Wilfredo Rubio.28 de Junio. Tomado de Diario Co Latino.
En los últimos veinte años en El Salvador se ha aplicado un modelo económico improductivo, generador de desempleo y concentrador de riqueza que ha excluido a más del 50 % de la población que se debate entre la pobreza y la indigencia.
Al comenzar la crisis del capitalismo se contaba con el 40 % de la población activa desempleada o sub empleada, si se suman los desempleados del sector formal por la recesión de la economía, se tiene una población muy significativa, que ha encontrado como única salida natural disputar o conquistar un espacio público para la subsistencia y ubicarse en la actividad económica que con mínimos recursos les garantice al menos la alimentación de su grupo familiar. Cualquiera con un poco de razonamiento, concluye que perjudicar la actividad económica de esta población acrecienta el conflicto social histórico del país, independientemente de los costos sociales que esta actividad económica conlleva.
EL otro contingente que presiona al comercio de calles son las personas expulsadas del campo, incrementado por las políticas antiproductivas del modelo, quienes no logran huir al extranjero, se trasladan a las ciudades en busca de mejorar sus condiciones de vida, conseguir o buscar algún empleo y tener acceso a bienes y servicios que no encuentran en las zonas rurales (agua, energía eléctrica, escuelas y otras). Las ciudades atraen a la gente porque contienen y proporcionan lo que ellas necesitan, lo más importantes de estos productos son los alimentos.
Un aspecto característico del área metropolitana de San Salvador es la llegada, por las mañanas y tardes, de camiones y pick-ups llenos de alimentos -granos básicos, frutas y hortalizas, huevos, carne, leche- que vienen principalmente del exterior a la ciudad para alimentar a la población. Las condiciones de suministro y la distribución de alimentos en el área metropolitana tienen grandes repercusiones en la disponibilidad y calidad de los alimentos y en la economía de la población, particularmente de los más pobres.
La distribución de los alimentos que llegan a los consumidores del área metropolitana se realiza mediante mayoristas y comerciantes importadores que los venden a minoristas, quienes los distribuyen, principalmente, a través de mercados municipales, plazas, calles y tiendas minoristas de barrios y colonias. Sólo un 30% se distribuye a través de los supermercados. En los últimos veinte años, la creación y desarrollo de mercados mayoristas y minoristas prácticamente ha sido nulo.
Esta situación ha dado lugar a la saturación de los mercados existentes, poco espacio de circulación al interior, altos congestionamientos de vehículos en los estacionamientos y lugares de carga y descarga, insuficiente espacio de almacenamiento y refrigeración, deficiente infraestructura básica (agua, electricidad, drenaje) y cuando la hay es poco eficiente, creándose problemas de higiene e inocuidad, pérdidas de alimentos por deterioro, volviéndose éstos lugares de venta poco atractivos para los consumidores. Una de las respuestas de los vendedores ante la falta de espacio es la “creación de mercados” lo más cerca posible de los consumidores, en plazas, calles, parques y otros.
Cada vez es mayor el número de consumidores que se aprovisionan de los alimentos comercializados en calles, repercutiendo en problemas sanitarios, dificultando el tráfico de vehículos y el tránsito de personas, fuente de contaminación ambiental y perturbación social en general. La autoridades locales y estatales todavía no han tomado plena conciencia de que la mejora del sistema de suministro y distribución de alimentos, tanto desde el punto de vista físico como organizativo, repercute directamente en todo el funcionamiento de la ciudad y en las condiciones de vida de la población.
La alternativa ante la compleja problemática es la transitar hacia un modelo diferente.
Productivo, generador de empleos, proveedor de bienes públicos en cantidad y calidad principalmente de educación, salud, seguridad y protector del medio ambiente.
Sin embargo en el corto plazo es de urgencia mejorar el suministro y distribución de alimentos, hace falta una infraestructura de mercados y plazas de venta mayoristas y detallista en el área metropolitana de San Salvador. Siendo necesario planificar con mucho análisis el emplazamiento de los nuevos mercados y plazas de venta, estacionamiento de camiones, el acceso a servicios públicos y de evacuación de residuos, las normas de organización, gestión y los criterios para la asignación de espacios. Pero ante todo se requiere la integración coordinada de autoridades locales y nacionales importadores de alimentos, transportistas, los operadores de mercado y sobre todo de los numerosos comerciantes y vendedores del área metropolitana de San Salvador que urgen de una solución viable y sostenible.
La solución propuesta del Sr. alcalde es la típica respuesta fascista, ante las crisis sociales, económicas, aparecer como el “ líder Fuerte” utilizando la violencia para redimir a las mayorías, es la misma treta de la mano dura y súper mano dura. Para lograr ganancias políticas. Métodos de carácter fascista altamente conocidos y con resultados y consecuencias difíciles para los pueblos.
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