Por las señales que se perciben, la piñata inicia, no sólo en los empleos de gobierno sino también en las propiedades rurales, que han comenzado a ser invadidas por "el pueblo"
Editorial. Martes 18 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.
Se contaba la historia de un sujeto que fue a visitar al comandante departamental de La Unión para pedirle que lo nombrara director de la banda, conjunto que en aquellos tiempos ejecutaba conciertos los domingos al atardecer en la glorieta del parque central, como sucedía en todas las cabeceras y ciudades importantes.
"No sabía que eras músico, estimado", le dijo el jefe militar.
"No lo soy, pero veo que lo único que hace el director es mover el palito, y eso yo también puedo hacerlo…", afirmó el solicitante.
Los nuevos nombrados en todas las dependencias del gobierno, arriba y abajo, creen que no tendrán problemas para desempeñarse, pues suponen que sus antecesores lo único que hacían era mover el palito. La mayoría ha comenzado por ordenar que borren de los vehículos de cada oficina el emblema de la institución, para poder usarlos privadamente. Ninguno, hasta donde sabemos, tuvo la curiosidad o gentileza de preguntar a las personas que fueron despedidas de la noche a la mañana, cuáles eran sus obligaciones y si tenían algo que recomendar. A ninguno de los despedidos se les dio las gracias aunque tuvieran veinte y tantos años de laborar en el gobierno.
Pero como hemos señalado, la gran piñata de plazas públicas está tirando por la borda un patrimonio nacional de enorme valor e insustituible, pues no será con cursos o seminarios de capacitación que alguien se vuelva idóneo para desempeñar un puesto, comenzando porque "si Dios no lo da, Salamanca no lo presta". La piñata puede ser muy divertida para unos pero terriblemente humillante para otros; ya en un organismo estatal han encontrado al nuevo director en actos reprochables con una pobre empleada.
Ni el saber ni la experiencia se improvisan
Que despidan a un encargado de bombeo en Atiquizaya es una cosa, pero hay cargos técnicos que no sólo se relacionan con servicios internos, sino que también son parte de engranajes internacionales, como los de Aeronáutica y los de Aduanas. A la primera falla grave, y de establecerse que por inepcia se pone en riesgo la vida de pasajeros de vuelos internacionales, corremos el riesgo de que se prohiba usar el aeropuerto de El Salvador y quedemos aislados. Lo mismo con respecto a controles de plagas, contrabando, narcotráfico, mal manejo de epidemias, poco rigor o complicidad en combatir el lavado de dinero.
En todo nuevo gobierno se dan tentaciones nepóticas (colocar a las parentelas y las cheradas en puestos) pero los nuevos, que por lo general sólo llegan a cobrar el sueldo, no desbaratan o destruyen las estructuras operativas. No lo hacen porque quedarían con el trasero al aire (expresión asturiana) y además se apoyan en lo que otros conocen y han ido aprendiendo con el tiempo. Si algo no se improvisa es el saber y la experiencia, más cuando, como es frecuente en el aparato gubernamental salvadoreño, se designa a funcionarios después de muchas pruebas y entrevistas. Un amigo, destituido de un día a otro, nos decía que cuando fue nombrado hace casi diez años, fue sometido a exámenes sicológicos, profesionales y de salud, incluyendo la prueba del VIH.
Por las señales que se perciben, la piñata inicia, no sólo en los empleos de gobierno sino también en las propiedades rurales, que han comenzado a ser invadidas por "el pueblo". La eficiencia y la agricultura pueden iniciar una caída libre, arrastrándolo todo.
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