Escrito por Kalena de Velado.28 de Noviembre. Tomado de La Prensa Gráfica.
¿Qué hacer para fortalecer una cultura de respeto a la mujer en el día a día? En los últimos 50 años, el avance para lograr espacios equitativos con el hombre ha sido vertiginoso, aunque siempre hay espacio para mejorar. Así lo señalan recientes investigaciones presentadas en México en un encuentro iberoamericano de escuelas de negocios al cual tuve el privilegio de asistir representando a EMPREPAS, fundación de responsabilidad social corporativo.
“Las empresas de Estados Unidos con más de tres mujeres en el consejo directivo reportan rendimientos 45 por ciento superiores a aquellas que tienen menos de tres”, exponía la Dra. Patricia Debeljuh, académica, investigadora y asesora empresarial en desarrollo humano. Señalaba que en Argentina las “nuevas generaciones que se incorporan a la vida laboral no están dispuestas a aceptar contratos rígidos como en el pasado ni a seguir los modelos de éxito de años atrás”. A pesar de la crisis económica, la remuneración no es hoy por hoy el principal criterio de permanencia en una empresa, ni tampoco de selección de personal. Las personas con liderazgo sitúan por delante del dinero la capacidad de seguir creciendo, aprendiendo y la posibilidad de balancear trabajo y familia.
En el mismo encuentro académico se presentó el libro “Mujer y Liderazgo”, una recopilación de entrevistas y estudios en el contexto de Latinoamérica, prologado por la doctora Nuria Chinchilla, reconocida líder empresarial, quien subraya que la suma de los talentos femenino y masculino marcará el rumbo de las organizaciones, las familias, y por ende, la sociedad. “¿Cómo aprovechar las competencias directivas de la mujer en el campo de la empresa sin descuidar el papel que ha tenido en la familia?”, es una de las preguntas que el manuscrito trata de atender en una serie de investigaciones recopiladas por varios expertos regionales. El libro aporta ideas para aumentar la productividad y superar la falta de políticas que equlibren la vida profesional y familiar y el poco apoyo del jefe o compañeros de trabajo, que hace más difícil la permanencia de talentos con responsabilidades de hogar.
La Dra. Mireia Las Heras, académicas del IESE Business School (España) coincide con la Dra. Debeljuh, (miembro del UADE Business School, Argentina) en que mujeres y hombres deben aportar “lo específicamente suyo” al interior de las empresas para lograr la complementariedad de sus funciones. Ambas destacan que impulsar organizaciones familiarmente responsables e incluyentes para sumar talento en las empresas, propiciará el desarrollo integral de esta parte fundamental de la sociedad y sus miembros. La calidad de libertad aumenta si las mujeres no tienen que imitar a los hombres, sino realizar sus aportaciones desde su perspectiva.
Las empresas en América Latina empiezan a entender que la contratación de gente capaz (hombre o mujer) debe ser por aportación de experiencia, conocimiento, innovación, disposición y compromiso, y esto solo se logra cuando pueden atender trabajo y familia. Estoy convencida que para progresar como sociedad, es fundamental que cada salvadoreña emprenda el camino de revalorar la diversidad y la complementariedad del ser femenino y masculino, descubriendo el genio de la multimujer que lleva dentro, para luego ser capaz de crear una cultura de respeto incondicional de cada persona, desde la concepción hasta la muerte natural, en la familia, la sociedad y la empresa.
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