LPG-Ante el horror, cabeza clara y unidad

El horror de dementes quemando vivos a los inocentes pasajeros de un autobús es el último acto de barbarie que vivimos. Difícilmente podemos pensar que sea casualidad, que sean unos dementes drogados que en su confusión mental y estado de posesión demoníaca actuaron por su propia iniciativa. Sin ser dueños de la verdad absoluta, el estado de pánico, desazón y de derrota que produce en la población hace pensar que la diabólica acción es parte de una estrategia, de un plan para poner de rodillas a la sociedad.

Escrito por Rafael Castellanos.26 de Junio. Tomado de La Prensa Gráfica.

Ante la situación, una de las más complicadas que vive el país, se impone más que nunca tener cabeza fría, hacer un análisis lúcido, y tomar acciones determinantes, y especialmente unidad. No es el momento de que los buenos se peleen entre sí, se dividan, discutan y se pierda valiosa energía social en roces entre quienes debieran ser del mismo equipo; energía que debiera ser enfocada exclusivamente a la resolución del complejo problema.

Difícilmente existe un tema alrededor del cual puede haber tanta unidad como este. No hay nadie en su sano juicio que no quiera ponerse en línea para combatir ese flagelo, y los políticos, que son generalmente quienes enredan las cosas por deseo de protagonismo u otras motivaciones tan poco válidas como esa, aquí tienen un tremendo reto. La población espera, desespera por ver soluciones, por ver armonía, por ver un equipo, un solo equipo por alguna vez, vistiendo el azul y blanco –no ningún color partidario– combatiendo el flagelo mayor que vivimos.

Además del reto, los políticos, en escrutinio constante, tienen el riesgo de perder totalmente el favor de la población si no lo hacen bien, más aún, si no se percibe que lo hacen bien, que se ponen la camiseta de El Salvador.

Pero todo equipo necesita un líder. En este país como en la mayoría, el liderazgo le corresponde al presidente de la República, es en quien está depositada la confianza para que resuelva, es quien acumula mayor poder del Estado, es quien tiene mayor poder de convocatoria.

Corresponde a la oposición política, incluido el FMLN, ponerse a la orden y hacer sugerencias en privado antes de lanzarlas a la opinión pública. No ayuda nada proponer desordenadamente la pena de muerte, por ejemplo, ganando teóricamente notoriedad y simpatía pública, pero por el contrario, abriendo una discusión compleja y que nos aleja del núcleo central lo que debe ser consenso.

Corresponde al presidente ser como lo ha dicho: presidente de todos los salvadoreños y ser especialmente en este punto, tolerante, incluyente, plural. Llamar en privado, si nadie se entera mejor, a líderes políticos y de otras instancias de la sociedad, en consulta, en solicitud de apoyo, en invitación, a formar parte del mismo equipo azul y blanco. Le corresponde ser abierto y escuchar. Algunas serán buenas ideas, otras quizá no, pero quien se siente escuchado, incluido, se convierte en aliado valioso. Serán todos, excepto los que tienen un interés diferente de la tranquilidad de la población, que los hay.

Enfrentamos un grupo enloquecido, alentado por quienes quieren al país abatido para que caiga; se señala la narcoactividad y el crimen organizado, y la inteligencia extranjera no descarta extremistas políticos en esta complejidad.

Es momento de servir a la patria en uno de sus peores momentos. No es tiempo de confrontación, es tiempo de serenidad, cordura, cabeza clara y unidad. No es momento de ideologías, de egos ni intereses político-partidarios, de cálculos electorales, de ambiciones personales de quienes se ven escalando posiciones pronto en las siguientes elecciones.

Ante el horror, cabeza clara y unidad