Comentarios mas recientes

2009/08/26

¡Qué envidia!

Hay ejemplos que dan envidia de la buena. Uno de ellos es Taiwán, que de ser una nación pobre, castigada por guerras, terremotos y tifones, con un territorio sin recursos naturales y casi tan pequeño como el nuestro, es hoy un país próspero, con niveles de desarrollo que lo colocan en la cúspide de los mejores. Taiwán es un ejemplo, porque ha logrado, sobre la base de esfuerzo, dar a su población un alto nivel educativo, estabilidad laboral, buenos sueldos y sobre todo un futuro auspicioso.

Escrito por Roberto Nacho Castillo. Miércoles 26 Agosto. Tomado de La Prensa Grafica.

Taiwán partió de la nada en 1945, cuando dos millones de chinos arrancaron del continente por la ofensiva comunista de Mao Zedong. En 70 años han construido un sistema político y económico admirable. Sin negar que hasta principios de los noventa el país fuera dirigido con mano de hierro, primero por Chiang Kai-shek y luego por su hijo Chiang Ching-kuo, la democracia se instaló en los últimos 20 años en la isla.

Hoy Taiwán es una democracia, donde existe una plena libertad de prensa y expresión, y cada uno de sus ciudadanos sabe que el gobierno de turno está para ser controlado y criticado. Las relaciones con Pekín han mejorado notablemente, sobre la base de una política exterior pragmática que se alienta en el interés común. Los problemas ideológicos quedaron en el pasado. Los vuelos turísticos y comerciales inundan los aeropuertos de ambos países. De hecho, Taiwán es uno de los mayores inversores en la República Popular de China.

¿Por qué Taiwán lo ha logrado y nosotros no? Es la pregunta que uno se hace cuando conoce una experiencia exitosa. La mejor respuesta que le encuentro a esta pregunta es que ellos sí han tenido un rumbo, un acuerdo nacional y la voluntad para superar dificultades. Le apostaron a la educación y al desarrollo científico y fueron capaces de ponerse de acuerdo para llevar a cabo el gran proyecto de país.

¿Y nosotros cuándo? Tenemos casi 200 años de historia política y casi el mismo tiempo de desavenencias y desacuerdos. No hemos logrado ni siquiera establecer un rumbo de país. Al día de hoy no sabemos para dónde vamos, parchamos en vez de establecer un camino. Y lo que es peor, hoy estamos peor que antes. Así de simple y dramático.

Pero hay algo más. El desarrollo de un país se logra sobre la construcción de un interés común y en nuestro caso lo que ha primado en nuestra política nacional es el interés particular o de grupos. Así, por supuesto, el progreso es restringido a unos pocos, que es lo que explica la tremenda brecha que tenemos entre ricos y pobres.

¿Pobrecito El Salvador, me dirá usted? Yo prefiero plantear estas duras palabras como un desafío. Aún cuando partamos atrasados, es urgente establecer un proyecto de país con medidas audaces. No podemos seguir como estamos, pobres y sin perspectivas de mejorar, y carcomidos por la inseguridad que nos genera más atrasos. El anuncio del actual gobierno de presentar un plan quinquenal debiera esperarse con ansias y sin prejuicios. No podemos seguir caminando sin rumbo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.