Escrito por Luis Laínez.28 de Noviembre. Tomado de La Prensa Gráfica.
Esta semana tuve la oportunidad de compartir una plática con un grupo de militares, jefes de guarniciones en todo el país. Querían conocer cómo funcionan los medios de comunicación y, en particular, LA PRENSA GRÁFICA. La visita coincidió con el titular en portada de que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) había capturado en ese país a un militar, por tráfico de armas y drogas.
Las lógicas preocupaciones de los oficiales, de grado coronel, es que la participación de un elemento podría llegar a hacer generalizaciones sobre una institución que se ha destacado, no solo por su fiel cumplimiento de los Acuerdos de Paz, sino también por su recto comportamiento y apego a las leyes, además de su reciente colaboración con la Policía Nacional Civil (PNC) en materia de seguridad pública.
La mayor observación era que esa nota no consignaba que se trataba de un capitán que ya no formaba parte de las filas castrenses. En efecto, luego de consultar al ministro de la Defensa, David Munguía Payés –que se encontraba en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, participando en la IX Conferencia Internacional de ministros de la Defensa– LA PRENSA GRÁFICA publicó que ese militar había pedido retirarse en marzo pasado, luego que empezó una investigación por la pérdida de fusiles en el Comando de Fuerzas Especiales. Con el tiempo, las investigaciones demostraron que iban por buen camino y aunque no hubo un proceso de separación surgido desde la institución, lo cierto es que ese capitán ya no forma parte de las Fuerzas Armadas de El Salvador.
El aparecimiento de esta noticia, seis días después de que miembros de la División de Asuntos Internos capturaran a un policía que se disponía a vender explosivo suficiente para hacer volar un edificio, puede hacer pensar que la PNC quería desviar la atención hacia el Ejército, sobre todo porque quien originó la información del militar retirado y detenido en Estados Unidos había sido el director de la corporación, Carlos Ascencio. Sin embargo, se trató de un hecho casual.
En la edición de ayer de LA PRENSA GRÁFICA se publicó que la DEA y la PNC investigan a más militares —aún no se sabe si son miembros activos o no— relacionados con una red regional de venta de armas. Ayer mismo, a un hombre se le decomisaron cuatro granadas M-69 en un hospedaje del centro capitalino y desde marzo de 2009 pasado la Embajada de Estados Unidos informó al Gobierno salvadoreño (todavía a cargo de Antonio Saca) que un lote de granadas vendidas al Gobierno salvadoreño habían sido decomisadas a narcos en México.
El presidente Mauricio Funes ha dicho que el caso del capitán retirado y detenido en EUA ha sido un hecho aislado, pero que no habrá contemplaciones para personas, de cualquier nivel en su gobierno, que transgredan la ley. Y Munguía Payés lo mostró cuando destituyó y entregó a la Policía a soldados que habían aceptado sobornos en un centro penal. El ejemplo debe ser para muchos otros funcionarios públicos, para que cumplan sin restricción el mandato que recibieron.
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