Orlando de Sola W.25 de Noviembre. Tomado de Diario Co Latino.
La política es el arte de gobernar. Y gobernar significa conducir, u orientar, reconociendo que
lo principal es gobernarse a uno mismo. Por eso la política, o arte de gobernar, depende de la ética, o parte de la filosofía que trata de distinguir entre lo bueno y lo malo, valiéndose para ello del conocimiento y la sabiduría.
La ética y la política son indispensables e inseparables para los gobernantes que desean mejorar la vida de sus gobernados, pero también son importantes para las personas que tratan de hacer lo mismo en su familia, sin distingos de raza, clase, posición o condición.
Ya sea en familia, en la tribu, o la nación, lo aconsejable es gobernar para todos, sin establecer para, ni contra quien se gobierna, ya que el favoritismo implica bienestar para unos y perjuicio para todos, dependiendo de las percepciones y preferencias del gobernante.
Gobernar para amigos y contra enemigos es injusto si produce venganza, odio y envidia, dependiendo de las creencias y percepciones de quienes ostentan el poder político.
Aunque el poder tiene otras formas, como la autoridad y la influencia, estas también pueden caer en la trampa de la falsedad y la venganza, que no es la justicia.
No es posible hacer justicia cuando se tergiversa la verdad. Y cuando esto ocurre, los pueblos se indignan, especialmente cuando no tienen historia y sufren de inferioridad, o desigualdad real, o imaginaria.
Para esclarecer la verdad, las autoridades deben ser sinceras, pues no se encuentra la verdad en mitos, ni leyendas, ni simulando investigaciones para ocultar fallas de quienes ostentan el poder, la autoridad y la influencia.
Los poderes, u órganos del estado, según la Constitución del 83, son el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, complementados por el Ministerio Publico, la Corte de Cuentas y el Tribunal Supremo Electoral, cuyo propósito es conducirnos a mejores niveles de vida. El Ministerio Publico está compuesto por la Fiscalía General de la República, la Procuraduría General y la de Derecho Humanos, cuya obligación es buscar la verdad, no ocultarla para proteger intereses y privilegios mercantilistas.
El mercantilismo es un sistema de favores, prebendas y privilegios. El mercantilismo es para el mercado lo que el libertinaje para la libertad. El mercantilismo se basa en oligopolios, o carteles, uno de los cuales es la partidocracia, o cartel de partidos, cuya incidencia en los órganos del estado es grande, especialmente en el legislativo, donde promueve convenios, contubernios y protocolos para mantener su hegemonía y repartir cargos, o cuotas de poder.
Los partidos, no el pueblo, dominan las elecciones en el Legislativo. Y esa es la forma en que el cartel, no el pueblo, incide en la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía General de la República, las Procuradurías y otras instituciones, como la Corte de Cuentas y el Tribunal Supremo Electoral.
Cuando a los representantes del pueblo les toca elegir Fiscal General de la República y Presidente de la Corte Suprema de Justicia el cartel busca conservar intereses y privilegios, no proteger valores.
Por eso el antejuicio por prevaricato contra el Presidente de la Corte Suprema de Justicia ha sido archivado sin considerar la verdad, ni la justicia. Y la decisión fue tomada por el pleno en base a falsedades introducidas en la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales por agentes del mercantilismo jurídico-político.
Lo mismo sucedió en la Fiscalía General de la República, cuando fue consultada por la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales. El informe entregado por la Fiscalía contiene las mismas falsedades, sembradas por agentes del prevaricato y del cartel para evitar que el Órgano Legislativo investigue a fondo y nombre un Fiscal de su seno, como manda el artículo 236 de la Constitución.
El prevaricato y la omisión de investigación, cometidos por el Presidente de la Corte y el Fiscal General, en complicidad con el cartel político que domina el Órgano Legislativo, sirvieron para ocultar el fraude procesal cometido en 1991 por el actual presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Para que prevalezca la verdad, la justicia y el estado de derecho necesitamos, como pueblo, depurar el Órgano Judicial y la Fiscalía General, comenzando por sus más altos funcionarios, evitando que el cartel de la política les ayude a ocultar sus faltas para mantener el sistema mercantilista.
Ningún pueblo merece que su gobierno sea forzado a gobernar para unos y contra otros, pues el favoritismo y el rencor no producen bienestar. Pero los gobernantes honrados deben preocuparse por perseguir el delito, no ocultarlo cuando se trata de funcionarios de alto nivel que han sido electos por el cartel de la política para defender el mercantilismo. Los representantes del pueblo podrían ser más cuidadosos al elegir funcionarios para el Ministerio Publico y el Órgano Judicial, evitando toda clase de curulazos, contubernios, confabulaciones y protocolos del pasado.
Ni para, ni contra | 25 de Noviembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.