Mariano Ramírez.12 de Noviembre. Tomado de Diario Co Latino.
El ex presidente Alfredo Cristiani acaba de declarar -ayer jueves para ser más precisos- a un canal de televisión de nuestro país, que el crimen de los padres jesuitas fue una estupidez de los militares.
Estupidez: torpeza notable en comprender las cosas, según la definición del Diccionario de la Lengua española. Al parecer, esa definición cuadraría a la infeliz expresión del ex Presidente Cristiani, para referirse a uno de los crímenes más aberrantes de la historia política, no sólo de El Salvador, sino de todo el mundo.
La noche del 16 de noviembre de 1989 efectivos de la Fuerza Armada asesinaron brutalmente a los padres jesuitas Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Ignacio Martín Baró, Amando López, Juan Ramón Moreno y Joaquín López, así como a la empleada Elba Ramos y a su hija Celina.
Por esas horas, el señor Cristiani era Presidente de la República y a su vez Comandante General de la Fuerza Armada y, por lo tanto, responsable de todos y cada uno de los actos de sus subordinados.
Calificar ese aberrante crimen como una estupidez no es una torpeza discursiva del ex presidente Cristiani. El análisis menos mal intencionado de esa expresión nos dice que quiere transformar en torpeza lo que es, a ojos del mundo entero, un crimen de lesa humanidad.
Por lo tanto, lo que pretende decirnos Cristiani es que los autores intelectuales y materiales de ese crimen no son asesinos, sino simples estúpidos merecedores quizá de una reprimenda pero no de un juicio en toda regla por asesinato.
¿Qué quiere ocultar Cristiani? ¿A quién quiere exculpar?
Este crimen de lesa humanidad, como todos los cometidos aquí o en cualquier otro país, debe ser esclarecido, y sus autores deben ser juzgados y condenados. La paz y la justicia en El Salvador así lo reclaman. Y el mundo también.
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