Norma Guevara de Ramirios.28 de Junio. Tomado de Diario Co Latino.
Estremecidos como estamos por la barbarie empleada contra pasajeros en una unidad de la ruta 47 en el municipio de Mejicanos, que cobró la vida de 15 personas el domingo 21 de junio; es preciso asumir que todos y todas las personas tenemos algo que aportar para cerrar el paso a la criminalidad que arrebata vidas de personas de todas las edades, de todos los sectores de nuestra sociedad, pero en una cantidad mayor a personas de estratos pobres y medios.
Es obligado preguntarnos ¿por qué ocurre esto? La manera simple de responder esta pregunta es la de señalar al gobierno por no controlar a los criminales; pero en otros tiempos que se mataba en proporciones mayores, los asesinos venían de personas que conformaban aparatos del gobierno, ahora es distinto, la sociedad que es víctima tiene en el gobierno la principal herramienta para combatir la criminalidad, pero debemos saber que de la sociedad también salen quienes le sirven de instrumento a las mentes macabras que son las que deciden esa pervertida forma de actuar; por eso la inmensa mayoría del pueblo que es honesto, debemos unirnos entre nosotros mismos y con el Gobierno de la República para luchar juntos hasta ganar la batalla contra la criminalidad y defender a nuestras familias, a nuestra comunidad y a nuestro país de ese flagelo cruel.
¿Cuántos agentes de seguridad privada existen en nuestro país?, ¿cuántas armas se venden sin registrarse como manda la ley?, ¿las armas que se registran una vez se refrendan?, ¿cuántas armas legalizadas se reportan como perdidas?, ¿cuántas armas entran mediante el tráfico ilegal de armas? Es importante cuestionar el elemento material que utilizan los criminales contra sus víctimas, las armas de fuego, porque sí, porque más de un 70% de personas asesinadas han muerto mediante arma de fuego.
Quiere decir que detrás de este elemento hay un indudable negocio de unos pocos que causa daño a muchos; pero cuanta vez se propone el control de las armas, las vedas temporales para su uso, la desarmamentización, surgen voceros defendiéndolas aduciendo que cualquier control le da ventajas a los delincuentes. Es preciso que cobremos conciencia de este particular aspecto para promover propuestas a favor de políticas de estricto control de armas, de restricción de su uso y sin duda esa sola medida produciría un impacto positivo.
Se argumenta que el uso tecnológico de la telefonía, desde las cárceles y fuera de ellas es otro elemento ampliamente utilizado para intimidar, extorsionar y para dar órdenes o encargar asesinatos; es preciso entonces que el Estado con consentimiento social y para protección de la gente, disponga de mecanismos suficientes, legales y tecnológicos para disminuir la ventaja que la criminalidad le saca a las telecomunicaciones en contra de la vida, el bienestar y tranquilidad de la mayoría. Esto requiere sin duda que aceptemos las personas que usamos teléfono, que para nuestra protección es necesario observar medidas como la de estar debidamente registrados, notificar las pérdidas de teléfonos o computadoras; dar aviso a las autoridades de cualquier indicio de delito que creamos que se comete utilizando estos medios; el FMLN ha presentado iniciativa de crear un Registro Unico de teléfonos y antes se han aprobado dos decretos en esta dirección.
El hallazgo descubierto recientemente de introducción de teléfonos y microchips hacia un penal utilizando el traslado de alimentos hacia el penal es indicativo que las empresas relacionadas con los penales, sean para operar como tiendas internas o para proveer servicios son vistas como recursos de los propios prisioneros o de otros socios suyos en el exterior; esto significa que a la hora de decidir sobre la prestación de esos servicios se deben investigar adecuadamente los antecedentes de las personas relacionadas, y se debe ejercer suficiente supervisión sobre los mismos; es inaceptable que quien gana dinero vendiendo servicios al Estado, sirva al mismo tiempo de herramienta para conspirar contra su autoridad.
Quienes están interesados en someter al pueblo como servidumbre de la criminalidad y en penetrar a las instituciones estatales con quinta columna, deben ser evidenciados, sometidos a la justicia y castigados; ello requiere que saquemos fortaleza del mismo pueblo, que en vez de promover rumores intimidantes, saquemos la veta de la indignación y la voluntad de luchar para liberar a nuestra patria de la criminalidad, para vencer la impunidad y dar al pueblo la tranquilidad que se merece. Sin lugar a dudas, eso es lo que reivindicaría a las víctimas que suman miles a lo largo de años. De verdad, unámonos, unidos somos fuertes y vale más el talento puesto al servicio de la justicia, que al servicio de la maldad.
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