EDH-Ciudad ingrata y excluyente

 Teresa Guevara de López.27 de Junio. Tomado de El Diario de Hoy. 

Sí. Eso es nuestra capital: una ciudad ingrata y excluyente, donde no tienen cabida los minusválidos que urgen de una ciudad amigable, que les permita desplazarse. Y el centro de San Salvador es hoy un monstruo agresivo y maloliente, que devora entre sus fauces a quienes se arriesgan entre carretillas, cajas estibadas, sillas, mesas, champas, instalaciones formales y buses.

Zona prohibida para los ciegos, los que usan silla de ruedas o muletas, ancianos con bastón, mujeres embarazadas, arrastrando a otros niños, que les toca tirarse a torear buses, que como mastodontes arrasan con todo el que se anima a ingresar al pedazo de calle que quedó entre las tres líneas de puestos de venta que la usurparon.

Y gracias al ordenamiento del Dr. Quijano, aparece milagrosamente en plena Juan Pablo II, un parque con árboles, flores y sombra, antes perdido entre tanta porquería. Y aumenta la esperanza cuando se garantiza la salud de los pacientes de los hospitales públicos, al limpiar y lavar la argolla de suciedad, y desperdicios, producto de las ventas de comida, con su correspondiente población de ratas y cucarachas, que rodeaba la zona.

Contraatacan las bien organizadas mafias que perciben jugosas rentas de los puestos de la calle, que, pretendiendo velar por los intereses de los vendedores, han generado sangrientos enfrentamientos, dañando propiedad privada, y amenazando con mayores represalias si el alcalde insiste en su campaña de ornato y limpieza. Y exigen mesas diálogo, para que la alcaldía y la empresa privada les construyas buenos kioscos en las calles.

¿Cómo se puede dialogar con alguien a quien no le asiste ningún derecho para reclamar lo que ha usurpado? Las calles y aceras son públicas y están destinadas a la circulación de los peatones, por lo que los vendedores que por años se han apropiado de esos espacios, en detrimento de los usuarios, en espacial de los minusválidos, están cometiendo una ilegalidad.

No es solución pedirles que se metan a los mercados, porque como en el caso de los hospitales, los familiares de los pacientes ingresados que tienen que pasar el día entero haciendo cola para visitarlos, necesitan un lugar digno e higiénico para comer. Se debe construir un lugar agradable en la zona hospitalaria, que pueda albergar atractivos puestos de comida para llenar esa necesidad.

En el centro, viejos edificios abandonados se pueden convertir en mini centros comerciales, con galerías abiertas y ventiladas; y, en los predios baldíos, ubicar paradas de buses para que los que salen de trabajar después de las cinco de la tarde, cuando ya están cerrados los mercados, puedan comprar en la parada del bus. Las soluciones abundan, pero el alcalde se debe sentir apoyado por las autoridades en el titánico esfuerzo de sanear una zona convertida en nido de maleantes, drogadictos y delincuentes. Existen experiencias de éxito en grandes ciudades de Latinoamérica, para demostrar que sí se puede.

Pero, aunque parezca increíble, hay autoridades que se han manifestado en contra del proyecto, por lo que el alcalde fue interpelado por la Comisión de Municipalismo de la Asamblea, para justificar sus acciones. También fue puesto en el banquillo de los acusados por el Procurador de los Derechos Humanos, quien es parte de un gobierno de inclusión, pero que olvida el derecho de los minusválidos para circular por aceras adecuadas.

Y como según encuesta realizada por EDH, el 88% de los capitalinos apoyamos la iniciativa del alcalde, éste es el momento en que los funcionarios y los diputados deben recordar que han sido elegidos para velar por el bien común, y que los ciegos, los inválidos y los ancianos, necesitan espacios libres, pero no tienen como hacer sentir su voz y hacer valer su derecho a vivir en una ciudad amigable.

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