Comentario de la semana Es obvio que hay interés de la gente por este tipo de obras, por vivir en el orden y no en el desorden, por mejorar en los diferentes aspectos que nos posibiliten una mejor calidad de vida
Eduardo Torres.27 de Noviembre.Tomado de El Diario de Hoy.
Una verdadera inyección de autoestima fue para la ciudadanía la reinauguración de la Plaza del Salvador del Mundo --erigida hace varias décadas en honor del Santo Patrono de nuestra República--, ya que además de ofrecer diversión con las actividades que ahí se organizan es, a su vez, fuente de sano esparcimiento para residentes o visitantes de nuestra ciudad capital. Vivifica transitar por sus alrededores y observar a niños en triciclos, corriendo, jugando, en compañía de sus familiares; en una ciudad capital donde la norma es el desorden y donde se adolece de lugares de diversión y recreación, la reinauguración de la Plaza demuestra, además, que sí podemos los salvadoreños aspirar a más, mucho más, aún en medio de la crisis económica que se vive alrededor del mundo, si trabajamos juntos.
La reinauguración de la Plaza nos reafirmó también, que vale la pena rescatar colectivamente nuestros símbolos, nuestras tradiciones y creencias, los valores que le dan vida a nuestra identidad salvadoreña. Imagino que para muchos de los asistentes los recuerdos llegaban a la mente, pues no hay salvadoreño que se precie de serlo que deje de reconocer, en buenos o en malos tiempos, la imagen del Santo Patrono de nuestra Nación. En mi caso personal, mi mente tuvo un increíble recorrido de recuerdos que, sentado en la engalanada Plaza, se centraba en una sola palabra: Patria. Del latín patría, patris, pater, Patria, según una de tantas definiciones, equivale decir tierra natal o adoptada a la que un individuo se siente ligado por motivos afectivos, culturales o históricos.
Para muestra un botón del sentir de la ciudadanía sobre el tema que hoy nos ocupa: solamente en uno de los tres vídeos en el media center de elsalvador.com --el previo, el de la reinauguración y el del concierto de la Platinum post reinauguración--, hubo dieciséis mil novecientas diecisiete vistas al primero de ellos, que mostraba cómo quedó la Plaza una vez concluidos los trabajos de remodelación. Es obvio que hay interés de la gente por este tipo de obras, por vivir en el orden y no en el desorden, por mejorar en los diferentes aspectos que nos posibiliten una mejor calidad de vida y nos den perspectiva para que la vida de nuestros hijos y eventualmente de nuestros nietos, sea mejor que la nuestra.
En estos tiempos de crisis que en la actualidad vivimos, donde la realidad cotidiana lacera la moral y el sentir de la gente, en especial en aquellos segmentos poblacionales donde las necesidades se vuelven mayores, pidámosle al Divino Salvador del Mundo que nos ayude; que ilumine nuestro camino para encontrar puntos de coincidencia para afrontar juntos la crisis, con respeto hacia la dignidad del ser humano, con predominio de principios como los de solidaridad y subsidiaridad. Y que nos dé la fuerza necesaria para apoyar proyectos valientes como el reordenamiento de nuestra ciudad capital, que benefician a las grandes mayorías y que pueden causar efecto espejo hacia el resto del país.
Son acciones como estas, integradas a una visión moderna de país, lo que puede y debe hacer la diferencia. Pero esto pasa por el hecho de buscar esos puntos en común que proporcionen un mayor grado de confianza y estabilidad, para re-dinamizar nuestra economía y aplacar las naturales inquietudes sobre la permanencia en el tiempo, de nuestras libertades. Comencemos a cruzar el umbral de la esperanza.
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