Escrito por GN3.29 de Noviembre. Tomado de La Prensa Gráfica.
“Queremos que se nos ayude a solucionar efectivamente nuestras necesidades más urgentes, como son las económicas, la salud y que se pongan de acuerdo para poder vivir en paz.”
Por Nena de Alfaro,analista político
Peleas y disputas entre unos y otros, un estire y encoje, mediciones de fuerza sobre algunos temas, discusiones interminables, acuerdos y luego desacuerdos; amores y, acto seguido, celos, quiebres y hasta odios; secretitos melosos y, casi de inmediato, gritos y malas palabrotas; un día contentos, veinticuatro horas después, enojados.
Lo anterior no es la narración de una relación amorosa que está a punto de colapsar, ni siquiera se trata de una de esas trilladas novelas que se transmiten por radio o televisión.
Este es el diario vivir entre los representantes de los diferentes partidos políticos. A ellos se suman las protestas de algunos sindicatos y las manifestaciones de varias organizaciones sociales y se agrava con ciertas disputas dentro de los mismos partidos, así como entre la empresa privada y el Gobierno.
Todos ellos aseguran interesarse en el bienestar de sus habitantes y en el progreso y crecimiento de la nación.
La intención es buena y encomiable, pero la forma de hacerlo para lograr lo anterior es equivocada.
¿Puede un país crecer lo suficiente en medio de la discordia y de disputas, donde no se logra el consenso para ponerse de acuerdo ni siquiera en temas trascendentales como la seguridad y la generación de empleo?
La simple lógica indica que es muy difícil construir con enfrentamientos y divisiones, sin que exista un dialogo franco, sincero y que trascienda el tiempo.
Los ciudadanos salvadoreños ya nos cansamos de tantos pleitos que no conducen a ninguna parte, no estamos interesados en discusiones.
Clamamos para que se ponga fin a la interminable campaña política que inició hace tres años.
Queremos que se nos ayude a solucionar efectivamente nuestras necesidades más urgentes, como son las económicas, la salud y que se pongan de acuerdo para poder vivir en paz. El país se acerca al precipicio y eso no conviene, es peligroso.
Preocupa la poca confianza y la falta de apuestas de los inversionistas nacionales y extranjeros, así como el desánimo que existe entre los empresarios locales.
Hay desesperanza entre los que buscan trabajo y no lo encuentran. Existe temor entre aquellos que tienen la dicha de tener empleo, pero se sienten inseguros de poder conservarlo una vez pasada la temporada navideña, dada la difícil situación económica que atraviesan las empresas.
La presente situación que vive El Salvador es complicada y resolver los problemas que acechan a la población no es ni será fácil.
Si tenemos que vivir aquí porque no tenemos a dónde ir, no podemos darnos por vencidos ni dejarnos llevar por el negativismo. Debemos trabajar para dejar de estar entre los primeros de la lista de los países más inseguros del mundo y volver a ser el referente del crecimiento económico de la región.
Para ello, el presidente Mauricio Funes y su gobierno deben ejercer un verdadero liderazgo que permita superar los obstáculos y lograr consensos a corto, mediano y largo plazo.
Se necesita contar nuevamente con empresarios dispuestos a arriesgarse e invertir en las condiciones actuales, aun sin ver un panorama prometedor y a un Gobierno que, en lugar de amenazar constantemente a la empresa privada, establezca un diálogo sincero y llegue a acuerdos que faciliten la creación de nuevas plazas de trabajo, incentivando la inversión y presentando propuestas que permitan sacar adelante al país.
El desarrollo de la nación no se logra con disputas. Se obtiene luchando con inteligencia, conociendo y analizando las necesidades y problemas, tratando de resolverlos por medio de la cooperación y el trabajo de su población y con ciudadanos valientes y decididos a llegar a consensos, a sacrificarse y esforzarse por el bien de su patria.
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