Es cierto que hemos avanzado mucho en campos específicos; pero ha habido y sigue habiendo un descuido sistemático de los moldes básicos del comportamiento social.
Escrito por Editorial. Martes 18 Agosto. Tomado de La Prensa Grafica.
Se habla constantemente de violencia intrafamiliar, pero es muy poco lo que se hace para encarar con verdadera responsabilidad esta lacra del comportamiento, que es tan reveladora y a la vez tan destructiva. Las cifras son escalofriantes: entre 2007 y 2009, casi 16 mil personas sufrieron este tipo de violencia; y en lo que va de 2009 el ISDEMU ha registrado 3,783 casos de agresiones contra mujeres. Esto es mucho más que una estadística: indica una profunda disfunción de la conducta familiar, que se ensaña en los componentes tradicionalmente más vulnerables en el seno de la familia: las mujeres y los niños. El perverso machismo está todavía muy presente en las actitudes culturales prevalecientes, y esto puede percibirse en distintos ámbitos de la realidad nacional.
Evolucionar de una concepción autoritaria de la vida (“yo mando”, “yo me impongo”, “yo llevo los pantalones”, “yo soy el patrón”) a un ejercicio anímica y prácticamente democrático de la misma (“la responsabilidad es compartida”, “todos tenemos roles, pero en lo básico somos iguales”, “como seres humanos con derechos y deberes que somos, nadie está por encima de nadie”) requiere una evolución cultural de fondo, que nuestra sociedad aún no realiza como se debe. Ahí está la clave de toda esta problemática: en los valores realmente imperantes y en su aplicación en el diario vivir.
Hay que contar con mecanismos e instrumentos institucionales para irle cerrando a la violencia, y en particular a este tipo tan depredador de violencia, las amplias posibilidades de impunidad que ahora tiene; pero sobre todo hay que hacer un esfuerzo real para modernizar nuestra cultura de convivencia en todos los órdenes.
Cumplir la Constitución
En el Capítulo de Derechos Sociales, Sección Familia, nuestra Carta Magna establece que “la familia es la base fundamental de la sociedad y tendrá la protección del Estado, quien dictará la legislación necesaria y creará los organismos y servicios apropiados para su integración, bienestar y desarrollo social, cultural y económico”. Hermoso mandato, que está en el papel como tantos otros. Porque en verdad lo que hemos visto a lo largo del tiempo, y más en los tiempos recientes, es una creciente desintegración familiar, por efecto de la emigración, del trastrueque de valores, de la falta de oportunidades para asegurar una vida digna y, ahora mismo, de los efectos devastadores de la crisis, que nos golpea por distintos flancos.
Insistimos en la necesidad imperiosa de propiciar un auténtico cambio de cultura respecto de las relaciones vitales en toda sociedad: la familia, el trabajo, la organización social, la participación política. Es cierto que hemos avanzado mucho en campos específicos; pero ha habido y sigue habiendo un descuido sistemático de los moldes básicos del comportamiento social. En este punto, más bien se percibe un progresivo deterioro. Y esto puede advertirse aun en niveles que parecen más superficiales, como el de la urbanidad, que deja tanto que desear en el ambiente.
El desorden de las conductas conduce casi siempre a diversas formas de violencia. Y los liderazgos son los primeros llamados a dar el ejemplo del autocontrol y del respeto mutuo.
Interesante el articulo. Pero hay un aspecto que no se menciona y pienso que al no tomarsele en cuenta falla toda el analisis que se presenta.
ResponderEliminarLa imposibilidad para una mayoria de la poblacion de realizarse normalmente como individuo social. Se han puesto a pensar en la situacion de cientos de miles de familias cuyos padres saben que jamas podran comprar una casa digna, jamas podran proveer a sus hijos de alimentacion variada y abundante, jamas podran ofrecerle a su mujer y a sus cachorritos una semana de vacacion sin que tengan que preocuparse por el que comeran mañana. En estos analisis uds deben de tomar en cuenta el estres de la vida del salvadoreño de a pie, en eterna zozobra por la violencia callejera, por la inseguridad social, laboral. Deben incluir esos aspectos en el comportamiento familiar del hombre con su mujer y sus hijos y de las mujeres con sus hijos. Miles de familias salvadoreñas se componen de padres extremadamente exhaustos a la hora de reunirse con sus pequeños y para acabar de joder sin esperanzas de un cambio de velocidad y de inseguridad en sus vidas. Es injusto y poco objetivo el hecharle toda la culpa al machismo. La situacion social y economica no da para que todos seamos armoniosos, pacientes y excelentes maridos y padres.
Por supuesto que es una debilidad en este tan importante tema el no tomar en cuenta la real situacion cotidiana de los mas desposeidos. La vida cotidiana salvadoreña desmoraliza a toda clase de personas, con o sin estudios, con os sin religion. basta estudiar algunos casos de mareros con buenas bases academicas que probaron la vida normal pero que al ver lo desesperanzador que es tratar de vivir una vida normal, de trabajador diario, asalariado, responsable etc pero constatando diriamente que no se puede tener ninguna esperanza de plasmar seguridad de vida, de salud, educacion de desarrollo, de recreacion para sus hijos y su familia. Que se espera de esos padres de familia que regresan a sus casas despues de jornadas de trabajo de 10-12-14 horas de trabajo diario y son unos pocos dolares que no merman la angustia de no tener qeu darle de comer a su familia?
ResponderEliminarEn ES son miles y miles de jovenes que viven en algo mas bajo que la miseria. Viven en ella y en una violencia que en el fondo se genera por ese resentimiento social de no haber tenido nunca la oportunidad de desarrollarse como ciudadanos de bien. Quien no tome en cuenta estos o otros mas aspectos de la vida cotidiana del salvadoreño en sus analisis se queda corto y pierde en seriedad.