evangélicas.
No robarás contra el no matarás
Al escuchar las palabras del pastor, su amigo comenta le dio tanto enojo que quiso realizar justicia por su propia cuenta.
“Yo sé donde vive ese cabron, sé a que horas sale y llega a su casa, sé a que horas se va de la iglesia en la cual predica y si quisiera darle un buen susto lo haría, pero no me rebajaré al lugar donde él mismo se ha colocado, como un delincuente” expresa el trabajador que ahora tiene que asumir la deuda con la cooperativa.
Y fue precisamente en la sociedad de ahorro y préstamo donde le notificaron que José cuenta con un largo historial negativo no solo en el sistema financiero sino que también tiene atrasos en el pago de su lujosa casa y las letras del vehículo que posee.
Y la congregación dice ¡Amén!
A raíz de la inexplicable “enfermedad” de su mujer, los problemas financieros del pastor ya han comenzado a salir a la luz dentro de la comunidad evangélica.
Pero ellos prefieren costear los lujos de la vida de su pastor ante la deshonra pública que significaría el tener un pastor que no cumple con sus compromisos económicos. Es por eso que muchos feligreses han decidido “dar donaciones” para la vida, que según ellos dicen, “él se merece por ser un siervo de Jehová”.
Al saber esto Joaquín solamente tuvo una expresión: “Puta así hasta yo me hago pastor y me pongo a dormir a un montón de personas para que me paguen mis deudas”.
Ahora, José sigue con su vida “normal”, eso sí, como una forma de “gratitud” a la comunidad evangélica a triplicado sus apariciones en el púlpito, enseñando e instruyendo a sus oyentes lo feo del pecado, las maldades e imperfecciones de un mundo donde los seres humanos están de paso…
Delincuentes y no solo ellos sino varios curas catolicos tambien.
ResponderEliminarDelincuentes, victimarios de nuestra sufrida gente que tanto necesita tener una esperanza para afianzarse a la vida en la sociedad salvadoreña. Sin embargo habria que encaminarlos en cierta direccion. Tienen una tremenda influencia en mucha gente y por eso mismo podrian poner un grano de arena en la construccion de un nuevo pais.
ResponderEliminarEn este país todos critican a los políticos, pero a los religiosos pareciera que les tienen miedo. Me pregunto cuál es el temor. A caso tienen miedo que venga un ser todopoderoso y los castigue.
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