Juan José Daboub habla a su salida del BM. El nombre del economista sigue en la lista de candidatos para la presidencia del BID, pero él prefiere no confirmarlo.
29 de Junio. Tomado de El Diario de Hoy.
El economista Juan José Daboub que durante cuatro años ha tenido bajo su responsabilidad los proyectos del Banco Mundial en 125 países del mundo, en tres continentes, habla sobre su paso como director gerente del organismo financiero, donde asegura haber impulsado importantes reformas para hacer este organismo más flexible y rápido ante las demandas de los países o clientes.
Daboub es, según la vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina, Pamela Cox, un estratega de enormes capacidades que impulsó con dinamismo importantes reformas para el banco y su cobertura global.
En entrevista con El Diario de Hoy, Daboub analiza los desafíos que enfrenta El Salvador, castigado por la crisis económica global y por la delincuencia, y cree que el gobierno actual debe hacer ajustes para revertir eventos como la pérdida de ranking en el mundo de inversiones globales.
Este economista dice que en su paso por el Banco Mundial empeñó parte de sus habilidades en hacer reformas internas para que el BM pase "de ser un elefante a un lince, porque era excesivamente burocrático; todavía no es un lince, pero ha aprendido a hacer las cosas más rápido". Una muestra es que los accionistas estuvieron dispuestos a incrementar el capital de manera significativa, dice.
Su período está por concluir ¿cuál es su valoración de esta experiencia en el BM?
En estos cuatro años he tenido la oportunidad de aprender en varias áreas que para mí eran relativamente nuevas; he tenido la oportunidad de compartir también algunas experiencias sobre lo que aprendí en El Salvador en los años en que estuve como servidor público, pero también en la experiencia de mis propias empresas.
Han sido cuatro años enfocados en ayudar a la gente que tiene grandes necesidades, en generarle oportunidades para que pueda tomar las riendas de su destino en sus manos.
¿Y El Salvador ha estado en su mente?
Sí, porque en estos cuatro años me he enfocado mucho en servirle a mi país; este período ha sido récord en término de disponibilidad de recursos, fueron entre $650 y casi $900 millones de dólares si empezamos a contar desde finales de 2005 hasta la fecha, en áreas de creación de oportunidades, áreas sociales y de crecimiento económico; entonces si bien es cierto he estado involucrado con el mundo, no he perdido de vista a mi querido país.
¿Cuál es la lectura actual del país desde estas oficinas del Banco Mundial?
El Salvador, en el contexto de Centroamérica y el Caribe, ha sido afectado por la crisis; ese es un evento exógeno, pero el problema interno en el tema de inseguridad y la alta criminalidad son los dos más serios que existen. En el de la crisis internacional, hasta cierto punto, tiene poco margen de maniobra, pero en el tema de inseguridad sí se debería tener algún control.
¿Enormes desafíos?
Yo siento que el país, al igual que el resto de Centroamérica y el Caribe, tiene retos en esta dirección: tiene oportunidades en la medida en que continúe haciendo las reformas que todavía necesita para crear oportunidades, para que los ciudadanos tengan más empleos y en eso es lo que el BM ha estado trabajando.
¿Qué tipo de reformas necesita El Salvador para ajustar esas demandas?
El año pasado El Salvador perdió la calificación de grado de inversión, eso significa que el acceso a los mercados se hace más difícil y el costo de dinero es más alto; entonces, se deberían ver las razones de por qué se perdió eso y hacer los cambios que sean necesarios para recuperarla.
¿Eso ahuyenta las inversiones?
Las inversiones llegan en la medida que el riesgo-país y el riesgo-sector en el que van a invertir los empresarios tenga un nivel manejable, porque no hay cosas con cero riesgos; es cómo se manejan esos riesgos y eso significa predictibilidad, con reglas del juego claras, con respeto al derecho de la propiedad privada, remoción de obstáculos de tramitología y burocracia que no facilitan la apertura de empresas; entonces hay todo un trabajo por hacer.
¿Y qué dicen los informes internos del Banco Mundial sobre El Salvador?
Bueno el Banco hace cada año un reporte que es el "Doing Business" (Haciendo Negocios) y El Salvador ha venido perdiendo categoría, ha venido disminuyendo, más en los últimos tres años. Y eso es una pena, deben mirar ese informe que tiene varias partes y verlas para analizar qué se puede mejorar. Porque en la medida que usted mejora, los inversionistas le prestan más atención.
En cuanto al nivel de endeudamiento externo que sigue creciendo con organismos como este, ¿qué tan sostenible es en el mediano y largo plazo?
Me parece que en este momento, por los efectos de la crisis, es razonable tener los niveles de endeudamiento que se tienen, pero no es deseable para el largo plazo y hay que buscar la forma de resolver eso.
En cuanto a la reforma fiscal, usted dijo hace unos meses que sólo es viable si el Estado pone en claro sus prioridades
Son cuatro cosas en las que uno debe de prestar mucha atención, y eso no es exclusivo para El Salvador, sino para cualquier economía del mundo: uno es su base tributaria, los ingresos que recibe a través de los impuestos, usted quiere que esa base se amplíe, no que se suban los impuestos.
La segunda tiene que ver con la calidad del gasto y es cómo prioriza los pocos recursos que se tienen. El tercero es ver la necesidad de retener bienes del Estado que pueden perfectamente operarse vía alianza público-privadas; y el cuarto es ver su capacidad de endeudamiento y acceso a financiamiento.
¿Pero el panorama figura bastante desalentador?
Lo cierto es que los países en el mundo deben tener cuidado de esas cuatro variables que yo le señalaba para evitar caer en situaciones graves de las cuales sea difícil levantarse y que cueste mucho dinero, por eso es importante mantener una cierta disciplina, mantener cierto grado de estabilidad y, al mismo tiempo, algún grado de predictibilidad para que las inversiones lleguen.
¿Qué hay que hacer para que las inversiones lleguen?
Lo que se debe tener claro es que cuando el inversionista está viendo el globo terráqueo y quiere poner su fábrica de zapatos, ya sea en Vietnam, China, Polonia o El Salvador, lo que quiere es que haya una señal que le diga: El Salvador, El Salvador, porque cuando un empresario quiere poner una empresa de acceso al conocimiento, se debe proponer que el país esté en los primeros diez, y eso requiere un trabajo muy importante de señales, pero más importante de acciones.
Analistas del Banco Mundial han dicho que Latinoamérica no salió tan mal parada en la presente crisis, ¿qué tan sólida es esta afirmación?
Debo decir que América Latina logró sortear mejor esta crisis que otras partes del mundo, Asia también, aunque todas salieron afectadas, pero estas dos salieron menos que el resto del mundo.
Debo decir, sin embargo; que Centroamérica y el Caribe sí han sido bastante afectadas, porque son importadores netos de alimentos y de petróleo, y la crisis financiera golpeó al disminuir las remesas, la inversión y el financiamiento.
¿Se trazó algún plan especial para la región?
Se han redoblado esfuerzos para Centroamérica y el Caribe en áreas como infraestructura, transferencias de efectivo condicionadas y apoyo a la micro y pequeña empresa.
¿Cómo ha lidiado con la crisis financiera en el BM?
En los últimos 24 meses hemos tenido tres crisis: una de alimentos, una de petróleo y una financiera. Estas tres crisis han producido 64 millones de nuevos pobres en el mundo, esto por encima de los 1,400 millones de pobres o de personas que viven con $1.25 de dólar al día. Los retos han sido bien grandes, para mí ha sido una oportunidad histórica.
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