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2010/11/26

Contra Punto-¿Qué tan sostenible es la dolarización en El Salvador? - Noticias de El Salvador - ContraPunto

Por Carlos J. Glower (*). 26 de Noviembre. Tomado de Contra Punto.

 
A 18 meses de gestión, Mauricio Funes ha endeudado aceleradamente al país, tratando de salvar la dolarización que sus dos antecesores escondieron y esquivaron

 

SAN SALVADOR-La semana pasada el Presidente de la República,  Mauricio Funes, anunció  que el tema de la dolarización estaba terminado y que el capítulo del mismo estaba cerrado. Además, enfatizó que el que lo siguiera mencionando solo lo hacía para molestar.  Ese pronunciamiento me hizo recordar a Canuto El Grande cuando le ordenó al mar que retrocediera. También me hizo pensar en el Presidente de México López Portillo en 1979 cuando apuntó que “defendería al peso como un perro.”
Cuando las olas del mar le llegaron a la cintura a Canuto, este fue rescatado por sus propios soldados y el Presidente López Portillo tuvo el deshonor de brindar a México la peor crisis financiera de su historia tres meses después de su vulgar pronunciamiento.  Así de huecas suenan las palabras del Presidente Funes. Sin embargo, López Portillo se jactaba que “administraba la abundancia” pero cómo va la economía, el Presidente Funes solo se podrá jactar de “administrar la miseria” del presente y del futuro salvadoreño.
Independientemente que le moleste al nuevo Emperador que le digan que su vestimenta invisible no existe, lo que sí es preocupante es que el Emperador le proporcione más atención a sus asesores de imagen política que a sus asesores técnicos.  Lo que le debe de quedar claro, es que aun cuando la ley secundaria de la dolarización se incorporara a la Constitución, las leyes jurídicas y los pronunciamientos imperiales son irrelevantes a las ciegas fuerzas económicas como le sucedió al mismo López Portillo, representante de turno de la Dictadura Perfecta.
Otro ejemplo, Argentina tenía todo un andamiaje jurídico diseñado por expertos de calidad internacional para apoyar su semi dolarización, pero ello no impidió el colapso total de su experimento dolarizante. Las tropas militares violentamente tuvieron que proteger todas las sucursales bancarias, los supers y tardaron días en restaurar un cierto orden social afectado hostilmente por una ciudadanía desesperada.
La dolarización en El Salvador se hizo a las espaldas de la ciudadanía con asesores económicos que ni sabían lo que era un doctorado en este campo especializado. Asimismo, las cuentas fiscales, monetarias y externas no estaban ni preparadas ni las entendían ( y más parecería que les importaba un bledo) para acoger la dolarización. Peor aún, las reglas básicas que exigía la dolarización fueron irrespetadas e ignoradas por los dos gobiernos consecutivos que introdujeron la misma dolarización. Por estas razones, los gobiernos de Flores y Saca se vieron obligados a tratar de tapar el cielo con la mano, maquillando las cuentas fiscales y económicas del país y comenzando el proceso de la insostenibilidad de la dolarización que ellos mismos habían introducido.
Con la intempestiva crisis internacional que empezó en 2008 y que fue negada por el mismo presidente Saca, los problemas y desajustes escondidos que chineaba  la misma dolarización, salieron a la luz.  El Presidente Funes asume su mandato en el 2009 bajo las condiciones económicas más penosas en la historia de la república.  A 18 meses de su gestión presidencial,  Mauricio Funes solo ha podido endeudar aceleradamente al país, tratando de salvar a la dolarización que sus dos antecesores habían escondido y esquivado convenientemente. Todavía es precipitado concluir si lo que hace el Presidente Funes en el campo económico es un acto de valentía heroica o un episodio de desatino garrafal.
El argumento que la economía estadounidense es la principal culpable de nuestra crisis es ya deslucido.  La economía mexicana, que esta mas integrada a la economía estadounidense, crecerá 4.5% este año, comparado con el anímico 1% que espera nuestro gobierno, cruzando los dedos y rezando todo lo que se le ocurra.
La piedra angular complementaria de toda economía de mercado es el circulante monetario (dólares en El Salvador).  Esta liquidez viene ya disminuyendo su ritmo por 18 meses; además,  los depósitos a plazos se han reducido, y las cuentas a la vista se han aumentado, indicando que el circulante se encuentra estacionario y a su vez profundizando la crisis.  De ello se desprende que no se puede descartar que la velocidad monetaria también se esté reduciendo. En fin, tenemos un dilema y círculo vicioso económico perverso que no se solucionan con pronunciamientos presidenciales rancios o vacuos ni tampoco con oraciones piadosas.
