Se anuncia para muy pronto el Consejo Económico y Social

Este tipo de mecanismos, de los cuales hay importantes experiencias en otros países, deben adaptarse a las realidades propias de cada sociedad y de cada proceso evolutivo nacional.

Escrito por Editorial. Jueves 20 Agosto. Tomado de La Prensa Grafica.

Una de las promesas orgánicas de la actual Administración es la puesta en marcha de un Consejo Económico y Social multirrepresentativo como mecanismo generador de propuestas en esas áreas tan sensibles de la realidad nacional. Esta figura no es nueva, porque ya de resultas del Acuerdo de Paz se intentó echar a andar un Foro Económico Social inmediatamente después del fin del conflicto y, en 1998, como derivación del documento Bases para el Plan de Nación, se intentó poner en acción un Grupo Gestor Nacional, integrado por los sectores públicos, empresariales y laborales. En esas dos intentonas anteriores, el esfuerzo no cuajó por inoperancia de la estructura, que al ser mecánicamente representativa, cargó con muchas obcecaciones, prejuicios y recelos.

Este tipo de mecanismos, de los cuales hay importantes experiencias en otros países, deben adaptarse a las realidades propias de cada sociedad y de cada proceso evolutivo nacional. Hay un riesgo de base, que siempre hay que evitar, y es la tentación de que todo el mundo esté representado, porque entonces lo que se forma es una especie de gran asamblea de opiniones variopintas, que muy difícilmente confluyen en propuestas concretas atendibles. Lo más recomendable es buscar la representatividad de sectores, no de grupos con nombre y apellido.

Es importante para el proceso y para la coyuntura que una instancia de esta índole no sólo se configure de manera efectiva, sino que sea capaz de producir resultados que abonen progresivamente a la consecución final de un proyecto nacional de desarrollo, que es lo que desde hace tanto tiempo estamos necesitando.

Líneas claras en tiempos difíciles
Cuando las condiciones son tormentosas, es más necesaria que nunca la conducción serena y atinada. Y esto vale para todo, ya no se diga para hacer avanzar una realidad como la nuestra, que enfrenta grandes dificultades por dondequiera que se le mire. Lo primero que se requiere, en tales circunstancias, es claridad estratégica; y esa claridad sólo puede ser efecto de un franco y suficiente análisis de la realidad, tal como ésta se presenta, no como se puede ver a través de cualquier cristal ideológico o de intereses específicos. Ahora, con más fuerza imperativa que nunca, deben imponerse las visiones integradoras, en las diversas áreas del quehacer nacional.

El desafío más inmediato de la Administración actual del país consiste en administrar contradicciones en todos los niveles, desde lo político hasta lo social. Y esto hay que hacerlo en medio de un fenómeno de crisis que ha venido sacudiendo todos nuestros indicadores. Cuando las condiciones son de esta índole, el cuidado al tomar cualquier medida debe extremarse, porque un pequeño error de cálculo puede generar consecuencias imprevisibles.

Por eso insistimos tanto en la confianza, que debe adaptarse además muy creativamente a las realidades y a las aspiraciones de todos. Para el caso, en este momento es más vital que nunca balancear la demanda social con los requerimientos del desarrollo. Y el caso de la presa hidroeléctrica El Chaparral grafica perfectamente ese desafío.