C. Marchelly Funes.30 de Noviembre. Tomado de Diario Co Latino.
El pasado mes de septiembre el Presidente de la República oficializó el Sistema Nacional Integrado de Salud, acción con la cual el mandatario ratificó que “la salud es un bien público, un derecho fundamental y un componente inherente de la estrategia de desarrollo humano del país”.
Este Sistema Integrado de Salud, por su finalidad, establece un vínculo directo con la población pobre. Con los hombres, mujeres, niños y ancianos de todo El Salvador, toda la vida, desde antes de nacer, hasta que mueren. La calidad de este sistema debería de repercutir de forma positiva en la vida social de las personas, además de otorgarle a los trabajadores del sector la responsabilidad de velar por que los más pobres del país, y la población en general, reciban los servicios de salud que les fueron negados por más de dos décadas en el país.
Se acerca el fin de año y esta es una buena fecha para evaluar las estructuras del Sistema de Salud Pública, y reorganizarlas si es necesario, con el único objetivo de responder a las
necesidades de la salud en el país.
También las autoridades de salud deberán contratar estrictamente al personal con la calificación y con la visión que se requieren para lograr eficiencia y eficacia en el trabajo. Es decir, que cada trabajador y trabajadora del sistema de salud pública asuma la responsabilidad de garantizar que cada paciente sea conducido por este nuevo sistema y reciba la atención integrada que le corresponde como usuario.
En reiteradas ocasiones la Ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, ha planteado que los profesionales de la salud deben ser hombres y mujeres íntegros, pero sobre todo, humanos. La razón de esta concepción es sencilla: El ser humano es y debe ser el centro de las políticas públicas.
Las transformaciones que han impulsado las autoridades de Salud y el Ejecutivo, tales como: invertir más en la compra de medicamentos y vacunas, dotar de equipo hospitalario al Sistema Nacional de Salud y ampliar la cobertura médica en los municipios más pobres del país, cobertura que cuenta con un equipo multidisciplinario de profesionales para atender a las personas, familias y comunidades en sus lugares de residencia, son parte de las transformaciones del sector salud.
Las autoridades de Salud con el lanzamiento del Sistema Nacional Integrado de Salud tienen la responsabilidad de garantizar el derecho a la salud de toda la población salvadoreña, con especial énfasis, en los sectores más vulnerables y pobres del país. Sectores que fueron fuertemente ignorados y despreciados por los sistemas anteriores.
La calidad en la promoción, prevención y atención de la salud deberá ser eficiente y de fácil acceso para toda la población.
Es hora de ponerle fin a la burocracia, que se ha expandido sus tentáculos en el sistema de salud público, especialmente, en el Seguro Social, y a las constantes esperas eternas en el área de farmacia para recibir un “de esta medicina no hay”.
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