EDH-Editorial-Sin oír a los informadores pueden decretar censuras

En el poco más de un año del presente gobierno se han dado muchos casos de intentos por censurar o intimidar a los informadores. La agresión contra la libertad continúa sin pausa

Editorial.28 de Junio.Tomado de El Diario de Hoy.

Sin haber oído formalmente a periodistas, asociaciones de medios de difusión, representantes de gremiales hemisféricas ni a personas con experiencia y conocimiento en la materia, la Corte Suprema está preparando su dictamen sobre la despenalización del ejercicio del periodismo.

Hay una abundante, irrefutable y decantada jurisprudencia de muchos países y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que protege a los comunicadores de juicios, amenazas y procesos penales que en la práctica se convierten en mordazas a la información, a la crítica, al debate y al pensamiento.

Como bien advierte la jurisprudencia española, la alternativa a la libre expresión es el silencio. La censura es el equivalente del cementerio, de las hogueras del Medievo, de la quema de libros por Hitler, de los campos de concentración de Stalin y Mao. Es amordazar a los ciudadanos y forzarles a oír únicamente las voces de sus verdugos.

Los medios de difusión, como tampoco los ciudadanos que dicen, expresan, critican y apoyan dando la cara, no difaman, calumnian o insultan. No lo hacen porque cuidan su imagen, defienden su derecho a hablar y debatir, siempre rectifican al cometer error y se saben defensores del bien público, de los legítimos intereses de la gente.

Hay difamación, calumnia y ultraje, pero eso tiene lugar en las publicaciones clandestinas, en los anónimos que se difunden por internet, en las hojas sueltas y los panfletos que se reparten por las noches. Existen organizaciones vinculadas a partidos políticos y financiadas desde el exterior, cuya primordial tarea es desinformar, calumniar, agredir opositores a las conjuras del crimen organizado. Cualquiera puede verlas en distintos sitios cibernéticos que, como todos saben, son casi imposibles de suprimir.

Un mal o perverso fallo de la Corte daría armas a los malvados para destruir la libre expresión, sin dar posibilidad de silenciar las páginas cibernéticas de la calumnia.

No cesan en sus intentos por amordazar

La Asamblea Legislativa despenalizó el ejercicio del periodismo por lo que ya había comenzado a suceder: más y más medios de difusión, editores y periodistas eran procesados, o estaban bajo la amenaza de serlo, por las personales apreciaciones de individuos que se oponían a noticias en las que se les involucraba. Noticias de interés público y noticias para alertar de malas o delictivas conductas.

La estrategia de los enemigos de la libre expresión era muy simple: abrumar con demandas a los medios de difusión, a periodistas y directores, para forzarles a callar y además perseguirles. En un caso, un tribunal dio curso a una demanda contra un director por publicar lo que otro había firmado, lo que equivalía a convertir en censores a los responsables de los medios.

Los medios más importantes tienen recursos para resistir por un tiempo el acoso sin tregua de quienes buscan amordazarlos, pero los diarios y radiodifusoras de pequeñas poblaciones o de baja difusión se verían arruinados con un juicio penal. Más grave todavía, la gente que sufre atropellos, que es víctima de viciadas decisiones de funcionarios, que es perseguida por sus posturas políticas, quedaría en indefensión al no poder irse a los medios a denunciar.

En el poco más de un año del presente gobierno se han dado muchos casos de intentos por censurar o intimidar a los informadores. Y por lo que se puede ver, la agresión contra la libertad continúa sin pausa.

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