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2009/08/28

Preocupa que el desorden resurja como “forma de lucha”

Las autoridades han evitado provocaciones, lo cual es saludable; pero deben, ya en cuanto estrategia política y de funcionamiento institucional, prevenir con seriedad, entendimientos y apego a la ley, que esto vaya a desbordarse.

Escrito por Editorial. Viernes 28 Agosto. Tomado de La Prensa Grafica.

En estos días, y con la bandera de las discrepancias por el método de entrega de los paquetes agrícolas, algunas asociaciones vienen generando bloqueos de carreteras en diversos lugares del país, con quemas de llantas y otros desórdenes; pero, sobre todo, con evidente perjuicio para los ciudadanos que se trasladan a diario de un lugar a otro. El cierre de vías en distintas zonas al mismo tiempo indica que se trata de acciones concertadas, lo cual hace sospechar que hay líneas de acción que responden a una estrategia que podría tener graves consecuencias para la normalidad de la vida nacional.

Las opiniones, acusaciones y contracusaciones no se han hecho esperar. Algunos dicen que hoy el reparto de esos paquetes a los productores agrícolas se está haciendo en forma más equitativa que durante el Gobierno anterior; otros dicen que hay ahora favorecimiento por simpatías políticas; y hasta se habla de grupos manipuladores. Lo cierto es que, en cuanto a repartos como el que origina la bronca, siempre hay que tener un orden que justamente evite cualquier abuso o parcialidad. Ninguna de estas ayudas, que son muy útiles en sí, debe ser usada por nadie como un recurso para conseguir ventajas.

Lo que más preocupa es que estemos viendo el resurgir de un “método de lucha social” que sólo ha acarreado trastornos y males en el pasado, y que puede ser enormemente perjudicial en las condiciones críticas en que nos encontramos. Las autoridades han evitado provocaciones, lo cual es saludable; pero deben, ya en cuanto estrategia política y de funcionamiento institucional, prevenir con seriedad, entendimientos y apego a la ley que esto vaya a desbordarse.

Un tratamiento inteligente
Es evidente que la llegada al poder del primer Gobierno que tiene en su base un partido de izquierda constituye un reto, para el Gobierno mismo, para el partido ahora de Gobierno y para todas las otras fuerzas nacionales. Dicho reto no tiene por qué ser visto, en sí, como algo negativo, ya que los salvadoreños estamos viviendo lo que, como expresión dinámica del proceso, es natural en el curso democrático: la alternancia política. Pero esto no quita que se trate de un desafío muy importante para todos, que debe ser manejado con máxima responsabilidad para que las cosas no vayan a enredarse innecesariamente en el país.

Una de los asuntos más complejos con los que tienen que lidiar tanto el Gobierno como su partido es el que representan las expectativas de muchísima gente, bajo una premisa que podría resumirse así: “Ya llegamos, y ahora nos toca recibir todo lo que hemos estado esperando por tanto tiempo”. Desde luego, cualquier tipo de expectativa, independientemente del color que sea, tiene que medirse con una fuerza insoslayable, que es la fuerza de la realidad. Por eso el voluntarismo revolucionario ha fracasado en todas partes, porque pretende sustituir la realidad por una caricatura de la misma.

Ahora bien, dentro de la realidad hay muchas formas de conducirse; y de lo que se trata es de que el Gobierno y su partido, con los matices razonables de su línea de pensamiento y de acción, actúen en todo momento con sensatez, realismo y espíritu nacional.

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