Más de un miembro del gabinete económico del Gobierno ha dicho que si la situación económica no mejora (léase, crecimiento económico), la dolarización colapsará estrepitosamente a más tardar en el 2015.  Esa aseveración es en realidad un exabrupto de optimismo juvenil, pues el colapso se puede dar incluso antes de dos años. El Gobierno se la está jugando como en un casino, soñando que el endeudamiento masivo adicional de $1,200 millones para inversión pública en 2011 será suficiente para salir de la crisis.
Si se toma como guía el desempeño  de la inversión pública en el presente año, la proyección para el 2011 parece ser un sueño de castillos en el aire.  Pero, todavía si suponemos que se cumpla en un 100%, esa inversión no es suficiente para reactivar la economía si no se tiene liquidez para lubricar y multiplicar las transacciones económicas.  Sin embargo, lo preocupante es que los asesores económicos de la presidencia no sean escuchados, o peor, que hayan sido ordenados a guardar silencio.
La ingenuidad que representa creer que con un pronunciamiento presidencial se puede darle sostenibilidad a la política económica de la dolarización, cuando cada día hay menos dólares en circulación, solo nos puede indicar que la conveniencia política ha tomado preponderancia sobre la sensatez, y sobre la futura estabilidad económica,  y que se continúa con la falta de transparencia de los dos gobiernos precedentes.
La dolarización no tiene que ver con cuestiones de gustos o preferencias. La misma tiene que ver con un diseño de política económica que infla relativamente los activos financieros (por supuesto, de los bancos y aseguradoras) y les carga más peso por la deflación a los deudores con esos activos inflados superficialmente por la dolarización. También la dolarización permite que los bancos privados se chupen los flujos de remesas de más de $3,500 millones anuales y los envíen a sus casas matrices.
Por ejemplo, el Banco Citi, quebrado y resucitado con miles de millones de dólares de “salvataje socialista” por el Gobierno de Obama, se encuentra con la insostenible situación que hoy día su cotización en la bolsa de Wall Street es 20% inferior a su valor contable en libro. Este costo a la economía salvadoreña que representa el chupe de remesas ni la ha mencionado el Presidente Funes. No se necesita ser muy inteligente también, para darse uno cuenta del costo superior que representa el estancamiento económico que mantiene a la producción ociosa, las utilidades estancadas o negativas y el desempleo a niveles record, constreñido por la falta de circulante en dólares.
Los tales economistas que nos impusieron la dolarización también fallaron en su tino. En vez de imponer el dólar, hubieran impuesto el Patrón Uranio que con una fracción de un gramo de ese elemento le hubiera dado legitimidad a la moneda y hubiera creado una deflación tan profunda que los entes financieros en El Salvador tendrían los activos financieros mejor cotizados del mundo.  Posiblemente, países como China Popular y Rusia, venderían sus reservas en dólares y comprarían nuestra moneda Uranio como su reserva predilecta. La banca domiciliada en El Salvador gozaría de inusitados ingresos netos, y podrían salvar rápidamente a sus casas matrices. Por su parte, la economía real de El Salvador tendría un perfecto equilibrio y una estabilidad envidiable por los que descansan en nuestros cementerios. Les aseguro estimados lectores, que si el dólar es una moneda “fuerte,” más fuerte sería nuestra moneda basada en el Patrón Uranio.
La dolarización fue una medida eminentemente política y su solución solo puede ser del mismo carácter.  El presidente Funes ha tirado sus dados conjuntamente con el radicalismo neoliberal de los que nos dolarizaron que por favorecer a una elite minoritaria está haciendo pagarla a los sectores más empobrecidos y vulnerables.  Recemos para que los dados del Presidente nos den un resultado favorable. En caso contrario, la gestión del actual Presidente terminará en peor situación económica que cuando la comenzó. Y, su legado será recordado como el de Canuto el Grande o el del Presidente López Portillo de México: un verdadero fracaso con una ciudadanía más arruinada, más desnutrida y menos conforme.

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